En la actualidad estamos viviendo un resurgimiento del patriarcado y el machismo más rancio, negando y renombrando la violencia machista como violencia intrafamiliar; esto es otra cosa que nada tiene que ver con la violencia contra las mujeres"

OPINIÓN. Enredada con Iniciativa. Por María José Torres Gómez
Portavoz andaluza de Iniciativa del Pueblo Andaluz (IdPA). Psicóloga sanitaria


24/11/23. Opinión. María José Torres Gómez, técnica de inserción laboral y portavoz andaluza de Iniciativa del Pueblo Andaluz (IdPA), escribe en su colaboración en el especial del Día por la Eliminación de la Violencia contra la Mujer de EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com sobre la situación actual de las mujeres: “En Andalucía tenemos el triste dato que en lo que va de año llevamos diecisiete mujeres asesinadas, en Málaga...

...llevamos cuatro mujeres víctimas de violencia machista, la última en Benalmádena, y todavía no ha finalizado el año. Estamos liderando el ranking de mujeres asesinadas. Tendrá esto algo que ver con la entrada en el gobierno andaluz de la derecha, y la ultraderecha, la negación de la violencia machista bautizándola como violencia intrafamiliar”.

A la derecha: Andalucía

Según los datos del INE del año dos mil veintidós, las mujeres víctimas de violencia de género aumento un 8.3 por ciento. Esto se traduce en que 1.5 de cada 1.000 mujeres son víctimas de violencia machista en un rango de edad desde los 14 años.


Estos datos deberían avergonzarnos como sociedad, pero parece ser que no. En la actualidad estamos viviendo un resurgimiento del patriarcado y el machismo más rancio, negando y renombrando la violencia machista como violencia intrafamiliar; esto es otra cosa que nada tiene que ver con la violencia contra las mujeres. Es sencillamente una forma de blanquear el patriarcado imperante en nuestra sociedad, de decorar el lenguaje: lo que intentan por todos los medios es impedir que las mujeres consigamos la plena igualdad que se merece cualquier sociedad moderna catalogada como demócrata huyendo de lo que sucedía en otros tiempos.

En estos tiempos convulsos estamos asistiendo como determinadas fuerzas políticas, que todas pensábamos que apostaban por la erradicación de la violencia machista, se alinean con la ultraderecha más rancia y fascista con el propósito de erradicar en todas las instituciones donde gobiernan las exiguas herramientas de lucha contra la violencia hacia la mujer, mermando sus recursos tanto económicos como humanos.

Es realmente preocupante el aumento de la violencia entre las parejas de adolescentes, según el observatorio andaluz de la infancia y la adolescencia. La macroencuesta del año 2015 señala que el veintiuno por ciento de las mujeres menores de veinticinco años, que han tenido parejas, han sido víctimas de violencia de género, frente al nueve por ciento de las mujeres en general. Me pregunto que está sucediendo en las nuevas generaciones que se suponen que han sido educadas en la igualdad de derechos, vuelvan a caer en la espiral de la violencia, ¿qué les hace reproducir estos mismos patrones de agresión hacia la mujer?

Es claro que una de las respuestas es la reproducción del patrón de conductas vividos en su entorno familiar, donde han sido testigos y víctimas de maltrato de sus padres hacia sus madres.

Me gustaría introducir una nueva variable, como es el uso de internet por parte de menores y adolescentes, de forma generalizada y cada vez a una edad más temprana para recibir la información, la educación. Esto está provocando que los niños tengan acceso a contenidos que no son adecuados para su edad, como la pornografía. En un informe publicado por “Save the Children”, sitúa el inicio de consumo de pornografía en torno a los ocho años, seis de cada diez menores declaran que han accedido a este tipo de contenidos. En relación al sexo el 87 por ciento de niños afirman que han visto porno y que suelen hacerlo casi a diario frente al 39 por ciento de las niñas que afirman haberlo hecho una vez a la semana o al mes.


