OPINIÓN. La provincia del paraíso
Por el Colectivo Eloy Herrera Pino
10/01/13. Opinión. La programación musical, de danza, los talleres y los “conferenciantes, charlistas y charlatanes ilustres” que pasarán por ‘La Térmica’ pasan por el prisma del Colectivo Eloy Herrera Pino en esta tercera y última entrega de EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com sobre el proyecto cultural estrella de la Diputación de Málaga.
EL concierto de la Orquesta Filarmónica de Málaga tiene una historia singular y deja un fiel retrato de los modos de Castiel. A principios de temporada se presentó el ciclo “La Filarmónica frente al mar”. Se trata una serie de conciertos que la OFM iba a ofrecer en el auditorio Edgar Neville de la Diputación, y es fruto de un convenio entre esta institución y el Ayuntamiento. Este ciclo evoluciona a partir del proyecto “Música en los distritos”, que la OFM llevó a cabo el año anterior. Ambas ideas se atribuyen (según indica una integrante de la orquesta) a Edmón Colomer, el director titular. En resumen, Castiel y Moniche no tienen, aparte de idea, absolutamente nada que ver con el ciclo “La Filarmónica frente al mar”. Pero lo más grande es ver que en su programa -el de La Térmica- incluyen un concierto programado por otra vía, producto de otra línea y mérito de otra gente, y que se meten en el bolsillo, con el muy anómalo agravante de cambiarle el nombre: “La Térmica Clásica”. Un ejemplo de honradez. Y de chapuza: ¿es que creían estos dos que no se iba a dar cuenta nadie? Pero si la información completa está en la propia web de la Diputación…
LA supernova de la programación es Jimmy Barnatán. Es actor, director de cine, guionista, novelista, toca el piano y canta, dentro de un estilo musical que hunde sus raíces en el blues del Delta… O sea, el Nick Cave español. En la misma sesión van a tocar Lucky Dados; Moniche no explica si juntos o por separado. Este grupo pertenece a la ola retro que tanto se estila en la cultura roquera: su estética junta por igual el psicobilly de los 80 y sus antecedentes referenciales, el rockabilly y los sonidos sureños de los 50.
UNA oferta musical claramente novedosa e interesante a partes iguales. En el futuro, y a raíz de este comienzo, no cabe duda de que Moniche y Castiel despejarán las dudas sobre las derivas del pop (¿hipnagógico o hauntológico? ¿Qué pensará Castiel?), sobre las fuerzas oscuras que manejan el dubstep y si Lauren Halo o Flying Lotus han adelantado a Burial o ha sido él quien ha puesto el punto final a un año conflictivo en el género con su inesperado Truant. ¿Cuánto ha influido Boris Groys en la gestión de archivos de Daniel Lopatin? ¿La ópera va a seguir siendo un mundo en el que fracasan los contemporáneos o proyectos como el de AGF/Amrstrong o el de David Toop pueden abrir vías a nuevas formas de creación? ¿La música contemporánea se mantiene como un territorio cegado o hay lugar para gente que reanude una tradición desde otros modos de hacer? ¿Acertó el Museo Picasso Málaga con el concierto de Evan Parker o hay artistas más representativos del Improv-jazz europeo? ¿Un noise malagueño es posible? ¿Cuál es el espacio concreto para el sound art? ¿Vendrán de nuevo a Málaga Falete y Raphael y Pantoja de la mano de Castiel y Moniche como ya vinieron al Cervantes? [Mientras tanto, una bienintencionada recomendación musical para acometer con relax esta ingente tarea: Arthur Russell, Losing My Taste for the Night Life, (Le estoy perdiendo el gusto a la vida nocturna) (AQUÍ). Arthur Russell, a diferencia de Castiel o Moniche, como sí sabía, fue director musical de The Kitchen (La Cocina, NYC), un espacio cultural que tomó el nombre de su anterior actividad, a diferencia de La Térmica; allí se dio cobijo y expansión a la generación No Wave neoyorquina.]
NO cabe la menor duda, viendo la carta de presentación y el currículum musical del Dúo Casniche, por junto o por separado, que es gente que se hace muchas preguntas, y se toma muy en serio la reflexión sobre las estéticas y los movimientos de la creación sonora en este tiempo: Dominique A, Jimmy Barnatán y Lucky Dados. Un hito. (La OFM no es suya, queda excluida, pero se hace tan raro imaginar a Moniche sin su ración diaria de Bela Bartok como a un Castiel de cuya existencia se hubiese suprimido Bach).
