“Nuestra ciudad tiene siglos de historia, han pasado varias culturas por aquí, todas han dejado su huella, se han ampliado la ciudad según las necesidades, generando nuevos barrios con un desarrollo urbano acorde al momento que se implantaba”

OPINIÓN. La arquitectura del turista. Por Luis Callejón
Arquitecto


27/11/24. Opinión. El arquitecto y experto en turismo Luis Callejón escribe en su colaboración para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com un artículo sobre rehabilitación y reconstrucción: “Me pongo en el pellejo de los comerciantes con tiendas en zonas de grandes eventos, y que en feria cierran porque se transforma la calle en un lugar de baile y ocio, que en Semana Santa le colocan sillas en las puertas y...

...en Navidad hay un par de pases de luces con todo colapsado”.

El decorado de la ciudad

Los paseos otoñales que realizo desde casa hacia el centro, ya sea por trabajo o por ocio, donde percibo como año tras año los decorados, según la estación, se transforman con las mismas acciones, con los mismos elementos y con personajes, algunos fijos y otros que se mimetizan o colapsan los espacios y vías, los conocidos en el mundo de las películas como extras. En la estación en la que estamos paseamos entre hojas secas, el humo de las castañas asadas y el comienzo del frescor nocturno, repetimos la costumbre y las ubicaciones de dichos elementos, como flores de un jardín que salen en las distintas temporadas, cada estación tiene sus colores y sus flores. Y ahora estos elementos otoñales se fusionan con la Navidad, donde se cambia la cubrición de feria a la cubrición de navidad todo en el mismo lugar, una con un fin, dar sombra, y otra para ver estrellas y angelitos, pero eso si las dos tienen la misma intención que no deja de ser atraer gente a disfrutar o de la feria o de las luces, siempre en el mismo lugar. Ya sé que hay iluminación en todos los barrios, pero no que generen el mismo efecto de concurrencia.


Estas repeticiones año tras año, nos dan tranquilidad, vemos que no hay cambios que puedan alterar nuestras rutinas y poder comprar castañas en el puesto que compramos habitualmente en otoño y ya conocemos al vendedor/a en su puesto hecho con restos de todo, tiene su encanto.

Sobre los cambios en las ciudades veía un documental sobre la reconstrucción de la ciudad francesa de Le Havre tras la Segunda Guerra Mundial. Después de arrasar barrios enteros de la ciudad, dicha reconstrucción fue realizada por el arquitecto Auguste Perret en 1945, durando hasta 1965, y me llamó la atención que a la hora de plantear el arquitecto desarrollos urbanísticos diferentes, generó un rechazo tan grande entre políticos y ciudadanos, que hizo modificar sus proyectos, volviendo a viarios que existían en el pasado. Si pudo desarrollar edificios y formas de construir novedosas, porque agilizaba el tiempo de construcción y podían dar viviendas con más rapidez, es decir había un gran interés público y privado.

Esto me hizo pensar que haríamos los malagueños en una hipotética situación similar, tener que reordenar todo el municipio. La primera sensación fue de un miedo tan grande, que ni los consuelos que me suministraba abrir los ojos y ver que todo estaba igual pudieron calmarme del sobresalto que me dio. Pensar en la burocracia y en los posibles modelos, hicieron que colapsara, y rápidamente apareció en mi mente la rehabilitación sostenible y nuevas actualizaciones en la ciudad basadas en la forma de vivir de la ciudadanía cambiante década a década. Hemos hechos cambios de estas características como la peatonalización del centro, aunque a mi gusto no son suficientes. Los modelos no se pueden adaptar a la velocidad que están cambiando los clientes, siendo estos últimos más rápidos que los empresarios y por supuesto que los políticos.

Nuestra ciudad tiene siglos de historia, han pasado varias culturas por aquí, todas han dejado su huella, se han ampliado la ciudad según las necesidades, generando nuevos barrios con un desarrollo urbano acorde al momento que se implantaba.

Si hablamos de actualizaciones o rehabilitaciones, nos cuesta abordarlas, son más fáciles de acometer aquellas que sean en superficie y visibles para los ciudadanos, ya que de todos es sabido que bajo tierra no hay votos, podemos comprobarlo con las obras del metro, las calles comerciales pierden todo su interés para el peatón y por consiguiente para el comercio directo.


Me pongo en el pellejo de los comerciantes con tiendas en zonas de grandes eventos, y que en feria cierran porque se transforma la calle en un lugar de baile y ocio, que en Semana Santa le colocan sillas en las puertas y en Navidad hay un par de pases de luces con todo colapsado. Pues una rehabilitación para poder descargar esta zona, podría ser el soterramiento de la vías para coches, autobuses y metro en el paseo del parque, generando un espacio peatonal desde la plaza de la Marina a la Fuente de las Tres Gracias, y desde el antiguo edificio de Correos hasta pasado el Ayuntamiento, un gran espacio donde no hay comercios, ni viviendas, solo edificios que nos pertenecen a todos, y a los cuales no se les molesta. En este espacio con vegetación y vistas al mar podría convertirse en la zona cultural y de eventos, desplazando flujos hacia zonas menos saturadas y que generen pocas incomodidades. Para mí, esto seria una rehabilitación sostenible adaptada a las nuevas formas de vida que hemos visto desde que peatonalizamos el centro. ¿Por qué no invertimos el dinero de la no-Expo en actuaciones de este tipo o similares?

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