Es evidente que el consumo de pornografía entre los menores tiene una serie de consecuencias para su educación socio afectivo sexual. El uso anómalo de la red internet como medio de obtención de información sobre sexualidad se está haciendo con unas referencias (películas pornográficas) que no tienen correspondencia con la realidad sexual de cualquier persona. Una de las consecuencias que se generan es la frustración y un fracaso en sus relaciones socio afectivas y sexuales que en muchos casos terminan en actos violentos y agresiones sexuales a sus parejas, al reproducir las conductas vistas en estos metrajes.

Es evidente que hay una falta de educación sexual. Aún, al parecer, no sabemos que la libertad sexual y su información sigue siendo tabú. Hoy se está apostando por una educación concertada en nuestras escuelas e institutos desde ciertos gobiernos donde se dice que lo privado funciona mejor. Muchas familias hablan que la democracia y su libertad se sustenta en poder elegir un colegio digamos con uniformes, privados como la gente de “bien” hace pero siempre subvencionados con los dineros públicos porque no llega el sueldo para tanto. No es que lo público funcione de maravilla, pero no creo que sea la iglesia (quienes sustentan la mayor parte de los centros educativos concertados) sea la idónea para hablar de sexualidad; nuestros hijos e hijas por masturbarse no se van a quedar ciegos. Con un discurso educativo basado en la culpa es evidente que estamos poniendo una necesidad fisiológica como si fuera algo pecaminosa. Esto es lo que hace que la gente, y más las mentes menos formadas, acudan a la pornografía y al uso de ella en su propia vida lo que aprenden. Educar es otra cosa; debemos conseguir un sistema que hable de iguales sanamente y de respeto. Y sí, nuestros gobernantes antes de incentivar la negación y el tabú, lo escrito antes, deberían preocuparse en legislar para impedir que nuestros menores accedan a los contenidos pornográficos. Es difícil, al parecer si cuando hablamos de hacer una sociedad de españoles de bien, de misa y demás. Es muy complicado hacerlo desde lo público cuando los recursos económicos se derivan a financiar lo privado dejando lo de todos totalmente colapsado.

Concretando, en Andalucía tenemos el triste dato que en lo que va de año llevamos diecisiete mujeres asesinadas, en Málaga llevamos cuatro mujeres víctimas de violencia machista, la última en Benalmádena, y todavía no ha finalizado el año. Estamos liderando el ranking de mujeres asesinadas. Tendrá esto algo que ver con la entrada en el gobierno andaluz de la derecha, y la ultraderecha, la negación de la violencia machista bautizándola como violencia intrafamiliar.

Como dijo Simone de Beauvoir “el opresor no sería tan fuerte si no tuviese cómplices entre los propios oprimidos”. Por esto tenemos que gritar y luchar fuerte por la igualdad de todas las mujeres y dejar de justificar culpabilizando a las mujeres que son maltratadas o asesinadas a manos de los hombres. Para ello es necesaria la implicación de todos los estamentos sociales apostando por políticas que nos lleven a terminar con esta lacra que se reivindica cada 25 de noviembre. No solo en nuestra ciudad, comunidad o país, si no en todo el mundo. Aquí quiero hacer especial mención a los magistrados (y las magistradas) a que no se olviden que también tienen hijas, hermanas, madres, etc. que pueden ser víctimas de violencia de género. Tienen que dejar de blanquear el machismo con sus sentencias. Deben proteger a las mujeres que han denunciado, que no haya revictimización. No deben tener prejuicios por el tipo de ropa que una mujer lleva o no lleva, a la clase que pertenezcan, por la hora del día que sea, que protejan su intimidad... en definitiva que de verdad cumplan con su código deontológico.

En definitiva, deseando que haya un día cercano en el que no tengamos que reivindicar la erradicación de la violencia de los hombres contra las mujeres. Y que cada día haya más hermanos que hermanas apoyando esta causa. También sé hablar como hablan los de cualquier iglesia.