HAY otra sección, llamada Los viernes de La Térmica, donde al parecer se va a programar cosas de mucho ambiente y mucha fiesta, con purpurina y petardeo a manta. En la primera sesión van a entrar Topacio Fresh (“Topacio Fresh: ‘No necesito tener una vagina para sentirme mujer’”, entrevista en Telecinco AQUÍ), también actuarán The Highheelss (Los Taconazos), festivos diyeis madrileños. También contará con la presencia de Leo Peralta, miembro de Club Básico que preside Martín Moniche. Se trata básicamente de noche petarda para todos los públicos, como se deduce de la fotografía.
La danza de la suerte
LA relación de Castiel con la danza quedó clara en sus tiempos de director del teatro Cervantes: le importa un pimiento. Lo de Moniche no es lo mismo, porque no había tenido tiempo ni ocasión hasta ahora de hacer el correcto despliegue de sus conocimientos y habilidades al respecto. Esto es mejor abordarlo en concreto y hacerlo a lo vivo; aunque duela más al principio, luego cura mejor.
MARTÍN Moniche le ha dado la sección de danza de La Térmica a una amiga suya. Se llama Olalla Moya. Según su perfil profesional de Linkedin: “Actualmente trabajo como profesora de francés interina de EOI en Andalucía [último destino conocido: Villacarrillo, Jaén]. Ocasionalmente realizo espectáculos de danza para eventos culturales, sobre todo danza oriental y zíngara. Además organizo cursos en Andalucía con profesoras de danza de reconocido prestigio internacional”.
NO dice su perfil profesional que forma parte del Club Básico, una red de amigos de Martín Moniche que se reunían para hacer picnics en un pinar como el del vídeo de La Térmica (ya van dos amistades de Moniche y dos pinares). Y que se dieron de alta como asociación cultural, para poder dar rienda suelta a la hiperactividad cultural que autodefine a Moniche. En la web de club aparece la lista de miembras y miembros: ahí están Olalla, Leo, Martín (y otros más; a ver a cuántos reencontraremos en La Térmica).
HASTA aquí se puede protestar: ¿por qué Olalla no iba a estar preparada para hacerse cargo de la sección de danza de un centro público cuya actividad es formar, fomentar el emprendimiento, el coworking y una programación de actos públicos donde prima la novedad y el talento?
POR un motivo esencial. Título del taller de Olalla Moya: “Danza oriental y étnica enfoque holístico”. Lo que traducido quiere decir que Moya es alguien que ha adquirido formación en ese género llamado danza del vientre y probablemente ha ampliado sus saberes hacia las danzas balcánicas o a cualquiera otra que tenga conexiones con la herencia árabe u otomana. Olalla, es, de hecho, una de las estrellas (o luciérnagas) oficiales de cualquier festejo local donde se precise o se vea conveniente un poquito de danza del vientre para animar el cotarro con unas gotas de exotismo controlado.
ASÍ que hay que volver a lo de antes una y otra vez. Si Castiel y Moniche supiesen hacer su trabajo habrían empezado por informarse, documentarse y analizar el panorama de la danza en Málaga. Si responde a las tradiciones de la danza escénica occidental, de qué modo, en qué estado se encuentran los aspectos fundamentales de formación, infraestructuras, creación, modalidades de gestión, empresas (ya que les interesa tanto), censo de artistas y cómo y en qué condiciones desarrollan su actividad… Y de qué modo se recibe la danza en Málaga, a través de qué vías, etc.
SI se hace el camino inverso: la danza del vientre es un género de baile importado, en ningún caso por vía árabe o por su ámbito de influencia y en ningún modo es originario ni heredado en Málaga, ni forma parte de las transmisiones populares. Hay quien vino de Argentina y puso su academia o se puso a dar clase en un gimnasio; o de Londres, o de Marsella (ejemplos reales). Se puede considerar un entretenimiento popular, un equivalente a la oleada de sevillanas en los 80, una especie de gimnasia divertida, el relevo del gym-jazz que precedió al zumba.
