El próximo viernes usted decidirá comprar este producto. El tiempo es oro, amigo. Así que nos hemos adelantado a la jugada, le traemos el producto antes que usted lo compre”

OPINIÓN. El jardín de tinta
Talleres de escritura de Augusto López


15/03/23. 
Opinión. El escritor y profesor de escritura, Augusto López, continúa con su sección semanal en EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com, ‘El jardín de tinta’, un espacio de creación literaria de las alumnas y alumnos de sus talleres (augustolopez.es), impartidos en colaboración con la librería Proteo. Hoy nos trae el relato ‘Cronocracia’, de Daniel Henares...

Cronocracia

–¡Mira quién es, Fonso! Ya están otra vez llamando al porterillo.

–A ver, a ver. ¿Sí? ¿Quién es? No, nosotros no hemos pedido nada. Bueno, de acuerdo. Le abro.
–¿Qué pasa ahora?
–María, dice que traen un paquete de Pápazon.
–Habrá pedido algo la niña. Cualquier tontería. Seguro.
–Bueno ahora lo veremos, está subiendo.
(Ding, Dong).
–Buenos días, ¿es usted Alfonso Cabestrillo Gil?
–Sí. Pero como le he dicho, no hemos pedido…
–No se preocupe, amigo, está todo controlado. Se lo explicaré en un minuto. ¿Ve este paquete?
–Sí. Lo veo.
–Es un paquete de Pápazon. Uno perteneciente a un nuevo servicio, se llama “Pre-Buy”. Me complace comunicarle que ha sido seleccionado por nuestro programa informático para participar en el programa piloto. No sabe lo afortunado que es, está usted haciendo historia.
–Bueno. ¿Y qué hay en el paquete?
–No tengo ni idea, y está claro que usted tampoco. Aún no al menos. Pero el próximo viernes usted decidirá comprar este producto. El tiempo es oro, amigo. Así que nos hemos adelantado a la jugada, le traemos el producto antes que usted lo compre.
–¿Está hablando en serio?
–Escuche, nuestros sistemas de I+D funcionan a pleno rendimiento desde hace tiempo. Hemos desarrollado una sección de prospección de ventas. Ellos hacen todo el trabajo, son un grupo de sociólogos, psicólogos, estadistas, matemáticos y escritores de ciencia ficción. Gracias a su trabajo conjunto, y a la infinita cantidad de datos que tenemos sobre usted, pueden desarrollar un curso de acción para sus impulsos mercantiles. Es decir, saben qué va a comprar usted y cuándo. Y el próximo viernes comprará usted esto.
–Pero, es imposible…
–No, no lo es. Se llama ciencia y ¿qué puede hacer lo imposible contra la ciencia? Se lo diré: nada. La ciencia lo rebasa todo, amigo. Vamos a ver, no es el procedimiento habitual, ya que en todo momento respetamos la privacidad de nuestros clientes, pero, en esta ocasión y dada su posible incredulidad se me ha facilitado un informe de su caso. ¿Quiere saber qué contiene este paquete y por qué va a comprarlo? Escuche con atención.


“El viernes por la mañana tendrá usted un arranque melancólico debido a que ya está adentrándose en la mediana edad y entrando en lo que podríamos llamar el otoño de la vida. Irá al armario a probarse sus pantalones de chándal, decidido a salir a correr, y descubrirá que no le caben, en ese momento serán las 08.54. Bien, pasará la mañana rumiando su desdicha y lamentándose por haber perdido su único día libre de la semana sin hacer nada. Aproximadamente a las 10.28 verá usted un anuncio de desodorante en la televisión, en él aparecerá un guapo joven, siguiendo un impulso mirará usted su móvil y abrirá un correo en el que Pápazon le recomienda el nuevo sistema de gimnasia pasiva Sagistech. Y usted, ese mismo viernes a las 10.39 comprará esto que tengo en mis manos”.

