“Los derechos humanos no son una declaración hermosa, los derechos humanos son los que sustentan la justicia y la verdadera solidaridad

OPINIÓN. Compromiso con Andalucía. Por José Antonio Jiménez Ramos
C
oportavoz de Iniciativa del Pueblo Andaluz


02/10/23. Opinión. José Antonio Jiménez, docente y coportavoz de Iniciativa del Pueblo Andaluz (IdPA), escribe en su colaboración para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com sobre racismo y solidaridad: “Con una persistencia dolorosa venimos asistiendo, casi siempre de forma displicente, a los continuos incendios de los campamentos o asentamientos a lo largo y ancho de la geografía andaluza...

...de las personas migrantes que han llegado a nuestra tierra buscando una situación personal o familiar mejor que en sus países de origen”.

Deberíamos decir ‘Se acabó’

Con una persistencia dolorosa venimos asistiendo, casi siempre de forma displicente, a los continuos incendios de los campamentos o asentamientos a lo largo y ancho de la geografía andaluza de las personas migrantes que han llegado a nuestra tierra buscando una situación personal o familiar mejor que en sus países de origen.


Esa realidad la conocemos y no hacemos nada. Es cierto que el problema es de las instituciones; la Junta de Andalucía, los ayuntamientos y el gobierno del estado deben actuar de forma inmediata, pero mientras tanto la sociedad, en general, no hace nada. Ni siquiera la solidaridad tan manida y utilizada para resolver tragedias, parece que se active de manera clamorosa por este asunto. Por supuesto que hay un número importante de personas que se preocupan de ayudar cuando se producen alguno de los incendios, les auxilian con los medios escasos a su alcance y con mucha entrega. Asociaciones cercanas, Cruz Roja de manera especial, personas individuales y, sobre todo, otras personas que son víctimas anteriores del mismo problema y que se movilizan más o menos organizadas para sacarlos del incendio del momento.


Pero no hay una conciencia en nuestra sociedad que actúe con ellas. No son gente nuestra, hemos puesto el cordón en torno a ellos, porque, en el fondo, no son de los nuestros. Solo hay que conocer las dificultades que tienen para vivir de alquiler, se mueven en un continuo enredo personal, social e institucional que los deja año tras año a la intemperie más literal, ya sea de falta de un techo, pero también de falta de comprensión y de empatía.

Las instituciones deberían hacer mucho más, las empresas que los contratan deberían hacer mucho más, los ayuntamientos donde residen deberían hacer mucho más, los medios de comunicación deberían hacer mucho más y el conjunto de la sociedad debería hacer mucho más. La sociedad que se moviliza ante actos incívicos o de violencia de todo tipo, es capaz de hacer mover a las instituciones, las instituciones que tienen una potencia grande para ser vehículo de justicia social, se ha mostrado capaz de motivar a la gente para acabar con situaciones injustas como la que estoy comentando.

En definitiva deberíamos hacer más y como digo al principio deberíamos decir “Se acabó”. Lo hemos hecho y debemos seguir haciéndolo, los derechos humanos no son una declaración hermosa, los derechos humanos son los que sustentan la justicia y la verdadera solidaridad. Las personas y las asociaciones que ayudan cumplen una misión de urgencia, que ni tan siquiera puede ser preventiva, no tienen posibilidades de mejorar sus vidas por sí mismas.

Estamos hablando de derechos, de justicia, de humanidad y también si cabe de solidaridad real, de compartir de verdad. Por eso debemos parar esta locura que parece no importarnos. En caso contrario estaremos actuando como pretenden esos grupos de bocazas que se les llena el cuerpo de patriotismo, mientras desprecian a los suyos. La gente que está aquí y allá es nuestra gente, provenga de una guerra europea, de la miseria provocada por gobiernos injustos o de una masacre africana. Y no las tratamos igual y no hay razones para ello.

Puede leer aquí anteriores artículos de José Antonio Jiménez