PERO el problema no es ese. Estas prácticas pueden ser respetables en su ámbito específico. Pero carecen absolutamente de esa carga que define la expresión coreográfica como actividad artística. En España existe un histórico desprecio por la danza, que no se corresponde con el desarrollo que ha adquirido en otros países del mismo territorio cultural. Es un lugar común referirse a cómo las actrices británicas alcanzan el título de Dame, los actores el de Sir, y en España mueren en el olvido. Rara vez se dice que en Francia, Alemania, Estados Unidos o Reino Unido, Suecia, Holanda o Bélgica, la coreografía se considera un arte en la misma posición que las artes plásticas, la arquitectura, la música o la literatura. En Estados Unidos, Martha Graham o William Forsythe forman parte del mismo universo que Mark Rothko o Wallace Stevens (Martín y Momi: los podéis encontrar en el Google). En España solo hay un coreógrafo famoso, más que conocido, que, después de 20 años de ejercer como El Único, es actualmente un empleado del Magnate de la Banana de Rusia (que le contrató después de varios intentos previos con otros, incluido Forsythe, que rechazó el honor).
NO se puede decir, de momento, que Castiel o Moniche sean capaces de definir una posición sobre el estado de crisis creativa de la danza contemporánea, sobre la historia de este género en Málaga, sobre la repercusión en las prácticas escénicas locales. Es difícil hacerse una idea de Castiel pensando en cómo solucionar el problema del monopolio alemán del concepto de danza-teatro; si es verdad que importa o no importa la mezcla de géneros entre danza y performance y arte sonoro; si la tecnología digital va a transformar la coreografía en el futuro; si la técnica es una barrera o un puente. Y parece imposible ver a ninguno de los dos casniches proponiendo una reflexión sobre el alcance alegórico de la expresión coreográfica para convertirlo en un programa público; aunque esto es más general, hay que aclarar, si se cambia en esa frase “coreográfica”. Por “musical”, “plástica” o “audiovisual”, se obtiene el mismo resultado.
EN la elección de Olalla Moya para cubrir el espacio de la danza se observa un hábito profundamente malagueño, que define los límites profesionales desde hace varios milenios. Es fácil imaginar la conversación entre Castiel y Moniche. “¿Y con la danza que hacemos?” “Yo no tengo ni idea, pero tengo una amiga que…” Y así llega Olalla a La Térmica.
Palabras mayores y bocazas profesionales
LA Térmica va a traer conferenciantes, charlistas y charlatanes ilustres. Hay dos programas estrella. Uno es el ciclo Ciencia y Pensamiento y otro se llama Palabras mayores. También lo hay dedicado al deporte (Trotters) y más o menos, siempre hay un ponente para cada cosa. Hay pocas ponentes, pese a aquello de la igualdad y la perspectiva de género, pero es por le herencia recibida, en este caso de Pendón.
LAS charlas y sus ciclos tienen la ventaja de salir mucho más baratas que cualquier espectáculo (teatro, danza, música), y, como cualquier charlatán de hoy día escribe para cualquier medio de comunicación, eso garantiza que, por lo menos en uno, sale la noticia. Con un gabinete de prensa medianito, lo colocas en una radio y en alguna tele local o incluso en Canal Sur, que se resiste menos que Antena 3.
NO hay ningún argumento en contra de un ciclo sobre ciencia y filosofía, que es lo que se supone que quiere decir el título Ciencia y Pensamiento, no que los científicos no piensan. La parte que habría que aclarar es si este ciclo que ya tuvo edición anterior en la temporada cultural corriente de la Diputación, pasa a ser actividad específica de La Térmica, o simplemente es su escenario.
LA pregunta puede parecer capciosa, pero no lo es. Si resulta una incógnita el devenir del Centro Cívico Provincial, no menos lo es la actividad cultural de la Diputación, incluido el Centro Cultural Provincial de Ollerías. Es decir, ¿toda la programación cultural que hacía antes la institución queda en manos de La Térmica? ¿Desaparece todo lo que no sea térmico? ¿Se quedan a la intemperie todas las actividades que antes hacían Castiel, Moniche y el resto de técnicos del Área de Cultura de la Diputación? O quizás Castiel y Moniche solo cojan lo que les convenga, por las razones que sea, y lo aprovechen en beneficio propio. Estaría bien que la muy decorativa diputada de cultura se pronunciase al respecto, sin que esto suponga ningún desdoro a su figura competencial de no erudita (tampoco el Dúo Casniche lo es y mira dónde han llegado).
