“El acoso escolar es un tipo de violencia interpersonal provocada por una perversión de las relaciones entre iguales, que dejan de ser paritarias y simétricas y se convierten en desequilibradas"
OPINIÓN. Enredada con Iniciativa. Por María José Torres Gómez
Coportavoz de Iniciativa del Pueblo Andaluz (IdPA). Psicóloga sanitaria
27/04/22. Opinión. María José Torres Gómez, técnica de inserción laboral y coportavoz de Iniciativa del Pueblo Andaluz (IdPA), escribe en su colaboración para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com sobre el acoso escolar: “Este tipo de violencia escolar afecta a toda la sociedad, no solo a la víctima y al agresor. Para luchar contra el acoso en las escuelas e institutos hay que visibilizarlo y hacerse eco de las consecuencias...
...que provoca, no ocultar estos comportamientos y jamás minimizar este tipo de acciones y situaciones. Y es necesario que los padres, tanto de agredidos como de agresores, dejen de quitarle hierro al asunto”.
Si alguien te planta cara, tú le partes la cara. Acoso escolar: un problema invisible que necesita una solución visible
En el informe ‘Yo a eso no juego’ se puede leer que nueve de cada diez estudiantes han sufrido agresiones. Uno de cada siete reconoce haber sido víctima de ciberacoso. En el mismo informe, realizado por Save the Children, el 32% de los estudiantes dice “haber golpeado, pateado o empujado” a otro menor; y cerca del 50% declara “haber insultado u ofendido” a otros compañeros.
Las situaciones de violencia entre niños y adolescentes se han convertido en un hecho frecuente. Se observa, de una forma palpable, que existe una tendencia al aumento de la violencia entre iguales en colegios e institutos.
El acoso escolar es un tipo de violencia interpersonal provocada por una perversión de las relaciones entre iguales, que dejan de ser paritarias y simétricas y se convierten en desequilibradas. Pasan entonces a estar reguladas por un esquema dominio-sumisión. Existen distintos términos para referirnos a este fenómeno: acoso escolar, bullying o violencia entre iguales. La forma en que se comete puede ser verbal, física o de aislamiento social hacia la víctima. Esta última modalidad es bastante sutil y más difícil de demostrar, pero con consecuencias igualmente negativas para las víctimas.
Las tecnologías de la información no ayudan: al contrario, constituyen una herramienta, un arma más para el acosador y su impacto es tanto o más grave. El acoso escolar en la actualidad traspasa la barrera de los colegios e institutos, los niños y adolescentes que sufren esta clase de violencia, ya no encuentran su salvación cuando llegan a casa. La conectividad en la que estamos inmersos traspasa estas fronteras físicas. Las redes sociales: WhatsApp, email, plataformas como Youtube, TikTok, etc., están operativas durante las 24 horas, y hacen, así, que el acoso se prolongue indefinidamente. El estudio dice que uno de cada tres estudiantes ha insultado alguna vez a alguien a través de internet, y uno de cada diez dice haber llegado a verter amenazas de manera clara.
Esta circunstancia deja a la víctima indefensa y hace que acabe creyendo que es incapaz de cambiar nada, da igual lo que haga. En muchas ocasiones se genera, además, un sentimiento de culpabilidad.
Las consecuencias del acoso escolar son graves y nos encontramos con que las victimas desarrollan:
- Baja Autoestima.
- Pasividad.
- Depresión.
- Ansiedad.
- Pensamientos suicidas.
- Indefensión aprendida.
- Pérdida de interés por los estudios con el consiguiente fracaso escolar, que se suele achacar erróneamente a la baja calidad académica.
Este tipo de violencia escolar afecta a toda la sociedad, no solo a la víctima y al agresor. Para luchar contra el acoso en las escuelas e institutos hay que visibilizarlo y hacerse eco de las consecuencias que provoca, no ocultar estos comportamientos y jamás minimizar este tipo de acciones y situaciones. Y es necesario que los padres, tanto de agredidos como de agresores, dejen de quitarle hierro al asunto.
Muchas niñas y niños que han reconocido ejercer algún tipo de acoso sobre otros compañeros señalaron desconocer la causa por la que ejercieron este tipo de violencia. En algunos casos la justificaron por la orientación sexual, el color de la piel, la cultura o la religión del agredido.
La incidencia suele ser mayor cuanto más joven es la población afectada. Y son más las víctimas adolescentes chicas y niñas afectadas que sus iguales masculinos.
Todo esto apunta a que el problema no es sólo del centro educativo: como ya he descrito, es de la misma sociedad. La sociedad se radicaliza y se comporta haciendo invisible lo evidente. Ahí tenemos los mensajes de ciertos partidos políticos que ignoran en su discurso la problemática del machismo, fortaleciendo el mensaje de que con el individualismo (el neoliberalismo) todo va bien siempre que se sea competitivo…
Pues NO, todo no va bien.
