Si no te atreves a avanzar entre las brumas, entre la nada aparente, entre el "todavía no lo tengo" y, te limitas a esperar que se te aparezca la Torre de Hércules…”

OPINIÓN. La importancia de ser idiota
Por Luis Molero. Escribidor y mecánico mental


05/06/23. 
Opinión. El escritor Luis Molero continúa su colaboración semanal en EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com con ‘La importancia de ser idiota’, una sección en la que comparte algunos de sus relatos. Molero tiene una Newsletter, ‘Ilusionante’ (AQUÍ). Hoy nos trae ‘Resaca de meigas (y de Galicia mágica)’...

Resaca de meigas (y de Galicia mágica)

Cuando llegas a Santiago desde el Sur (Boqueronland), descubres una luz nacarada, como filtrada por unos visillos invisibles, que no crea sombras.


Una luz que difumina la realidad.

Y una niebla tan espesa que puedes tejerla y hacerte una bufanda.


En Coruña caminas por el paseo marítimo buscando la Torre de Hércules.

La carretera a la derecha.

A la izquierda, mar y brumas.

Hasta que empiezan a brotar las fachadas…

Flotando en el aire.

Una aquí, otra allá, se encienden como lucecitas en un árbol de Navidad.

Luego la niebla desciende.

Y se ven los edificios.

Y, a lo lejos, media Torre de Hércules.

La parte de arriba no parece muy sólida…


No todo lo mágico de Galicia se basa en la luz, pero algo hay.

Y, te digo una cosa, puedes creerme o no:

Si dominas el arte de enfocar la mirada, obtienes magia.

No hay más que eso, en realidad.

Cambiar el enfoque, cambiar, “el punto de encaje” de las cosas.

Ni siquiera es necesario preocuparse por la acción.

La acción es la consecuencia natural de la visión.


Si sabes lo que quieres, si lo ves con claridad, irás a por ello.

Incluso, sin proponértelo.

Ahora bien...

Si no te atreves a avanzar entre las brumas, entre la nada aparente, entre el "todavía no lo tengo" y, te limitas a esperar que se te aparezca la Torre de Hércules…

Buena suerte.

Porque vas a seguir donde estás por muuuucho tiempo.

En la misma casilla de la Oca en la que estás ahora.

Es cuestión de visión, ya te digo, de aprender a enfocarte.

De distinguir entre realidades y espejismos.

Y es mucho más fácil ver las cosas claras desde fuera (es por eso que somos "tan buenos" viendo la solución de los problemas ajenos).

Tengo algunas preguntas para ti:

¿Hasta qué punto quieres de verdad de verdad llegar a esa torre?

¿Qué pasaría si llegaras?

¿Cómo cambiaría tu vida?

¿Estás dispuesta a aceptar ayuda para alcanzarla?

Y esto es todo por hoy.

Sayonara!

PD. Si respondiste sí a la última pregunta, te ofrezco una consulta de 30 minutos sin ningún coste para ver las cosas más claras.

Aquí:

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