EL otro ciclo de conferencias se llama Palabras mayores. Se presenta así: “Palabras Mayores es un ciclo de charlas con destacadas personalidades de la vida española. En esta primera fase el ciclo aspira a arrojar un poco de luz sobre el delicado momento que vivimos y a profundizar en las claves de lo que nos está pasando”.
NO puede haber una introducción y una justificación programática más seria, rigurosa y profunda. Hace falta una amplísima bibliografía y un conocimiento enciclopédico para entender el alcance de las implicaciones de este párrafo con la tradición intelectual universal. Hay que haber leído mucho Kierkegaard para poder expresarse así.
PARA que nada se pierda, el ciclo se abre por todo lo alto. Uno de los mayores extremófilos españoles, Servando Fanater (suele presentarse como Fernando Savater, pero aquí se preferible su denominación sulfurosa). Con una biografía llena de grandes hitos intelectuales, Fanater ha sido capaz de ser felipista, y justificarlo estableciendo la diferencia entre el proyecto reformista de Felipe González y las prácticas contraterroristas de sus gobiernos iniciales, cuando lo del Gal. El alcance de Fanater permite separar su posición de las de sus enemigos; es, según su excelso pensamiento, imposible ser independentista sin ser etarra, proetarra o asesino en ciernes o en complicidad. También ha sido capaz de llamar “verdadera socialista” a Rosa Díez; después de curarle las llagas que eso le produjo (más graves que los salpicones de agua bendita), le surte de lo más parecido a ideas de que son capaces uno de generar y la otra de entender. También nos enteramos hace poco que la asignatura de Educación para la Ciudadanía la inventó él mismo y que si alguna vez existió en el currículum escolar no fue por el PP ni por el PSOE, ambos partidos enemigos declarados de esta prodigiosa creación (no parece que su intención fuese atribuir su implantación a Zapatero, pero tampoco se puede descartar).
SERVANDO Fanater es uno de esos grandes intelectuales españoles que, cuando las vieron venir, dieron un paso al frente; pero, a diferencia de los demás, él no tuvo el menor reparo en el aznarato. Él llegó algo más lejos, no tuvo inconveniente en fotografiarse con Mayor Oreja y Carlos Iturgaiz y María Sanjuán. Pero allí no había futuro y se lo olió (es lo que tiene la costumbre del azufre). En una entrevista que le hizo su íntimo tocayo en gerundio Fernando Sánchez Dragó, le dijo que él no se manifestaba con los Madrazo de este mundo (Javier Madrazo, de Ezker Batua). Para demostrar que esto era rigurosamente cierto, no faltó a ni una manifestación que convocara el peluquero de la AVT.
DURANTE el aznarato, los intelectuales oficiales de Prisa fueron aclarando sus ideas y situándose donde les corresponde. Servando Fanater, desde su primordial caldo sulfuroso, llegó a su estado actual pionerizando el trayecto. Le siguieron Félix de Azúa (‘el nacionalismo es el infierno, Zapatero es el dios de las moscas; el arte contemporáneo es una mierda’), Vicente Verdú (‘el género es una invención, la violencia de género es una falacia; el arte contemporáneo no existe’); Aurelio Arteta (‘las esdrújulas son mi mayor problema, los moros son todos terroristas; no tengo ni idea de arte’); Rosa Montero (‘el Psoe nos hunde en el mundo de las tinieblas; Fidel Castro es el mayor problema global; el arte contemporáneo es una cosa rara’). Una vez pasaron de bando, buscaron un sitio estable. Les dijeron que donde Mariano había futuro, por eso escogieron a Sánchez Covisa.
NO cabe la menor duda de que unos cuantos de esos, más los obligatorios de ABC, La Razón, Vocento, Intereconomía y otros medios pasarán por Palabras Mayores. Se espera, inevitablemente, a José Antonio Marina, cuya evocación puede dar lugar a una cierta melancolía. Este intelectual tan demócrata cristiano (‘las mujeres son intuitivas, los hombres reflexivos; el arte contemporáneo me resulta muy simpático’), tiene un nicho de mercado muy inferior que los Guerrilleros de Cristo Rey. Un signo de los tiempos, que, no cabe la menor duda, va a quedar fuera de las reflexiones sobre lo que nos está pasando.