–Dios mío. Entonces ¿entregan ustedes los pedidos antes de que sus clientes los compren?
–Exacto. Así ahorramos tiempo y dinero, podemos adelantarnos al propio Universo ¿sabe usted?
–Yo no sé nada, créame. Pero, se me ocurre una cosa ¿y si al final llega el viernes y no lo compro? Ya lo tengo ¿por qué pagarlo? Creo que no lo voy a comprar.
–Me decepciona usted, caballero. Veo que desconfía de nuestros sistemas. Tengo que decirle que los integrantes del equipo de prospección son grandes profesionales, y titulados. Bueno, quizá los escritores de ciencia ficción no hayan estudiado mucho, pero les pagamos con bocadillos de mortadela. En fin. Si nuestro equipo ha programado esta compra es porque usted la hará. Eso está claro. Y si necesita una pequeña sugestión para terminar de convencerse le hablaré de la cláusula T.
–¿La cláusula T?
–Ya le he dicho que nuestros centros de investigación y desarrollo no descansan. Si, debido a su falta de compromiso con el destino o a su deseo de ahorrar unos euros, usted decidiera finalmente no comprar este producto se pondría en marcha el Departamento de Temponáutica.
–¿Tempoqué?
–Temponáutica, señor. El arte de viajar en el tiempo. Nuestros científicos solo son superados en inteligencia por nuestros contables. Si usted, en un ejercicio desleal y traicionero, no compra lo que hay dentro de esta caja, el Departamento pondría en marcha una reclamación basada en la susodicha cláusula y un agente temporal habría venido a avisarme hace diez minutos y me habría dicho que cancelase la entrega.
–¿Ah sí?
–Sí. Y a mí no me ha avisado nadie, así que seguro que lo compra. No obstante, por si quedara alguna duda, si la cláusula T se activa finalmente habrá un coste en su cuenta, del cual descontaremos el producto, por supuesto. Los viajes en el tiempo son muy caros ¿sabe usted? Carísimos.
–Ya veo, ya. Lo tienen todo bien atado.
–Todo y a todos, no lo olvide. Buenos días, señor. Que disfrute de su aparato de gimnasia pasiva.
–Váyase a la mierda.
–Consultaré con el departamento de prospectiva esa posibilidad, hay una tarotisa muy buena.


El portazo retumbó en todo el edificio.

–A ver qué carajo hay en el dichoso paquete. Voy a desembalarlo… ¡Pero si esto es una cajita cuadrada! A ver, parece que tiene un botón aquí.
–Buenas tardes caballero, soy un producto de alta tecnología que le ayudará a bajar de peso, garantizado por Industrias Segistech. En primer lugar, para usarme correctamente…
–Alfonso, apaga la tele.
–¡No es la tele! ¡Es el cacharro este del demonio!
–…Tendrá que registrarse en la página oficial de nuestra empresa, aportando DNI, número de la seguridad social, dirección y teléfono, peso, altura y tono del cabello, además de sus huellas dactilares y un registro de sus iris…
–¡Alfonso, joder!
–Le estoy dando al botón, pero no se apaga.
–…Empezaremos con una sesión de prueba para valorar su rendimiento: túmbese bocabajo en el suelo, empezaremos con unas flexiones: ¡uno! ¡dos! ¡tres!
–¿Conque ésas tenemos? Muy bien, adiós cacharro de mierda.
–Fonso, ¿qué has hecho con la cosa esa?
–La he tirado por la ventana. Al carajo.
–¡Estás loco!
–Mejor, así pasaré desapercibido por la vida.

Diario Malaguita
El diario más perita

UN CASO ESPELUZNANTE CONFUNDE A LOS AGENTES JUDICIALES

La pasada tarde, en la barriada conocida como “Los Planetas” ocurrió un suceso que tiene en jaque a los más brillantes jueces de la ciudad. Un mensajero de un conocido portal de venta online falleció al impactar en su cabeza un aparato de gimnasia pasiva lanzado desde un duodécimo piso, aparato que, curiosamente, él mismo acababa de entregar. La empresa antes citada reclama sobre su trabajador y acusa al receptor del paquete de temeridad y de homicidio involuntario. Por su parte el hombre arguye que si es verdad que existe la sección de prospectiva deberían haberlo previsto y haberlo evitado, que no es culpa suya. El repartidor, dado su estado, no ha podido hacer declaraciones.

En conclusión: un laberinto legislativo de difícil salida. De momento los agentes de seguridad han decidido acordonar firmemente ese día para evitar alteraciones temporales y poder estudiar lo sucedido. El caso ha sido tan sonado que el propio Yeff Berzas ha hecho una declaraciones al respecto: “Lamentamos profundamente lo sucedido,  por suerte se trata de casos muy aislados; además cuando sustituyamos a los repartidores por drones y androides no tendremos estos problemas”.

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