OPINIÓN. La fachada indiscreta. Por Anton Iván Ozomek Fernández
Geógrafo y autor del blog ‘Edifeicios’

07/10/13. Opinión. El geógrafo Anton Iván Ozomek responde al columnista de diario Sur, Teodoro León Gross, que el 24 de septiembre publicó el artículo ‘Caer la Mundial’. El opinador del periódico de Vocento hablaba de una “histeria patrimonial” al hacer referencia a las plataformas vecinales que promueven la defensa de edificios como La Mundial. EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com ofrece esta columna de Ozomek, ‘Caer la dignidad’. “Los miembros de la Plataforma Ciudadana Torre Vigía, satisfechos por padecer lo que el señor León Gross considera una ridícula patología, seguiremos sumando nuestros esfuerzos para defender el cada vez más escaso Patrimonio Histórico malagueño, pese al escozor que nuestra ‘histeria’ procura a los especuladores inmobiliarios y a quienes irreflexivamente los defienden; porque, de no hacerlo, dejaríamos también caer la dignidad”.

Caer la dignidad

DESDE su tribuna en diario Sur (‘Caer la Mundial’, 24/9/2013), Teodoro León Gross nos alerta sobre la reciente aparición de una nueva patología urbana, una ‘histeria patrimonial’ que mueve a sus víctimas, ‘progresistas de salón, sin visión de futuro’, a un vertiginoso y caricaturesco afán conservacionista, conduciéndoles incluso a ridículos excesos tales como la defensa de ‘edificios vulgares del XIX que no tiene sentido conservar’, entre ellos esa ‘vieja pensión en ruinas’ que es La Mundial.

DESCONOCEMOS –no lo aclara el señor León Gross– la gravedad de este nuevo flagelo que ha venido a sumarse a los ya padecidos por la sufrida ciudadanía, ni si tendrá efectos contaminantes en otras capas sociales de más peso en nuestra ciudad, aunque bien podría tratarse del efecto secundario de un ‘mal viaje’, ya que el curtido periodista indica entre los síntomas más evidentes una ‘alterada percepción de la realidad’, e invenciones disparatadas como suponerle al citado edificio ‘un caché irreal como icono’.

Y es que frente a los razonables intereses de la promotora Braser, que transfigurada se presenta como adalid de la recuperación de un sector especialmente degradado del centro histórico de Málaga –Hoyo de Esparteros y Pasillo de Atocha–, este grupúsculo aquejado de síntomas alucinatorios ha llegado a desacreditar al gurú de la arquitectura planetaria, el galardonado señor Moneo. Increíble.

RESULTA razonable pensar que los muchos títulos que avalan la carrera académica y profesional del señor León Gross –incluido el Grado de Doctor– le hayan dotado de profundos conocimientos epistemológicos, y que sean sus sólidos fundamentos científicos en el ámbito de la Geografía y la Historia los que amparen la contundencia argumentativa que desarrolla en su artículo.


NO puede caber duda respecto a que el señor León Gross conoce bien que el centro de Málaga fue incoado BIC (Bien de Interés Cultural), bajo la figura de Conjunto Histórico-Artístico, en 1985 y finalmente declarado de modo formal en 2012. Y también ha de conocer el marco jurídico que rige en este ámbito; en particular la Ley del Patrimonio Histórico de Andalucía, la Ley de Ordenación Urbanística de Andalucía, el Plan General de Ordenación Urbana de Málaga, y el Plan Especial de Protección y Reforma Interior del Centro de Málaga. En este marco regulatorio, la reciente demolición de los dos edificios construidos a finales del siglo XIX en el sector urbano denominado Ensanche Heredia (también conocido como Soho) representa una flagrante transgresión de la protección establecida sobre el patrimonio arquitectónico en su condición de BIC de Conjunto.

QUIZÁS, divertido con las peregrinas exacerbaciones de estos ‘progresistas cortos de vista’, no ha tenido tiempo el señor León Gross de consultar las oportunas fuentes catastrales de los 175 edificios que componen este sector, única vía para conocer con exactitud la antigüedad de cada uno de sus elementos y, a partir del dato global, poder calcular qué porcentaje de edificios decimonónicos persisten en el sector y qué porcentaje ponderado representa la pérdida de estos dos inmuebles de más de un siglo de antigüedad. De haberse tomado esta pequeña molestia, sus afirmaciones respecto a esos ‘edificios vulgares del XIX que no tiene sentido conservar’ resultarían menos banales y lamentables, más aún en alguien que tiene el honor de formar parte de una Cátedra de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).

