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OPINIÓN. Foto con pie. IMAGEN
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LA Coracha nace como un bastión frente al mar, pegada a la ladera sur de la Alcazaba. Hasta la construcción del Parque y la reforma del puerto en el s. XIX era el barrio portuario. Se levantó con las piedras de la propia Alcazaba siguiendo los cánones de la arquitectura local. Hoy podría ser para Málaga algo parecido a lo que el Sacromonte es para Granada. Un endemismo fruto del devenir de la historia de la ciudad.

LA apertura del túnel de la Alcazaba en 1998 puso fin a un proceso de destierro de los habitantes de la Coracha por el cual se demolieron sus casas y se borró todo rastro de lo que un día fue un barrio. Tanto patrimonio se arrasó que en esa misma ladera se decidió levantar un museo del patrimonio de la ciudad y borrar del todo la memoria colectiva.
DE la Coracha ya sólo quedan las viejas fotografías y el nombre. Una atroz actuación urbanística convirtió la ladera del monte en sucesión de rampas enladrilladas por las que sólo pasean turistas despistados y los ‘chaperos’ de Puerta Oscura.

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