PERO al menos La Térmica saldrá en los medios de comunicación, y no por Falete o por Raphael, sino por recuperar, desde las mayores palabras, la Big Bang Theory de la cultura nacional condensado en un grito inmortal: ‘¡Arriba España!’ Ya se sabe que Castiel siempre está dispuesto a complacer a la mano que le da de comer.
Los talleres de pintura y chapa
LOS talleres son bastante convencionales, a pesar de que La Térmica se vende como una especie de centro del alto rendimiento artístico. Hasta el momento hay un taller de teatro, otro de cine y otro de fotografía.
EL de teatro es una delegación del Laboratorio Rivas Cherif, del Centro Dramático Nacional, básicamente dedicado a las técnicas de interpretación. Lo dirige Ernesto Caballero, autor madrileño surgido del neosainete epigonal de Darío Fo. Que esto se considere de algún modo innovador o moderno o algo parecido solo puede ser producto de la ingestión de sustancias intoxicantes.
OTRO tanto con el cine. Manuel Gutiérrez Aragón dirige una cosa como de aula de cine a la que va a traer a Alcaine, Vicent y otros amigos suyos que seguramente tienen mucho que contar de su experiencia, pero poco o muy poco de los modos de producción y creación audiovisual. El salto que va desde las películas de este director retirado hasta lo que hace Pipilotti Rist, por ejemplo, es insalvable. Y parece fuera de lugar que un centro que aspira a esto que dice de la innovación y el talento se centre en el cine más convencional, tanto en lenguaje como en producción y distribución.
EL taller de fotografía se lo han encargado a una empresa/escuela/colectivo de Madrid, llamado “Escuela de fotografía Blankpaper”. No han explicado (qué raro) de dónde viene la idea de contratar específicamente a esta entidad, ni cómo se ha hecho. No hay noticia de que se hiciera convocatoria ni concurso ni nada parecido. Lo único que se sabe, gracias a la web de Blankpaper, es que uno de sus miembros es originario de Málaga, lo cual no es indicativo específicamente de ningún caso en especial, ya que su nombre no coincide ni siquiera con los miembros y miembras del Club Básico de Martín Moniche. Así que es una incógnita por qué se recurre a una gente de Madrid para dirigir unos talleres que se presentan así: “Taller de Iniciación a la Fotografía “La cocina fotográfica de BlankPaper” Este taller supone un primer acercamiento a la fotografía y al conocimiento de nuestra cámara [...]” ¿Es necesario que vengan de fuera a dar estas clases? ¿No había nadie en Málaga con capacidad? La respuesta la podemos dar sin problema: hay gente capacitada. Si se trae de Madrid es por otros motivos, que Castiel y Moniche conocerán.
POR otro lado, surge la misma pregunta. Este centro de alto rendimiento da talleres de iniciación a la fotografía. ¿En serio? En Málaga hay suficientes lugares donde iniciarse en la fotografía, en el retoque digital, en técnicas de laboratorio, en historia de la fotografía, en filosofía y semiótica de la imagen y probablemente muchas más iniciaciones en cursos online. Realmente se ve extraño que sea esto es lo que cree que demanda Málaga alguien convencido de tener la capacidad para crear un centro a imagen y semejanza de La Casa Encendida, según dicen Castiel, Moniche y Bendodo.
HAY otras actividades como circo (nos ahorramos el chiste), charlas sobre deporte (también enfocadas a salir en la tele: abre Jorge Valdano), marionetas y así, pero esto lo iremos viendo con el tiempo, que seguro que da mucho de sí. Antes de que cierre o de que quiebre.
PUEDE consultar aquí la primera parte de este artículo:
- 09/01/13 La Térmica (2). Castiel y Moniche presentan el proyecto cultural estrella de la Diputación con un vídeo tan mediocre como el de Málaga 2016
- 08/01/13 La Térmica (1). Castiel y Moniche ponen en marcha La Térmica, un “centro de referencia cultural” de la Diputación de Bendodo sin informar de presupuesto, financiación, programa ni objetivos
PUEDE consultar aquí anteriores artículos del Colectivo Eloy Herrera Pino:
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