OPINIÓN. El buen ciudadano. Por Rafael Yus Ramos
Coordinador del Gabinete de Estudios de la Naturaleza de la Axarquía

30/01/13. Opinión. “Si quiere mantener su imagen y su fama como destino turístico, Nerja ha de apostar por el mantenimiento de sus valores singulares, primar  un turismo hotelero (más que el residencial) y cuidar la calidad de su oferta turística, evitando la tentación de emborracharse con una masiva afluencia o estancia residencial que, lejos de dar mejores beneficios, a medio y largo plazo acaban por generar problemas ambientales y destrucción del destino turístico, tal vez de forma irreversible”. Nueva colaboración de Rafael Yus con EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com en la que analiza la sostenibilidad de Nerja como destino turístico en base a indicadores fijados por expertos universitarios.

¿Es sostenible el modelo turístico de Nerja? El valor de la opinión

LA costa malagueña lleva prácticamente un siglo de desarrollo turístico, aunque lo que se entiende hoy por turismo, el turismo de masas, solo abarca la mitad de ese periodo. En un artículo anterior –ver informaciones relacionadas- comenzamos un análisis del turismo en la Axarquía tomando como referencia el destino turístico que a priori consideramos de mayor calidad en esta comarca y posiblemente en todo el litoral malagueño: el municipio de Nerja, y tratamos de hacer un balance histórico sobre las causas de su desarrollo y cuáles son los principales factores que contribuyen a la calidad de dicho destino, concluyendo que era el paisaje litoral y montano, el ambiente pueblerino (tranquilo) y, por supuesto, como otros destinos de Málaga, el clima y la luz, sus principales ingredientes, aunque reconocemos que, al menos en el ámbito español, han contribuido a su difusión eventos como el descubrimiento de la Cueva de Nerja y la filmación de la serie española Verano Azul.

EN este nuevo artículo vamos a intentar analizar la sostenibilidad de este destino turístico sobre la base de los indicadores que proponen algunos autores, como A. Sancho y G. García1, de la Universidad de Valencia, y sopesaremos su alcance a la luz de nuestro conocimiento sobre la realidad tangible en este destino turístico.

ESTE tipo de análisis se desarrolla mediante un sistema de comparación sobre la base de la opinión de tanto la población turista o temporal, como de la población residente. Se centra especialmente en el componente subjetivo de percepción del sujeto de la realidad que vive o ha vivido. Para hacer la comparación se escogen destinos turísticos maduros con características similares. Esta aproximación tiene la virtud de que pone en juego la conceptualización que adquiere el sujeto de un entorno complejo, para cuyo análisis objetivo se requieren multitud de datos. En cambio hay que reconocer sus limitaciones, que pueden resolverse complementándolo con datos objetivos. En cualquier caso, la herramienta es útil para mostrar de manera sintética las posibilidades del destino turístico de sobrevivir en el tiempo, es decir, ser sostenible.

SEGÚN la Unidad Sectorial de Normalización en Turismo Sostenible (USNTS, 2006), se considera destino turístico maduro aquél en el que se generan múltiples dinámicas y transformaciones en sus condiciones históricas, sociales, culturales y políticas debidas a la actividad turística, pudiendo ser considerado como una “unidad de planificación y gestión del territorio” que como espacio geográfico delimitado, defina imágenes y percepciones determinantes de su competitividad en el mercado turístico. El destino turístico se caracteriza por la presencia de atractivos, infraestructura básica, estructura turística (hoteles, restaurantes, tour operadores, etc.) superestructura (instituciones públicas, privadas, agremiaciones y existencia de políticas públicas sectoriales), así como una oferta concreta (conjunto de bienes y servicios turísticos ofrecidos al visitante o turista por diversos grupos humanos entre los cuales se destaca la población local). A la vista de esta definición, el municipio de Nerja debe ser considerado un destino turístico maduro, por lo que llama poderosamente la atención que no se le hayan aplicado aún las políticas de cualificación (Plan Qualifica) reservadas a destinos turísticos maduros.