SERÍA esperable además que el señor León Gross, quien sin duda conoce el motivo para que existan leyes de protección sobre la fauna en vías de extinción, no ignorase que por la misma razón fueron redactadas las Cartas de Atenas, Venecia o Cracovia, referidas al deber moral de conservación del Patrimonio Histórico Arquitectónico y a partir de las cuales se acabaron consensuando y aprobando leyes para la defensa de la escasísima arquitectura del siglo XIX que aún perdura en la ciudad de Málaga, que en la actualidad representa un exiguo 1,5% del parque edificatorio del municipio, casi en su totalidad concentrado en el BIC Centro de Málaga.

EN cuanto a lo que el señor León Gross define como una ‘vieja pensión en ruinas’, conviene destacar en primer lugar que el inmueble se localiza en un sector urbano conocido como Hoyo de Esparteros-Pasillo de Atocha –delimitado por las calles García Caparrós, Plaza de Arriola, Atarazanas y Prim–, contabilizándose veintiocho edificios en el año 1956/57, momento en que la arquitectura ‘moderna’ (el estilo Internacional) se introduce por primera vez en el Centro Histórico de nuestra ciudad gracias a la entonces recién aprobada Ley del Suelo.

EN aquel tiempo, en lo que al Hoyo de Esparteros se refiere, bien podría hablarse –retomando una expresión usada por el periodista– de ‘calles céntricas que conforman una partitura urbana muy melódica’.


HOY en día, claro está, ya no puede hablarse en estos términos, porque la zona ha sido degradada intencionalmente y en el presente año 2013 tan solo se contabilizan siete edificios con valor Histórico-Artístico, de los cuales dos cuentan con Protección Arquitectónica de Grado I (en la práctica esto supone una protección solo aparente pues pueden ser demolidos manteniendo únicamente la fachada); otros dos con Protección Arquitectónica de Grado II (falsa protección pues pueden ser demolidos por completo dentro de la más absoluta legalidad); y los tres restantes no cuentan con ningún tipo de protección especial, luego también pueden ser demolidos de acuerdo con el criterio del promotor inmobiliario de turno y el seguro beneplácito del Ayuntamiento, tal y como se proyecta hacer con La Mundial en las próximas semanas, un edificio al que se le intenta provocar un ruinoso estado desde el 2008, momento en que se acuerda entre la Gerencia de Urbanismo y Braser la degradación del edificio, perdiendo sin la debida justificación legal la protección arquitectónica otorgada a finales de los años 1980.

EN este sentido, cabe hacer un inciso para destacar un extracto de la Sentencia 3183/2010 del Tribunal Supremo que hace referencia a un caso ocurrido en el BIC Centro Histórico-Artístico de Burgos sobre dos edificios del siglo XIX que tenían un grado de protección muy similar al de La Mundial y en el cual las Administraciones Públicas competentes fueron condenadas a la restitución de la legalidad Patrimonial y Urbanística vulnerada: “Los edificios se catalogaron en el planeamiento anterior como merecedores de protección sin que se haya demostrado que tal grado de protección estuviese equivocado puesto que las razones, tenidas en cuenta en su día para establecerlo, subsisten y no se ha justificado que fuesen erróneas. La única razón que las Administraciones demandadas aducen para justificar la degradación del nivel de protección es de oportunidad, con el fin de facilitar su adaptación para el uso que con un determinado proyecto se trata de implantar. La preservación del patrimonio artístico y cultural español no puede quedar a merced de cualquier contingencia, cual es, en este caso, la obtención de un concreto equipamiento por muy necesario que sea”. Sería muy recomendable que el señor León Gross conociera esta jurisprudencia, aunque si lo hiciera tal vez acabara calificando también a los jueces del Tribunal Supremo de ‘progresistas de salón’.

RESPECTO a los otros veintiún edificios históricos de este sector urbano, fueron demolidos de forma sistemática, década tras década, y en la actualidad la zona cuenta con seis solares pendientes de edificar, con un edificio que solo conserva el muro de fachada original (Hotel Atarazanas), otro cuya parcela desapareció para convertirse en espacio público (aceras y calzada en la confluencia de Plaza de Arriola y García Caparrós), y trece edificios contemporáneos (dos construidos en la década de 1960, uno en los años 1970, cuatro en los años 1990, y seis en la primera década del siglo XXI). También resulta de interés destacar que en la zona se produjeron nueve alteraciones de la trama urbana histórica que afectaron profundamente a la morfología viaria así como al la configuración parcelaria.

EL sector Hoyo de Esparteros-Pº de Atocha, en conclusión, ha perdido en las últimas cinco décadas el 75% de sus edificios históricos originales y ha sufrido importantes alteraciones en su trama urbana, lo que –en caso de llegar a materializarse el proyecto de la promotora Braser– se intensificaría gravemente, ya que el Pasillo de Atocha desaparecerá, el edificio conocido como La Mundial será demolido (y reproducido posteriormente con una copia moderna sin ningún valor Histórico-Artístico), y de las ocho parcelas catastrales afectadas acabarán resultando, por fusión, solo tres, ya que se erigirán otros dos nuevos inmuebles (aparte del pastiche reproduciendo La Mundial), uno de los cuales, con sus 30x40 metros de lado y 45 metros de altura producirá un notable impacto en el paisaje urbano, al triplicar los volúmenes tradicionales de los auténticos edificios históricos del BIC Centro de Málaga.

