OPINIÓN. Aviso para caminantes. Por Alfredo Rubio
Profesor
de Geografía de la
Universidad de Málaga
07/10/10. Opinión.
“Cuando nos referimos a la
Costa del Sol Occidental la observamos como problema
medioambiental, urbano y territorial pero pocas veces aludimos a lo que es un
secreto a voces: la degradación general de todo aquello que forma una atmósfera
(…) Carecemos...
OPINIÓN. Aviso para caminantes. Por Alfredo Rubio
Profesor
de Geografía de la
Universidad de Málaga
07/10/10. Opinión.
“Cuando nos referimos a la
Costa del Sol Occidental la observamos como problema
medioambiental, urbano y territorial pero pocas veces aludimos a lo que es un
secreto a voces: la degradación general de todo aquello que forma una atmósfera
(…) Carecemos de programaciones conjuntas que provoquen una imagen cultural
distinta”, escribe el colaborador de EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com Alfredo Rubio, consciente de
que con estas palabras “molesta, suscita opiniones encontradas”, pero requiriendo “esfuerzos muy distintos de los aplicados
hasta la fecha para cambiar su signo (...) convendría
menos mercadotecnia obvia y mas sentido común y exigencia crítica”.
La Costa del Sol y el glamour imposible: de 2009 a 2010
CON la camisa abierta, un collar de oro macizo con el escudo de cualquier club de fútbol y los ojos abiertos como platos es imposible que alguien tenga glamour alguno. Los programas rosas o del corazón -ahora más que rosa tienen el color de la sangre derramada- auténticas bazofias con las que la mayoría de las cadenas privadas nos vienen deleitando desde hace tanto tiempo que he perdido la cuenta, volvieron a poner de moda la palabra y sus sucedáneos. Allí se dice que alguien es “glamuroso” o que tiene un “estilismo” glamuroso. En esos programas, donde todos gritan, se autoconsideran capaces de saber algo del glamour e incluso de sentar las bases de lo que pudiera ser. Es preocupante que ninguno de ellos pueda pasar por alguien elegante ni en fondo ni en forma. Más aún que sean auténticos prescriptores. Resulta paradójico que la palabra de donde procede glamour (glammar) se atribuyera a aquellos dotados de facilidad de palabra oral o escrita.
¿CÓMO pueden ser árbitros en este asunto semejantes elementos? ¿Es imaginable una

TODO esto tiene que ver con Marbella y, en general, con la Costa del Sol y su preocupante decadencia. En los primeros días de agosto del 2009 el periódico de máxima circulación e influencia de la provincia, en su edición para la Costa del Sol Occidental, ponía en su primera página una gran foto que anunciaba la noticia: el doble oficial de Michael Jackson visitaba Marbella. Aquel verano llegaron otros dobles. Parecía evidente que o no había noticias de relevancia o que alguien tenía que inventárselas. ¿Qué valor tiene que el doble patético de otro ser patético visite Marbella? Por entonces escribí que ya no llegaban ni los personajes verdaderos. Y se me ocurrió una idea: con urgencia había que fabricar los dobles de todos los personajes que dieron su aura a la Marbella de los años heroicos. Los dobles de todos los personajes de aquella Marbella que fue, contratados como permanentes figuras vivas de un supuesto glamour antiguo. Además estos dobles tienen la ventaja de su disponibilidad absoluta.
PERO en el verano del 2009 la cosa no acabó ahí: tal vez el mismo día o el siguiente El País tuvo a bien publicar este asunto de los dobles que nos visitaban y expandían su elegancia por nuestras calles, fueran las de Málaga ciudad o las de Marbella. ¡Insuperable!
LA ausencia de elegancia es lo que caracteriza la atmósfera y las realidades generales de la Costa del Sol y lo más problemático es que no disponemos de patrón alguno de referencia. Ese mismo diario, unos días después, en la misma edición, propuso a sus lectores un reportaje de dos páginas sobre Puerto Banús, como meca del esplendor, la belleza y la elegancia. Casi simultáneamente un programa de TV de gran audiencia (La Noria) suscitaba un debate sobre Marbella y su futuro con la participación de auténticos expertos (?): Antonio David, Maricielo Pajares y Yola Berrocal, como representantes de una línea defensora de una puesta al día modernizadora de Marbella. Se oponían a tres representantes de su antiguo esplendor, cuyos nombres no recuerdo. Aquello me pareció el colmo del desvarío y, lo que es peor, creo que provocaban un daño irreversible a la imagen de Marbella y de la Costa del Sol en general.
EN el reportaje del diario Sur sobre Puerto Banús sólo las fotografías eran ya lo suficientemente expresivas del desastre: gentes fotografiándose delante de yates grandísimos -otra señal: la del volumen- que parece expresiva de la elegancia, la belleza, el equilibrio, la armonía. Gentes fotografiándose ante algún automóvil de color amarillo chillón, un deportivo, también símbolo de lo que aquí transcurre. El periódico lo reflejaba así: “coches de alta gama, boutiques y yates infinitos. Puerto Banús sigue siendo un escaparate de lujo que cada año atrae a millones de visitantes. En pleno agosto, el recinto náutico vive estos días su punto álgido, con los atraques al cien por cien y las calles atestadas de curiosos con ganas de llevarse como souvenir una fotografía junto a un Ferrari o la embarcación exclusiva de algún multimillonario” (Sur, edición Marbella-Estepona, 9 de agosto de 2009).
SUCEDE que la gente va a ver lo que supone que es el lujo: llegan hasta cinco millones de