EN estos destinos turísticos maduros es donde se pueden apreciar los efectos de la industria turística, tanto desde del punto de vista económico como el ambiental y social, las tres patas de la sostenibilidad. No ha de perderse de vista que el desarrollo turístico sostenible es considerado por la Organización Internacional del Turismo (OIT) como un proceso integrado donde los elementos económicos, sociales, y medioambientales se interrelacionan con los agentes que lo gestionan en un sentido globalmente positivo. Se entiende que esta valoración es más un camino que el resultado final de un proceso. Por ello es necesaria la evaluación continuada del mismo para formular estrategias permanentes que aseguren la gestión sostenible del destino. Para ello es importante contar con una estructura más o menos estable y conocida por todos los agentes implicados en ese desarrollo endógeno de los destinos turísticos (población local, administración, empresas, turistas, medios de comunicación y ONGs). Teniendo esto presente, todo análisis de la sostenibilidad de un destino turístico debería contemplar estos tres ejes, aunque desde una perspectiva empresarial al final lo que interesa sea solamente el grado de satisfacción del cliente (turista). Veamos a continuación los resultados de una investigación basada únicamente en la opinión de los sujetos (residentes y visitantes) de algunos destinos turísticos, entre los cuales se sitúa Nerja que se considera comparable con Peñíscola en cuanto a que reúnen los productos de “sol y playa” y “cultural”.  En principio, pues, ambos destinos compiten por una clientela que busca ambos componentes y a priori podría considerarse como más completos que otros municipios que sólo ofrecen uno de estos componentes, como Torremolinos, que desarrolla únicamente “sol y playa”.

PARA ello se elaboró una encuesta que utilizaba una serie de indicadores de sostenibilidad (en las tres patas: económico-social y ambiental) percibibles por los sujetos (residente y visitante) del destino turístico, entendiéndose que el liderazgo del destino se obtiene con el menor número de impactos negativos (vistos por la población residente) o con el máximo número de impactos positivos (vistos por la población visitante). Los resultados, de tres destinos turísticos que nos interesa comparar, se muestran en la Tabla 1.


EL ámbito económico-social se testó con una encuesta que consideraba 5 impactos negativos (inflación, distribución no equitativa de la renta, cambios culturales, del estilo de vida, peor calidad de vida) y 8 impactos positivos para la población local (empleo, inversión, mejora en las infraestructuras, mayor nivel de vida, mayores medios culturales recuperación de monumentos y artesanía local, satisfactorio intercambio cultural). A su vez, la encuesta a los turistas ha valorado 5 aspectos (equipamientos y servicios públicos, señalización turística, conservación de los monumentos y ambiente sociocultural). Si comparamos las percepciones de los sujetos en los dos destinos turísticos competidores, Nerja y Peñíscola, se observa una relación diametralmente opuesta: mientras que en Peñíscola el posicionamiento local es mucho más débil que el del turista, en Nerja sucede justo lo contrario: el posicionamiento del turista es más débil (aunque no tan diferente como en Peñíscola) del posicionamiento local. Dicho de otro modo, en Nerja la población local percibe beneficios económicos y sociales en el desarrollo turístico, pero algo menos desde la perspectiva del turista. Se observa que en el ranking de conjunto el destino de Nerja supera, por poco margen a su más directo competidor, Peñíscola, pero paradójicamente, a pesar de que a priori presenta mejores recursos que Torremolinos (ej. la montaña, la Cueva de Nerja, los acantilados, y un mayor “tipismo”), el balance tanto de la población local, como la visitante y la global es literalmente el mismo. En la Figura 1 se puede observar que en el ámbito socio-económico, Nerja queda en mejor posición que Peñíscola (se supone que el máximo o punto líder estaría en el extremo superior de la diagonal) pero prácticamente coincidente con Torremolinos. Este resultado, en principio relativiza los argumentos de los defensores del llamado turismo cultural y por supuesto la idea (ya discutida en el artículo anterior) de que la Cueva de Nerja sea un recurso “fundamental” para el turismo de Nerja. Nosotros consideramos que, ciertamente, es un recurso, pero no tanto para Nerja como para otros destinos turísticos más o menos alejados, dentro de la Costa del Sol. Dicho de otro modo, para que la Cueva de Nerja fuera determinante tendría que ser una oferta exclusiva o, al menos, más fácil para el turista de Nerja, pero no sucede así, porque los paquetes turísticos y los sistemas de comunicación creados desde los años 1970s para llegar a la Cueva de Nerja desde Málaga, hacen que un turista de Torremolinos goce de las mismas oportunidades que uno de Nerja. Por otra parte, no se ha de perder de vista que la satisfacción socio-económica de la población local de Nerja no se corresponde enteramente con la del turista (por lo que en la gráfica quedan por debajo de la diagonal), quien contempla problemas en los aspectos encuestados (equipamientos y servicios públicos, señalización turística, conservación de los monumentos y ambiente sociocultural), datos que deberían ser tenidos en cuenta por las autoridades locales.


