“El hombre, solo en el mundo, al menos solo nace y solo muere, trata de entenderlo, y aunque es consciente de que le es imposible, lo maquilla de la mejor manera que entiende para darle sentido y coherencia”

OPINIÓN. 
Piscos y pegoletes
. Por Enrique Torres Bernier
Profesor del Departamento de Economía Aplicada de la UMA


29/02/24. 
Opinión. El Doctor en Ciencias Económicas y especialista en turismo y ordenación del territorio, Enrique Torres, escribe en su colaboración en EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com sobre la existencia: “La conciencia del momento y de la oscuridad, en el sentido de no entendimiento, que nos rodea, y, al mismo tiempo del vértigo del abismo ante el que permanecemos, apoyados...

...en el débil sustento de la razón que avala nuestra existencia, se expresa en un grito de desesperación entre dos eternidades, llenas de oscuridad, es decir de desconocimiento”.

De la existencia y su conciencia

“La cuna se mece por encima de un abismo, y el sentido común nos dice que nuestra existencia no es más que una breve hendidura de luz entre dos eternidades llenas de oscuridad”
Vladimir Nabokov

Siempre me impresionó esta frase de este autor, más conocido por su novela erótica “Lolita” que por sus disquisiciones filosóficas. Tengo que confesarme un rendido admirador de Nabokov, hombre perseguido por los celos obsesivo de su esposa, y que incitó en mi, en este caso por “Lolita”, la necesidad de contemplar la necesidad de que los códigos penales contemplen la figura del corruptor de mayores, en muchos casos más indefensos que los menores.

En la frase se plantea el eterno problema del sentido de la existencia, especialmente cuando se tiene conciencia de la misma y de lo inane que resulta para el hombre.

La conciencia del momento y de la oscuridad, en el sentido de no entendimiento, que nos rodea, y, al mismo tiempo del vértigo del abismo ante el que permanecemos, apoyados en el débil sustento de la razón que avala nuestra existencia, se expresa en un grito de desesperación entre dos eternidades, llenas de oscuridad, es decir de desconocimiento.


El hombre, solo en el mundo, al menos solo nace y solo muere, trata de entenderlo, y aunque es consciente de que le es imposible, lo maquilla de la mejor manera que entiende para darle sentido y coherencia.

Estos montajes que superpone a la realidad, aunque se perecen poco a ella. Le permiten moverse por el mundo con cierta coherencia, basada en sus propias creaciones, normalmente abstractas y no refutables. Esto son todo los sistemas filosóficos con diferentes grados de elaboración y éxito, que productos d ideologías y momentos históricos van desfilando ante los humanos.

A pesar de todo, el sentido del vértigo ante el abismo de la nada al que Nabokov se refiere, estará siempre presente en el ser humano desde que tiene conciencia de su nacimiento.

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