El nacional catolicismo (el fascismo) se cree en posesión de la superioridad moral para juzgar y acusar a las mujeres. Utilizan la religión y desde su pedestal acusan y juzgan a las mujeres que no acatan su concepto de moralidad”

OPINIÓN. Enredada con Iniciativa. Por María José Torres
Coportavoz de Iniciativa del Pueblo Andaluz (IdPA). Psicóloga sanitaria


25/01/23. Opinión. María José Torres, técnica de inserción laboral y coportavoz de Iniciativa del Pueblo Andaluz (IdPA), escribe en su colaboración para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com sobre el derecho al aborto: “Según interpretan estas ideologías parecen que las mujeres cuando abortan voluntariamente es como si fuesen a una fiesta, nada más lejos de la realidad. En ningún momento empatizan con las circunstancias...

...personales, de contexto social, violaciones, que llevan a una mujer a tomar una decisión de este calibre, y las consecuencias que a nivel emocional, personal, psicológico y social van a tener que afrontar”.

No somos conejas: somos mujeres

El desarrollo de la sexualidad y la capacidad de reproducción están directamente relacionados a la dignidad de la persona y al libre desarrollo de la personalidad, y son objeto de protección a través de distintos derechos.

La decisión de tener hijos y cuándo tenerlos constituye uno de los asuntos más íntimos, privados y personales que las mujeres afrontan a lo largo de sus vidas, que integra un ámbito esencial de la autodeterminación individual. Por tanto, los poderes públicos están obligados a no interferir en ese tipo de decisiones, pero, también, deben establecer las condiciones para que se adopten de forma libre y responsable, poniendo al alcance de quienes lo precisen servicios de atención sanitaria, asesoramiento o información.

Como vemos el aborto es, por tanto, un derecho que se puede ejercer o no voluntariamente, no es una obligación como nos quiere hacer ver la ultraderecha, el caricato de García-Gallardo, vicepresidente del gobierno de Castilla León, el nacional ultra catolicismo, abogados cristianos, etc. Deberían pensar que no todas tenemos que tener la misma ideología o las mismas creencias, eso se llama democracia, lo que ellos predican es fascismo, y como no, un ataque en toda regla a las mujeres y sus derechos, en este caso el derecho al aborto.


En este asunto se olvida el tema principal que es la mujer decide interrumpir voluntariamente su embarazo. Según interpretan estas ideologías parecen que las mujeres cuando abortan voluntariamente es como si fuesen a una fiesta, nada más lejos de la realidad. En ningún momento empatizan con las circunstancias personales, de contexto social, violaciones, que llevan a una mujer a tomar una decisión de este calibre, y las consecuencias que a nivel emocional, personal, psicológico y social van a tener que afrontar.

La intensidad y la duración de los efectos también es muy variable en cada caso. Existen dos síntomas psicológicos que suelen darse en la mayoría de los abortos (voluntarios o involuntarios). Por un lado, la ansiedad en diferentes grados (desde leve hasta ataques de pánico). Y, por otro lado, sentimiento de culpabilidad y creencia (más o menos irracional) de que podrían haber hecho las cosas de forma diferente.

También se aprecia una bajada de autoestima, la sensación de pérdida, disminución de apetito sexual, frustración, rabia, dolor y luto.

El nacional catolicismo (el fascismo) se cree en posesión de la superioridad moral para juzgar y acusar a las mujeres. Utilizan la religión y desde su pedestal acusan y juzgan a las mujeres que no acatan su concepto de moralidad. Que nadie se asuste, siempre han estado. En tiempos pasados lo hacían sin escrúpulos amparados en una sociedad machista don de la mujer tenía muy identificada su función vital como cuidadora y procreadora. Hoy están, los veis manifestándose con una dureza inverosímil y muy bien financiados desde ciertos entes ultraderechistas.


Personalmente creo que quizás deberíamos adoptar una de sus estrategias y es pedir la responsabilidad legal y penal de estos lobys, partidos políticos, asociaciones, fundaciones antidemocráticas, entes fascistas para generalizar, que fomentan el odio en nuestra sociedad y no aportan nada. Lo único que buscan es la involución de nuestra sociedad, la eliminación de nuestros derechos y la implantación de leyes para el control y castigo de la ciudadanía. Debemos luchar contra el adoctrinamiento en el pensamiento único del patriarcado; contra el acoso a nuestra democracia.

Pero como es evidente en esta democracia no es posible: dicen que hay que defender la libertad de pensamiento. Libertad de pensamiento muy tergiversada, por cierto. Ya está bien de apartarnos de nuestros propios derechos como personas mediante dichos como el de Rousseau: “nadie puede hacer las labores domésticas del cuidado como vosotras, por lo que no seréis ciudadanas de pleno derecho sino que os limitaréis a criar ciudadanos”.

En fin, aun podemos combatir este nacional catolicismo con más educación. Se deben implicar los medios de comunicación dejando de ser voceros de las mentiras agresoras a la mujer. Y, como no, los poderes públicos deben hacer cumplir nuestra constitución y no salga de valde semejante acoso a nosotras mismas.

Seamos menos desiguales, más libres y más felices.

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