EN cuanto a la drástica alteración de la trama urbana histórica protegida, cabe destacar que el Ayuntamiento de Málaga alega en su edicto 4611/2011 que “la eliminación de la calle Pasillo de Atocha no rompe ningún trazado histórico”. No es broma, puede consultarse esta afirmación en la página 37 del Boletín Oficial de la Provincia de Málaga, número 93, de 18 de mayo de 2011.


RESULTA llamativo, a tenor de todo lo expuesto, que el señor León Gross, a la hora de determinar la calidad patrimonial de La Mundial y de cuantificar los beneficios del convenio entre Ayuntamiento y Braser para recuperar tan degradado entorno, haya pasado por alto en su reciente artículo todas estas cuestiones de máxima relevancia, pues cualquier valoración de un edificio o de un plan urbanístico, aislados de su contexto geográfico, histórico y jurídico, resulta no ya inútil desde un punto de vista científico, sino que es por completo espuria.

POR su parte, el señor Rafael Moneo –conociendo o no este contexto de la zona donde ha proyectado el polémico edificio– afirmó (diario Sur, 29/6/2012) que "el gesto simplemente de mantener La Mundial, reproduciendo su fachada en el fondo de la plaza, es prueba del deseo de que la transición entre lo viejo y lo nuevo se produzca sin discriminar a la ciudad antigua o lo viejo". Toda una declaración de intenciones que parece embelesar a próceres, empresarios y malagueños rendidos ante un Premio Pritzker pero que a otros ciudadanos nos asquea por su desmesurada hipocresía.

NO resulta posible en esta ocasión, por cuestiones de extensión, entrar a comentar todo lo relativo al origen y devenir del edificio conocido popularmente como La Mundial –que también podría ser con todo rigor denominado Palacete de los Condes de Benahavís, quienes lo ordenaron construir para convertirlo en su residencia oficial– pero su valor patrimonial ha sido refrendado suficientemente por varias investigaciones de profesionales de la Universidad de Málaga, a disposición de quienes quieran tomarse la molestia de conocer un poco más en profundidad la riqueza patrimonial de esta ciudad, y así compensar un poco la marea de desinformadas y malintencionadas declaraciones que están consiguiendo que se hunda este edificio diseñado por el mismo arquitecto de la calle Larios.

SIRVA para finalizar suponer que, según la línea descalificadora practicada por el señor León Gross, alguien como por ejemplo el doctor Félix Rodríguez de la Fuente se convierta en  ‘naturalista de salón’, empeñado en la histérica defensa de una fauna ibérica trasnochada y sin valor productivo alguno, que le llevó a proteger ‘hasta la caricatura’ a vulgares lobos, buitres y cabras, afectado también sin duda por una miopía conservacionista y una distorsionada percepción de la realidad.

EN cualquier caso, los miembros de la Plataforma Ciudadana Torre Vigía, satisfechos por padecer lo que el señor León Gross considera una ridícula patología, seguiremos sumando nuestros esfuerzos para defender el cada vez más escaso Patrimonio Histórico malagueño, pese al escozor que nuestra ‘histeria’ procura a los especuladores inmobiliarios y a quienes irreflexivamente los defienden; porque, de no hacerlo, dejaríamos también caer la dignidad, no solo La Mundial.

PUEDE leer aquí el blog de Anton Ozomek: http://bodrios-arquitectonicos-centro-malaga.blogspot.com.es/

PUEDE ver aquí anteriores artículos de Anton Ozomek:
- 20/03/13 ¿Por qué lo llaman rehabilitación cuando quieren decir fachadismo?
- 09/01/13 Lo que la Junta se llevó. Una triste historia sobre la demolición de los cuarteles de La Trinidad
- 25/07/12 En busca del palacio perdido de la Sonora. O cómo demoler un edificio con protección integral en Málaga al amparo de la Ley del Patrimonio Histórico sin que las autoridades investiguen nada de nada
- 31/05/12 La insoportable levedad del hotel de Rafael Moneo. Relato sobre la grave especulación urbanística en el Hoyo de Esparteros y la destrucción del patrimonio histórico
- 30/04/12 Geografía del desastre. Una minuciosa descripción del expolio del centro de Málaga, que tiene más casas nuevas que históricas
- 03/10/11 Infografía del proyecto definitivo para acabar de una vez por todas con la Catedral de Málaga