La impunidad con la que los chiringuiteros han cometido irregularidades en el dominio público en Torremolinos precede a la privatización en las playas de Málaga

09/04/13. Sociedad. La evolución de los chiringuitos de las playas de Torremolinos es paradigmática de un fenómeno generalizado en la Costa del Sol. Es un modelo de hechos consumados en el dominio público del litoral, de irregularidades flagrantes que gozan de impunidad, y de dejación y connivencia de las administraciones y dirigentes políticos con un lobby poderoso. Es un modelo, además, en expansión, que se ha reproducido en la Costa del Sol y que ya se deja sentir en las playas de Málaga capital. Una información de EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com.

LOS chiringuitos de Torremolinos se rigen por la Ley de Costas de 1988 y los pliegos de condiciones con los que se concedieron las autorizaciones para su explotación en 1992 y 1995. En base a estos dos marcos legales se han constatado incumplimientos generalizados de varios apartados.

ENTRE estas ilegalidades destacamos las de los siguientes preceptos: Alteración la finalidad del título (hay chiringuitos que son discotecas sin tener licencia para ello); Invasión de dominio público no otorgado (exceso de ocupación de hamacas, toldos y lugares de almacenamiento); Privatización de un servicio público abierto y gratuito, (como ocurre con los aseos de algunos de los establecimientos); Aumento de la superficie construida; Intransmisibilidad de las concesiones; Obstaculización de los accesos a la playa…



ESTAS cuestiones han sido objeto de varias denuncias en el Ayuntamiento de Torremolinos, que desde su constitución en 1989, está gobernado por Pedro Fernández Montes (PP). Sin embargo, esto no ha impedido que la actividad de los establecimientos siga desarrollándose. A pesar incluso de que los periodos de autorización de explotación de los chiringuitos se extinguieron a mediados de la pasada década. Ante esta situación de ilegalidad generalizada, el Consistorio de Torremolinos optó por lavarse las manos. Así, en lugar de regularizar las concesiones, renunció en el pleno de julio de 2011 al titulo concesional para la ocupación del dominio público terrestre por restaurantes y chiringuitos. Lo cual, sin embargo, no conlleva la inmediata falta de competencias ni le exime de velar a vigilancia, control y ejercicio de la potestad sancionadora de las actividades denunciadas.

EN Torremolinos nace también la Asociación de Empresarios de Playas de la provincia de Málaga que preside Manuel Villafaina y tiene de delegado en Torremolinos a Miguel Sierra. En este marco de ilegalidad generalizada, este lobby reclama “seguridad jurídica” a las administraciones y consigue -con el argumento de la defensa de la industria turística local- considerables apoyos políticos, que van desde el actual presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, hasta el exconsejero de Turismo de la Junta, Luciano Alonso, pasando por la propia administración local de Torremolinos, que desoye incluso las quejas vecinales que causan el ruido y el botellón que provoca la actividad de discotecas de estos establecimientos.



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SITUACIONES similares se han dado y han sido denunciadas por los vecinos en municipios costasoleños como Rincón de la Victoria. Y en Málaga capital, lo ocurrido en la playa de La Malagueta demuestra que el ‘modelo Torremolinos’ es el que sigue imperando. Son los empresarios de playas los que realizan el diseño de los establecimientos - ¿Para qué está la Gerencia de Urbanismo?- que luego presenta y hace suyo el Área de Playas de la concejala Teresa Porras. Un primer proyecto intenta colar otros ocho chiringuitos más de los que ley autoriza por la separación de 200 metros que debe existir entre locales. Pese a la prohibición de uso de la segunda planta como terrazas, se han construido ascensores de acceso a esta segunda planta así como barandillas, lo que deja ver a las claras cuáles son las intenciones de uso. 



TAN cierto es que estas nuevas construcciones han levantado polémica como lo es que se han impuesto como edificaciones completas y finales. Los chiringuitos ya no son instalaciones provisionales, ahora son edificios. Por otra parte, los viejos chiringuitos de esta misma playa de La Malagueta siguen en pie. Es una suma de edificaciones, no una sustitución. Y cuesta creer que pese a ello vaya a haber demoliciones ¿cuándo las ha habido? En cuanto a las terrazas, la ocupación y el almacenamiento de hamacas, nada hace prever que no suceda lo mismo que ha sucedido en Torremolinos.

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