Lo que hay es una crisis del modelo capitalista donde unos pocos son los que disfrutan en su vida de los recursos existentes de todas”

OPINIÓN. Enredada con Iniciativa. Por María José Torres
Coportavoz de Iniciativa del Pueblo Andaluz (IdPA). Psicóloga sanitaria


21/09/22. Opinión. María José Torres, técnica de inserción laboral y coportavoz de Iniciativa del Pueblo Andaluz (IdPA), escribe en su colaboración para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com sobre la política del miedo: “El miedo se constituye en un operador del poder para el control de los ciudadanos y las políticas que promueven para dirigir la sociedad. Mientras más homogénea sea esa sociedad, será menos...

...crítica y por culpa de ese miedo es más fácil de manipular y dirigir.”.

El cataclismo del miedo y las 7 plagas televisadas

Desde el principio de verano, no paramos de escuchar, leer y ver en los diferentes medios de comunicación, el catastrófico otoño que nos espera, nos dicen que los precios subirán en todos los ámbitos, como si no hubiesen subido desde hace años: alimentación, combustibles, energía, alquileres, hipotecas, etc.

Hasta se nos ha animado a que hagamos acopio de alimentos para seguir alimentando a la inflación, a nuestro propio empobrecimiento como personas que trabajan. Los grandes fondos de inversión y grandes capitales se frotan las manos porque seguimos aumentando la demanda, el consumo y engordando sus desorbitados beneficios.


Todo esto genera una gran incertidumbre y miedo en la población, y ya sabemos que el miedo es uno de los mecanismos más poderosos de control de las relaciones sociales y de los procesos de producción que desean una sociedad lo más homogénea posible y la desaparición de las diferencias.

El miedo se constituye en un operador del poder para el control de los ciudadanos y las políticas que promueven para dirigir la sociedad. Mientras más homogénea sea esa sociedad, será menos crítica y por culpa de ese miedo es más fácil de manipular y dirigir. Así establecemos en nuestra sociedad un estado de excepción ilimitado y de alarma permanente donde las personas están siempre cuestionando hasta sus propios derechos. Se cuestionan derechos humanos y sociales constituidos desde hace, criminalizando no solo a un enemigo armado, sino cualquier forma de resistencia o protesta pacífica que explique lo que sucede. Mediante este miedo se justifica y se da credibilidad a la clase política al servicio del capitalismo que nos mata poco a poco.

Para ser más clara justificamos que las personas mueran en el Mediterráneo sopena de que vienen a robarnos el empleo. Que nuestros ancianos mueran solos en residencias porque hay que abaratar la factura de las pensiones y los costes de ciertas privatizaciones. Justificamos que nuestra sanidad pública deje de atender a las personas mas vulnerables porque no pagan. Etcétera.

Decimos que en la sociedad actual los indicies de ansiedad se han disparado; la ansiedad no deja de ser una respuesta fisiológica ante una amenaza. El problema viene cuando ponemos nuestro organismo en estado de alerta permanente ante estímulos no reales o creados. Cuando machaconamente en todos los programas nos están diciendo que nos prepararemos porque vienen tiempos difíciles y complicados, después de lo vivido en los últimos años. Hasta nuestros representantes políticos hacen hincapié en el otoño que nos va a llegar, como si el día a día no fuese ya lo suficientemente complicado y difícil, pero que esto no es nada para lo que nos espera.


Bueno, falta escasamente unos días para la entrada del otoño, los supermercados tienen repletas sus estanterías, no hay escasez de productos, el combustible sigue con la misma tónica de precios, el recibo de la electricidad ha bajado un poco y ha vuelto a subir en la misma línea, etc. Los bancos siguen ganando dinero batiendo récords. El Amancio sigue vendiendo ropa a mansalva. Los hoteles han estado repletos.

Seguramente cuando entremos en esta estación del año tan apocalíptica, nos seguirán bombardeando con qué no sucedió sucederá en el invierno. Tendremos problemas de energía y calefacción; todo va a ir a peor. En definitiva, lo que hay es una crisis del modelo capitalista donde unos pocos son los que disfrutan en su vida de los recursos existentes de todas. No se puede crecer hasta el infinito porque vivimos en mundo finito y todo lo que nos rodea y conocemos es finito y agotable.

Tenemos que revelarnos contra estas megaempresas que no están dispuestas a renunciar a nada y buscan constantemente maneras de justificar su avaricia e insolidaridad con el resto de la sociedad.

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