Gitana de 29 años. Ejemplo de reinserción. Pacificadora que resuelve conflictos a diario. Ve como todo un barrio se pone de su lado cuando el Ayuntamiento la acaba de dejar sin empleo y puede quedarse sin casa

MÓNICA pone orden en el colegio, pone orden en la calle y lo pone en su casa. Durante 14 años con los 677 euros que ganaba al mes por atender durante 24 horas este centro social ha podido sacar adelante a sus dos hijos y a su marido, que está en paro. Hay muchas Mónicas en Málaga. Hay muchos casos similares de madres, hermanas e hijas que sostienen familias, y cuyo trabajo abnegado, continuo, callado y disciplinado no ocupa titulares ni tiene reconocimientos.
MÓNICA se crío entre la Cruz Verde y La Palmilla. Abandonó con 18 años los estudios. Limpió casas y empresas. Y al igual que muchos de su barrio y su generación, pasó por la cárcel en su primera juventud. La estancia en Alhaurín de la Torre, lejos de ser un estigma, fue el primer paso para la reinserción. Hace 14 años entró como conserje en el colegio y centro ciudadano 26 de febrero. Y eso fue su salvación. Allí vive con sus dos hijos de 11 y 4 años, en una pequeña vivienda junto a la conserjería.
NO es un trabajo fácil, no es un barrio fácil. No todo el mundo sería capaz de soportarlo. Hay conflictos, peleas, hay niños con familias rotas, desestructuradas, muchos envueltos en problemas impropios de su edad. “Todos los días hay lío”, resume Mónica, cuya labor también llega a las casas, y a las charlas con los padres, cuando acompaña a los chavales a deshora.

DICEN quienes la conocen mejor que es una mujer sensible, pero dura, que no se amilana ni se encoge ante ‘matones’, porque ella ya ha pasado por esos caminos.
AHORA el Ayuntamiento de Málaga ha sacado a concurso el “Servicio de control de accesos a los diferentes centros de la junta municipal de distrito Palma-Palmilla” y lo ha ganado una empresa, Servidis, que da empleo a personas con minusvalías. Como Mónica no está discapacitada, se ha quedado sin trabajo y puede quedarse sin la casa que habita. “El Ayuntamiento contrata un servicio, y es la empresa ganadora la que decide y contrata el personal para dar dicho servicio”, excusan desde el Consistorio. Es la ley, dicen.
PERO Mónica, que creía que cada cual iba por su lado, ha visto como todo un barrio se ponía de su parte. Colectivos sociales y vecinos han hecho de su permanencia casus belli. No van a permitir que la dejen en la calle. El 26 de febrero no abierto sus puertas por las tardes esta semana, hay concentraciones diarias al medio día, el martes hubo una manifestación y ayer otra marcha de protesta que precedió a una reunión con la concejala del Distrito, Mar Torres, para buscar una solución a este problema.
POR eso, por encima de los actos públicos y por encima de discursos que hoy pronuncien los políticos, la verdadera protagonista en Málaga del Día Internacional de la Mujer Trabajadora es Mónica Ruiz. Y su empleo, su casa, deberían ser inviolables cuando de esta gitana dependen tantos, y son tantos los que están dispuestos a luchar por ella
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