Y para ello pongo frases literales de niños, niñas, adolescentes, que han sufrido acoso escolar o ciberbullyng. Casos reales en los que se da un gran sufrimiento:
“Mi hermano llamaba para que mi madre me viniese a buscar al colegio, porque decía que me dolía la cabeza o la espalda, era todo mentira, pero no podía seguir allí”.
“Yo me quería morir, yo no quería vivir”.
“Nunca pensé que yo sería una de esas niñas que veía en las pelis que pasaba el recreo sola sin amigas”.
“Un día un niño me dio una patada en el estómago en el recreo y me tuvieron que atender”.
“Me llamaban María la coneja, por mis dientes”.
“Nunca pensé que mis amigas de siempre me hicieran el vacío, me aislaran y rechazaran”.
El tema es lo suficientemente grave como para que nos pongamos a buscar una solución y dejemos de ocultar este problema de nuestra sociedad.
El informe Delors (UNESCO, 1996) afirma que la educación emocional es un complemento indispensable en el desarrollo cognitivo y una herramienta fundamental de prevención, ya que muchos problemas tienen su origen en el ámbito emocional. Este informe fundamenta la educación en cuatro puntos básicos:
1. Aprender a conocer y aprender a aprender para aprovechar las posibilidades que ofrece la educación a lo largo de toda la vida.
2. Aprender a capacitar a las personas para que puedan afrontar muchas y diversas situaciones.
3. Aprender a ser, para actuar con autonomía, juicio y responsabilidad.
4. Aprender a convivir, a trabajar en planes comunes y a gestionar los conflictos.
El trabajo de prevención de la violencia con los niños es la mejor manera de acabar con otras formas de violencia en la sociedad (ese machismo que mata, por ejemplo). Hay que educar a los niños y niñas en la no violencia, en una ciudadanía digital responsable y ética, y en la tolerancia en la diversidad.
Sería importante implantar en todos los centros escolares una escuela de mediadores entre iguales, para resolución de los conflictos que puedan surgir en los centros. Se ha demostrado de sobra la eficacia que tiene que las pugnas se resuelvan entre compañeros iguales del mismo centro, teniendo este método, además, la capacidad de prevenir futuros conflictos.
Desde la institución pública se deben promover y asegurar medidas dirigidas a las víctimas, a los agresores y al entorno del que forman parte para proporcionar la debida seguridad a quien padece la agresión, que debe estar al cuidado de la institución. Las medidas que se tomen con la parte agresora han de estar enfocadas a la restauración de derechos de la víctima y a la reeducación y toma de conciencia del agresor, y no centradas únicamente en un enfoque punitivo.
La administración pública no puede limitarse a actuar solamente cuando los medios de comunicación se hacen eco de un caso especialmente grave: el acoso 'cotidiano' y reiterativo permanece invisible, y faltan respuestas institucionales sistemáticas basadas en la prevención y detección temprana. Es por ello que la prevención del acoso debe formar parte de una estrategia más amplia de lucha integral contra la violencia hacia nuestros seres más pequeños e indefensos.
Proteger a nuestros niños y adolescentes del acoso escolar es una obligación inexcusable para las autoridades, para el sistema educativo y para las familias; por tanto, habrá que dotar a los centros de los recursos tanto materiales como humanos necesarios para atajar esta problemática, y dejar de mirar para otro lado. Nuestras escuelas deben contar con todas las herramientas necesarias: una de ellas, la más importante, son personas profesionales de la psicología.
Hoy por hoy, en Andalucía, esta apuesta no está teniendo lugar. Andalucía es el territorio con mayor número de víctimas de esta lacra y sus consecuencias son muy graves y visibles. El abandono y la falta de inversión pública que haga andaluces libres, sin traumas, son evidentes. No sólo con protocolos escritos se puede erradicar la fábrica violenta de una sociedad.
A nivel local los ayuntamientos deben dotarse de personal especializado que sirva para ir planteando pautas ante los conflictos que no se saben solucionar desde el ámbito privado. Una medida puede ser la implantación de agentes tutores especializados dentro de las policías locales de cada municipio. Se trata de prevenir cualquier situación que suponga un riesgo o peligro para nuestros menores.
Y por supuesto, si eres víctima de acoso escolar, jamás debes callar: debes denunciar. Y si nadie cercano te hace caso llama al 900018018. Es un medio que aunque insuficiente, pondría en marcha protocolos para atajar el posible proceso de convertirte en una futura persona fracasada.
Nunca debes creer que la violencia construye carácter para poder afrontar el desarrollo de una vida plena.
Protocolo andaluz contra la violencia escolar AQUÍ.
Una buena guía para no jugar a la violencia escolar AQUÍ.
Informe Yo a eso no juego AQUÍ.
Informe La educación es un tesoro AQUÍ.
Puede leer AQUÍ anteriores artículos de María José Torres.