Ante el silencio de los responsables de la Diputación, fue el periodista el que dio explicaciones al numeroso público que se quedó fuera de una sala abarrotada. VIDEO

VER a Bendodo y Évole juntos es como observar el ying y el yang. En una misma imagen caben lo blanco y lo negro, lo justo y lo ruin, lo verdadero y lo falso…una dicotomía que se ilustra en las cuatro fotografías difundidas por el departamento de prensa del gobierno provincial.
EL líder de los populares malagueños quiso aprovecharse del tirón mediático del antiguo Follonero, y al igual que ocurrió con la charla de Valdano y Pellegrini, ejerció de presentador de una persona que demostró por qué se ha convertido en un fenómeno de masas y un referente ético. Algo que entendemos difícil de llevar para quien no lo ha pedido.

ÉVOLE tiene el don de la credibilidad y la cercanía, amén de ser una inteligencia rápida, intuitiva. De la misma forma que hace preguntas brillantes ofrece respuestas sinceras. Y sin parecer un prepotente, sino un tío normal y corriente, que encima es divertido. Tiene ese don natural que hace que todo lo que sale de su boca suene a verdad. Algo que los políticos matan por conseguir y que solo algunos, y en una época determinada, poseen, como el mejor Felipe González en su día. Lo más alejado de la envarada y prepotente actitud de Elías Bendodo.
SU encuentro con la prensa fue una apasionada defensa de la profesión periodística. Por la mañana había acudido a escuchar al corresponsal de guerra Gervasio Sánchez, que recibía un premio de la UMA, y del que rescató el titular “La guerra y la miseria no son un espectáculo”. Otra de las citas que pronunció es la famosa de George Orwell que esta revista ha firmado como suya muchas veces: “Periodismo es publicar algo que alguien no quieres que se publique. Lo demás son relaciones públicas”. Y también una reciente de Juan Cruz: “O me entrevistas, o me quieres”. Defendió el oficio de informar en un momento en que el pueblo español quiere saber qué esta sucediendo – “Vivimos un momento mágico, una oportunidad histórica ante la demanda ciudadana de información”-. Alabó las preguntas difíciles como un ejercicio sano que afrontar sin miedo ni temor -y en la rueda de prensa hubo preguntas difíciles-. Subrayó que su mayor preocupación es la desigualdad social y la ruptura del estado de bienestar, con ricos cada vez más ricos y pobres cada vez más pobres -“un tópico, sí, pero que es cierto”-. Significó que los políticos son un reflejo de una sociedad que elige como sus representantes a personas implicadas en casos de corrupción. Anticipó un periodismo cada vez más crítico e incómodo con el poder “porque cada vez tenemos menos que perder”. Evidenció que las subvenciones y ayudas públicas a los medios son para orientar y condicionar los contenidos…

…Y frente al presidente de la Diputación, entidad que le había invitado al acto, respondió mirando a los ojos a Bendodo, que sí, que no queda más remedio que adelgazar las administraciones, que sean las diputaciones las primeras en caer, antes que la sanidad o la educación.
YA en la charla, en una sala abarrotada, censuró a los políticos profesionales criados en las juventudes de los partidos que no han ejercido otra actividad (Bendodo). Le escuchaban en las primeras filas unos cuantos cargos con este perfil (tres filas había de asientos reservados para vips) amén del presidente popular y de la Diputación, en el estrado, cuya carrera a partir de las NNGG es prototípica. De la misma manera que criticó la criminalización de los funcionarios o el cierre de la guardería de la Diputación.
LA verdad que es una lástima que en lugar de escucharle y tomar nota, Bendodo sólo se preocupe de hacerse una foto con un famoso, aún a costa de tragar bilis como tuvo que tragar. Pero si hay una anécdota que muestra la distancia que separa a uno de otro. Los dos raseros éticos, fue el gesto de Évole con el numeroso público que no pudo entrar a escucharle. Nadie, ningún responsable de la Diputación de Málaga, ofreció explicaciones a la gente que estaba en la calle. De hecho le dijeron al periodista que no saliera (ellos estaban muy contentos con el espectáculo. Aunque fuese una falta de respeto hacia la gente de Málaga que había acudido en masa. Mientras más follón mejor, parece ser su loca política social y cultural, y en particular la del director de La Térmica, el sinuoso y excesivamente bien pagado Salomón Castiel “Momi”). Aún así, el único que fue hacia la gente a dar la cara fue Évole. Pueden verle en este vídeo.
http://www.youtube.com/watch?v=nlODMDaknmY