“De vuelta a casa piensa en la conversación que ha tenido con Noelia y también en la llamada de teléfono de su marido, que le ha dicho que la quiere, que solo lo ha hecho por probar cosas nuevas”
OPINIÓN. El jardín de tinta
Talleres de escritura de Augusto López
08/02/23. Opinión. El escritor y profesor de escritura, Augusto López, continúa con su sección semanal en EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com, ‘El jardín de tinta’, un espacio de creación literaria de las alumnas y alumnos de sus talleres (augustolopez.es), impartidos en colaboración con la librería Proteo. Hoy nos trae el relato ‘La desilusión’, de Victoria Lucía Otaola...
La desilusión
Marta era una chica un poco tímida pero trabajadora, era dependienta en unos grandes almacenes, allí el trabajo era muy cansado, hacía muchas horas. Siempre uniformada con su traje de chaqueta de falda azul más bien larga, camisa blanca. Tenía una compañera que se llamaba Noelia, entre ellas había muy buena relación, salían a desayunar y a comer, ésta era un poco más alegre y moderna, llevaba falda corta y siempre iba muy maquillada.
Ese día era viernes, Marta está muy cansada de su trabajo de reponedora de ropa y decide no ir a comer con su amiga, se marcha a casa. Al llegar busca las llaves en el bolso y abre la puerta, al entrar se queda un poco parada, pues no escucha a Rafael de trastear en la cocina, entra despacio avanza sin hacer ruido, cuando escucha unos gemidos que salían de la habitación, sigue andando muy lento empuja la puerta, se lleva una gran sorpresa, su marido estaba manteniendo relaciones con un hombre, éste era un moreno de ojos castaños y una buena musculatura, en ese momento se pregunta “¿mi marido es gay?”.
Cae redonda al suelo, se desmaya.
Al despertar, está en su cama. Rogelio la estaba mirando, ella vuelve la mirada hacía abajo, pues éste aún sigue sin vestir y al verlo se ruboriza.
- ¿Dónde está mi marido? -pregunta suavemente.
- Ha ido a por un vaso de agua -contesta Rogelio. Si me perdonas me voy a vestir.
Ella se siente enrojecer al ver el cuerpo del moreno.
Recuperada de la emoción, decide no hablar con Rafael y se marcha de nuevo al trabajo. Le cuenta a su amiga lo ocurrido, no puede creer que en todo este tiempo, doce años de matrimonio, no se hubiera dado cuenta de nada.
De vuelta a casa piensa en la conversación que ha tenido con Noelia y también en la llamada de teléfono de su marido, que le ha dicho que la quiere, que solo lo ha hecho por probar cosas nuevas.
Entonces piensa en su madre, busca el móvil en su bolso y marca para quedar con ella.
- Hola mamá, ¿podemos quedar para hablar?
Dos horas después se estaba despidiendo de su madre, la mira piensa lo atractiva que es y juvenil, más que ella misma.
Al día siguiente va pensativa por la calle y recuerda todos los consejos de su madre. Entonces repara en un escaparate de moda, ve un vestido rojo muy sexy, entra sin pensarlo dos veces, se lo compra. Ya en la calle llama a Rafael y le dice,
- ¿Sigue Rogelio en casa?
- Si, ¿quieres que se vaya? -responde Rafael.
- Quiero que te vayas tú.
Cuando llega a casa, se va directa al dormitorio, se arregla, saca el vestido que se ha comprado y se lo pone, se mira al espejo: ve a una mujer totalmente distinta. Sale del cuarto busca a Rogelio, éste al verla cae rendido a sus pies, tienen una tarde muy erótica y sensual, ella queda enamorada del moreno, “desde luego sí que era diferente” pensó.
Los días siguientes continúa con su rutina de trabajo igual, pero siempre pensando en volver a casa.
Una tarde de vuelta del trabajo, pensaba en su madre y decide ir a verla, para darle una sorpresa, pero la vida se le vuelve del revés cuando al llegar encuentra en el salón a su madre haciendo el amor con Rogelio. En ese momento sale de esa casa despavorida y llama a Rafael, cuando nota al otro lado del teléfono una voz de mujer: no se lo puede creer, era su querida amiga Noelia.
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