Mientras, el fichaje estrella del presidente de la Diputación le deja tirado sin cerrar el convenio y otros cargos de confianza se aúpan por encima de los diputados del PP

18/01/13. Opinión. Al presidente de la Diputación de Málaga y del PP provincial, Elías Bendodo, o no le funcionan sus fichajes de cargos de confianza o le provocan fuertes tensiones internas con miembros de su partido, que ven como una reducida camarilla maniobra al margen de la formación y no rinden cuentas nada más que ante el propio Bendodo

. Coincidiendo con la renuncia del director de Recursos Humanos de la Diputación, Antonio Peñalver, y la inauguración de la Térmica del exdirector de Cultura, Salomón Castiel, EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com esboza la estrategia del presidente provincial para allanar su camino a la alcaldía de Málaga capital, por encima de las carencias de pequeños municipios y de sus subordinados del PP.

HOY se inaugura La Térmica en el centro cívico de la Avenida Los Guindos. Esta tarde hay una fiesta con la crème de la crème de la política y la cultura malagueña a costa de este invento. El colectivo Eloy Herrera Pino ya ha desgranado en EL OBSERVADOR las características de este proyecto -ver informaciones relacionadas- que también merece ser analizado desde la óptica de la estrategia de su impulsor, el presidente del PP y de la Diputación, Elías Bendodo, para allanar su camino a la alcaldía de Málaga como sucesor de Francisco de la Torre.

BENDODO encarga La Térmica a uno de sus hombres de confianza, Salomón Castiel, para que no se le enfade. Y para darle el suficiente margen de maniobra y autonomía -Castiel nunca da cuentas a políticos con cargos intermedios, sino que siempre trata directamente con el que manda- crea una unidad administrativa propia para este proyecto, del que desvincula completamente a la diputada de Cultura Marina Bravo. Una maniobra similar realiza con el director de Deportes, el arbitro Antonio López Nieto, a quien le crea “un chiringuito sin ningún sentido como es la Oficina de Alcaldes”, en definición del portavoz del PSOE, Francisco Conejo. De esta manera, tanto Castiel como López Nieto se convierten en asesores que actúan al margen del PP, y que se mueven por las únicas indicaciones del jefe del partido. La figura de intermediario del vicepresidente de la Diputación, Francisco Oblaré, es en estos casos, puramente testimonial.

LA
Térmica es el escaparate de Bendodo en Málaga capital. El contrapunto a los dominios (y fracasos) del concejal de Cultura en el Ayuntamiento y también aspirante a alcalde, Damián Caneda. No hay dinero -ni ideas- pero sin embargo el joven caudillo del PP malagueño ha encontrado unos cuantos de cientos de miles de euros para esta ‘plataforma de artistas emergentes’ (sic). Aunque para ello haya jibarizado las acciones culturales en los otros 100 municipios que componen la provincia, o degradado el mismo Centro Cultural Provincial de calle Ollerías.



TODO
lo que no sea La Térmica queda prácticamente sin inversiones ni relevancia alguna en lo que a Cultura y Diputación se refiere. Por lo que de cara a la galería de la ciudad, este centro va a ser una plataforma de presentación para mayor gloria del presidente provincial. No hay sorpresas con esta estrategia. Nadie esperaba que Castiel se ‘pateara’ los pueblos.

DONDE sí que hay sorpresas en el área de Recursos Humanos. Elías Bendodo fichó para negociar el nuevo convenio colectivo de la Diputación a Antonio Peñalver, quien entre 1992 y 1996 fue el responsable de recursos humanos en el proceso de creación de Unicaja y que más tarde, siendo profesor de la escuela de negocios ESESA, tuvo como alumno al propio Bendodo.

LA jugada ha salido mal. Peñalver con 94.000 euros de salario anual más lo que ganaba como profesor en Madrid, era la persona que se sentaba con los sindicatos para ajustar los recortes salariales de funcionarios y del personal interno. Y además, tampoco renegaba de su pasado falangista. Si a esto le unimos las desavenencias que al igual que otros asesores de Bendodo, ha tenido con miembros del PP malagueño, el resultado ha sido una espantada de Peñalver, un plantón en toda regla de difícil defensa y justificación.

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