EN el ámbito medioambiental se pidió la valoración de la población local sobre los impactos percibidos por la actividad turística en su entorno (contaminación y congestión de tráfico en temporadas baja y alta y ruido ambiental nocturno y en temporadas, y la posibilidad apuntada que el turismo pueda ayudar a recuperar zonas naturales), mientra que a la población visitante (turística) se les pidió una valoración sobre 13 aspectos medioambientales del destino (paisaje e integración con el entorno, limpieza de calles, playas, agua del mar, aguas interiores y bosques, recogida y reciclado de basuras, olores, calidad del agua, congestión de tráfico y ruido). Los datos recogidos en la Tabla 1 muestran claramente un posicionamiento negativo respecto de los indicadores medioambientales, tanto en la población local como en los turistas, en los dos destinos turísticos competidores, Nerja y Peñíscola, aunque algo peor en Nerja que en Peñíscola, como se puede apreciar en el gráfico de la Figura 2. Se podría atribuir estos resultados negativos a las consecuencias de la masificación turística, pero no se entiende, entonces, por qué Torremolinos, un destino turístico de conocida masificación, con un modelo residencial tipo Benidorm (localidad que recibe una de las puntuaciones más negativas en este test), se mantiene en el cuadrante superior derecho, lo que indica una valoración positiva por parte de los turistas.


EL asunto es importante y posiblemente aquí es donde se advierta más claramente el componente subjetivo de la valoración del turista y de la población local, pero también la existencia de problemas inadvertidos. Pero como hemos dicho, la explicación no está en la masificación en sí, debe estar en otras claves, como, por ejemplo, la estructura urbana: Torremolinos es una urbe planificada con una densidad urbanística extrema, pues gracias a sus enormes edificios (tanto residenciales como hoteleros), logra concentrar una gran cantidad de personas en muy poco espacio. Nerja, en cambio, ha apostado por mantener el estilo de pueblo de casas de una a dos plantas (aunque hay sectores exteriores que aumentan esta tasa), así como un turismo residencial alejado del casco urbano, y ha optado también por mantener una paz en el tráfico rodado del casco urbano, que es prácticamente intransitable. A priori estaríamos de acuerdo que el ambiente del modelo de Nerja, más parecido a un pueblo andaluz, es más atractivo turísticamente que el de Torremolinos, más parecido a cualquier urbe y por tanto más banal. Pero posiblemente la ciudad ordenada de Torremolinos resuelva mejor los problemas de transitabilidad o movilidad y control de ruidos que Nerja y esto incluye los accesos a los recursos turísticos, como las playas, estructuralmente más complicadas de acceder en Nerja que en Torremolinos. De hecho, algo debe lograr Torremolinos cuando, pese a ser poco atractiva desde el punto de vista turístico, tenga una alta valoración, por encima, no ya de Nerja, sino de la propia Benidorm, su más directa homónima, posiblemente porque Torremolinos mantiene ciertos valores culturales (ej.artesanía), cuida sus monumentos y logra una buena gestión de la ciudad, cuestiones muy descuidadas en Benidorm por su mayúscula masificación. No debemos perder de vista que el turista que llega a estos destinos es un turista centroeuropeo, con educación ambiental, exigente de calidad en el medio ambiente y también urbanita y Torremolinos puede colmar sus exigencias.

