CARTA AL DIRECTOR. Por Dolores del Río Yañez

26/07/07. Opinión. “Me hubiera abrazado al tronco del gigante que me miraba quieto, para llorar toda la rabia que se me estaba formando dentro”,  Dolores del Río Yañez expresa en esta Carta al Director que hoy publica EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com el dolor y la impotencia ante...

CARTA AL DIRECTOR. Por Dolores del Río Yañez

26/07/07. Opinión. “Me hubiera abrazado al tronco del gigante que me miraba quieto, para llorar toda la rabia que se me estaba formando dentro”,  Dolores del Río Yañez expresa en esta Carta al Director que hoy publica EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com el dolor y la impotencia ante el plan de ”las constructoras de los amigos de De la Torre para cortar los enormes troncos plateados” de la avenida Martiricos.

EL miércoles me tocó ir a la Escuela Oficial de Idiomas a unos asuntillos. Llegué a eso de las 12.30 h. y como el sol empezaba a apretar agradecí la sombra fresca de los eucaliptos del paseo de Martiricos, agradecí su tónico aroma y me acordé del inquietante proyecto que se traen entre manos Telefónica y Francisco de la Torre: el soterramiento de ese paseo.
  
Y allí, frente a un eucalipto que debe tener ya bastante más de los cien años, (dos personas tendrían dificultad en rodear su perímetro si quisieran abrazarlo), me dio por pensar hasta dónde llegarían sus raíces y qué iba a pasar con ellas en el momento del soterramiento y me dio por temblar al pensar qué iba a pasar con aquel gigante de tronco plateado y amable y en todos aquellos gigantes que me rodeaban brindándome su sombra y su aroma sin pedirme nada a cambio.
  
ME vino a la mente entonces una imagen de la Semana Santa del 77, yo era una niña montada en un Simca 1200 y miraba asombrada un mar rojo de banderas agitadas por chicos y chicas que cantaban y se abrazaban y se besaban bajo esos mismos eucaliptos celebrando una ansiada legalización. Uno de tantos momentos de la Historia en que esos árboles nos habrán mirado a los malagueños desde lo alto de sus copas lánguidas.
  
EL miércoles, frente al gigante centenario, empecé a sentir una rabia mala por dentro y me pregunté si Medio Ambiente no tiene nada que decir en todo esto antes de que las constructoras de los amigos de De la Torre comiencen a cortar los enormes troncos plateados y a sustituirlos por palmeras traídas de algún vivero de otro de los amigos de los que se frotan ya las manos con todo este asunto. O si no habrá unos vecinos que la monten como la montaron los del Camino del Colmenar hasta conseguir que les dejaran tranquilos los naranjos. Si no habrá alguna forma de organizarse, si Ecologistas en Acción podrían ayudar en algo... qué se yo... El miércoles pensando todo eso me hubiera abrazado al tronco del gigante que me miraba quieto, para llorar toda la rabia que se me estaba formando dentro, si no llega a ser porque había tres hombres en la puerta de Telefónica y me dio vergüenza.

Dolores del Río Yañez

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