27/05/13. OPINIÓN. Extra Eclessiam nulla salus. No hay salvación fuera de la Iglesia. El dogma católico se puede aplicar por extensión al arquitecto Carlos Hernández Pezzi y su relación con el grupo municipal socialista del Ayuntamiento de Málaga. A día de hoy el arquitecto Hernández Pezzi sirve a sus propios intereses, y a los intereses del PP. En ningún caso a los del partido que le aupó al puesto y en el que milita. Tras un precedente similar, el del concejal Antonio Serrano con IU la pasada legislatura, cabe esperar que el díscolo concejal de la oposición seguirá haciéndole el caldo gordo al alcalde Francisco de la Torre. Pero no hay que olvidar que los ciudadanos no han elegido como su representante a Carlos Hernández Pezzi por ser como es, amable, inteligente, locuaz… no es así, el votante del PSOE ha votado a un partido, a una lista. Un artículo de EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com.

LA semana pasada el enfrentamiento entre el concejal Carlos Hernández Pezzi y el grupo municipal del PSOE se recrudecía a raíz de que el primero presentará una moción para el próximo pleno, al margen del PSOE, relativa a que se haga en Málaga un polo de atracción para los deportistas de élite. La portavoz María Gámez recordó a Pezzi a que “si está en el grupo debe respetar las reglas” y le instó a que “reconduzca la situación y si quiere seguir, se ajuste al proceder establecido” y si no, “puede dejar de estar en el grupo”. Tras la remodelación de octubre del año pasado, el arquitecto se quedó sin ninguna responsabilidad como concejal al negarse a dejar su acta, después de que se le pidiera dedicación exclusiva.

LA pasada legislatura hubo un caso parecido, el del enfrentamiento en el grupo de IU entre el exportavoz Pedro Moreno Brenes y el edil Antonio Serrano. La disciplina de Izquierda Unida forzó la salida de Serrano del partido tras intentar en vano su expulsión. El posterior recorte de derechos que sufrió el edil  -se limitaban a cinco los puntos del día en los que podía participar, se restringía su acceso a las comisiones de pleno, los consejos de distrito y territoriales, y otros órganos y empresas municipales- fue restablecido por una sentencia del Juzgado de lo Contencioso Administrativo nº 4 de Málaga con la que Serrano recuperó sus competencias iniciales.

ESTE precedente da cobertura jurídica a Pezzi para seguir actuando como concejal y formando parte de la corporación municipal como mejor le parezca. Y augura que el de la semana pasada no será el único episodio en el que el arquitecto actúa a favor del alcalde del PP al que tendría que fiscalizar, y en contra y al margen del grupo socialista.

HERNÁNDEZ Pezzi llega al PSOE después de pasar por IU -se afilió al PC en 1971- y también por Nueva Izquierda. Llegó a encabezar lo que se llamó ‘Málaga 2003’, un movimiento que después de una derrota electoral de Paco Oliva exige un gran debate interno en el socialismo malagueño, lo cual acabó consolidando a Marisa Bustinduy como candidata a la alcaldía de la Málaga. Hay que preguntarse cuánto de la necesidad vital de tener un trabajo fijo, y de conseguirlo en la Diputación, se debe a su “giro” al PSOE.

SEA como sea, el hecho es que la inclusión en una lista electoral conlleva el acatamiento de unas reglas del juego. Los partidos no son sectas, y se agradecen los que en política expresan su parecer e independencia sin ceñirse como un corsé a los argumentarios y doctrinas que impone un comité ejecutivo. Pero formar parte de un grupo significa actuar en beneficio del conjunto, de unas siglas, de un proyecto, y obedecer ciertas órdenes para que el funcionamiento sea el de un bloque unido. Y en este caso más que de alguien que va por libre, hablamos de alguien a quien no saber medir acertadamente el calibre de protagonismo personal necesario le juega más de una mala pasada.

LOS votantes que se decantaron por votar al PSOE en las últimas elecciones municipales no lo hicieron porque Carlos Hernández Pezzi era el número 2 de la lista, ni siquiera porque María Gámez era la número 1. Se vota a unas siglas, a un proyecto, o se vota en contra de unas siglas, de un proyecto, y eso lo sabe todo el mundo. Por más que Pezzi sea un intelectual, y una persona de trato exquisito y amable, humor fino y refinado orador, el papel que desempeña ahora en su venganza particular es poco digno.

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