SIN embargo, este tipo de herramientas hacen aflorar percepciones de descuido o mala gestión ambiental que la población local no suele advertir.  En este sentido, habría que comprobar las valoraciones negativas relacionadas con la limpieza de la ciudad o el estado de las aguas de baño en Nerja (aunque algunos de estos problemas no sean atribuibles directamente a la gestión municipal). Pero también hay que tener en cuenta que si ofrecemos un producto es lógico que atraiga a clientes que tienen determinadas expectativas sobre lo que singulariza a este destino turístico. Es decir, en esta valoración ambiental negativa es posible que el turista que es atraído por la fama de Nerja quede decepcionado cuando advierte en lo que se ha convertido, y no perciba aquellas cualidades que  singularizan a este destino turístico. Son características que pueden explicar una alta valoración negativa de destinos de pueblos pequeños como Nerja o Peñíscola en esta encuesta, que, literalmente, mueren del éxito por la gran afluencia turística, ya que, en contraste, tienen escasa capacidad para acoger un turismo masificado.

CON las limitaciones de unos parámetros basados en la opinión de una población y un turista que pueden ser diferentes, en cuanto a exigencias, según el destino turístico, para el caso de Nerja, llegamos a la conclusión de que este municipio es un destino turístico emblemático pero más valorado por su paisaje y su ambiente pueblerino, activos que lo diferencian de otros destinos turísticos de la costa malagueña que, como Nerja, también ofrecen sol y playa. Sin embargo, el camino que ha emprendido este destino, en su afán de crecimiento sin desarrollo, es insostenible desde el punto de vista turístico. La lección de Torremolinos, un destino turístico banal desde el punto de vista del paisaje urbano y con ausencia total de tipismo, pero en cambio mejor valorado ambientalmente que Nerja, nos indica que este municipio se devalúa en cuanto se deja llevar por el éxito y admite una población turística superior a su capacidad de carga como tal destino turístico singular. Un pueblo como Nerja no puede acoger a una población turística enorme como hace Torremolinos, estructuralmente está imposibilitada para ello, de forma que dejarse llevar por la codicia de la masificación originaría problemas ambientales diversos que no puede resolver de manera satisfactoria y no son del agrado del turista de origen centroeuropeo. Pero tampoco puede apostar por el turismo residencial, periférico o difuso, porque entonces se cargaría precisamente la gallina de los huevos de oro, aquello que lo destaca de otros destinos turísticos vecinos: su paisaje. Con lo que concluimos que, si quiere mantener su imagen y su fama como destino turístico, Nerja ha de apostar por el mantenimiento de sus valores singulares, primar  un turismo hotelero (más que el residencial) y cuidar la calidad de su oferta turística, evitando la tentación de emborracharse con una masiva afluencia o estancia residencial que, lejos de dar mejores beneficios, a medio y largo plazo acaban por generar problemas ambientales y destrucción del destino turístico, tal vez de forma irreversible, y quedarse contemplando todo este desastre tocando la lira, como hiciera Nerón, por un cortoplacismo irresponsable.

1) Sancho Pérez, A. & García Mesanata, G. (2006), El posicionamiento de un destino turístico en un mercado globalizado y competitivo. Comparación de Prácticas entre Competidores y Líderes. Universidad de Valencia

www.iei.uv.es/docs/ponencias/posicionamiento turístico.pdf (consultado 21/01/2013)


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