EN Liverpool unos dobles de los Beatles caminan lentamente por el famoso paso de cebra mientras se amontonan a ambos lados los curiosos. Algunos hacen fotografías. Parece el modelo-ficción.
UNO de los componentes de la crisis es de déficit de glamour, sea como elegancia inconsciente o muy sofisticada; como atmósfera que ha sido borrada por un continuo acomodo al turismo de masas y sus demandas, por otra parte lógicas, de precios más baratos; de establecimientos hosteleros de comidas rápidas. Desaparición de la belleza. Hemos permitido una evolución degradante.
NORMALMENTE cuando nos referimos a la Costa del Sol Occidental la observamos como problema medioambiental, urbano y territorial pero pocas veces aludimos a lo que es un secreto a voces: la degradación general de todo aquello que forma una atmósfera. Soy consciente de que hay una lista con una constelación magnífica de hoteleros, hosteleros, restauradores; incluso que tenemos algunas estrellas ‘michelín’ pero todo ello puede significar bien poco si la media no representa (o presenta) una oferta de calidad. Carecemos de programaciones conjuntas que provoquen una imagen cultural distinta. Nuestros museos, exposiciones, centros culturales, equipamientos y actividades deben coordinarse y actuar en red. Un ejemplo: la ausencia de acuerdos, conciertos o convenios convierten la oferta de los múltiples palacios de congresos existentes, incluido el de Málaga ciudad, en sedes de actividades generalmente irrelevantes. Cuando escribía esto en el Palacio de Congresos de Estepona se estaba celebrando el II Festival de la Cerveza. ¿Se puede entender? Introducir la elegancia, la serenidad, el esfuerzo conjunto y continuo significa otra cultura que requiere el largo plazo y la dirección de personas realmente adecuadas para el esfuerzo de lo que ahora se llama excelencia. En este caso, la creación (social) de la elegancia y de una atmósfera determinada.
AL escribir esto se es consciente de que molesta, que suscita opiniones encontradas. Si pensamos en la Costa del Sol como un recurso turístico irreversible, que debe continuar siendo y representando un vector fundamental para la economía provincial, es decir, para que miles y miles de ciudadanos puedan seguir ganándose la vida, que es de lo que se trata, se impone con urgencia comenzar a trabajar en cambios que sólo se plasmarán en el largo plazo. No vamos a cambiar una realidad concreta en cuatro meses ni en dos años. Por eso conviene decirlo ahora, incluso correr ese riesgo, puesto que se trata de comenzar a configurar otro futuro (largo plazo).

LA Costa del Sol está llena de actividades y asuntos sorprendentes, generalmente desconocidos por ciudadanos y visitantes. No todo es negativo. Hay potencialidades en la sociedad, incluyendo segmentos empresariales muy dignos de consideración. En tales segmentos, muy lejos de aquellos que entienden los negocios como meras máquinas de especulación, encontramos sueños, proyectos y capacidad de hacer frente a los cambios. No podemos depender de que venga a vernos M. Obama. Tal vez, no lo sé exactamente, la sociedad costasoleña esté desorientada tras más de una década de ciclo alcista, tan largo y destructor, pero en ella observo contenidos que producen confianza. Acaso necesite un marco donde inscribir un protagonismo necesario para desarrollar su creatividad. Sólo entonces emergerán las diferencias, aquellas que perdimos (irrecuperables) y podemos inventar desde ahora para el futuro.
PUEDE consultar aquí anteriores artículos de Alfredo Rubio:
- 09/09/10 Silencio
- 30/12/09 Conversaciones con un campesino sobre los colores, la luz y la transparencia
- 06/10/09 Qué nos deparará el futuro: sobre revistas, libros, libreros, editoriales y editores
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