“Nos cuesta asumir que estemos sufriendo esta vergüenza corrupta, que compañeros de partido y carné, con los que supuestamente compartimos valores, trabajo, metas, o ideales, sean unos golfos”
OPINIÓN. Todo al rojo. Por Juan Alcover
Economista, Máster en Sostenibilidad y RSC, profesional del medio ambiente y empleado público
02/07/25. Opinión. El economista y militante socialista, Juan Alcover, en su colaboración con EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com escribe sobre la corrupción en el PSOE: “Nos toca experimentar la indignación y la ira, y es que sentimos rabia y resentimiento ante la indignidad de los corruptos, del daño que nos hacen a todos los militantes, a la imagen de la propia organización,...
...y a la sociedad, a una ciudadanía que cada vez cree menos en los políticos. Y pensando que el daño es irreversible, la frustración se apodera de nosotros, conllevando a la vez una rabia que nos hace buscar culpables”.
Cuánto duele la corrupción propia
En estos días he tenido la oportunidad de conversar con multitud de compañeros del PSOE, y asistir a diversas reuniones. En todas ellas me llevo la misma sensación: dolor, mucho dolor por los casos de corrupción que estamos sufriendo en nuestro partido.
Supongo que la mayoría estamos pasando por el mismo duelo, aunque cada uno lo lleve a su manera, y eso supone empezar por la incredulidad y negación, porque es incomprensible cómo compañeros nuestros pueden corromperse de esa manera. Pienso que ellos, antes de ejercer cargos de poder, eran personas honradas y trabajadoras, y que por eso se les puede nombrar en puestos de responsabilidad sin que nadie pueda imaginar que dicho poder les acabará corrompiendo. Nos cuesta asumir que estemos sufriendo esta vergüenza corrupta, que compañeros de partido y carné, con los que supuestamente compartimos valores, trabajo, metas, o ideales, sean unos golfos. Tendemos a buscar una explicación racional que niegue la evidencia, que explique que este bochorno no es lo que parece. El tiempo te arrebata esa negativa y te enseña la dura realidad.
A continuación nos toca experimentar la indignación y la ira, y es que sentimos rabia y resentimiento ante la indignidad de los corruptos, del daño que nos hacen a todos los militantes, a la imagen de la propia organización, y a la sociedad, a una ciudadanía que cada vez cree menos en los políticos. Y pensando que el daño es irreversible, la frustración se apodera de nosotros, conllevando a la vez una rabia que nos hace buscar culpables. Porque todo mal tiene que tener un culpable detrás, o no, quizá muchas de las situaciones que sufrimos en la vida son inevitables, y tenían que ocurrir.
Y por fin llega la etapa de dolor, esa en la que estamos inmersos la inmensa mayoría de personas que conformamos el Partido Socialista Obrero Español. Como decía al principio, cuanto dolor estoy palpando en los compañeros y en nuestros votantes. Dolor propio, por la sensación de que han traicionado nuestros valores socialistas, pero también dolor ajeno, el que compartimos con la persona que está a nuestro lado, y con aquellos que ni si quiera tenemos contacto, ya sean alcaldes, concejales, parlamentarios, tantas y tantas personas que se dejan la piel día a día, en muchos casos sin tan siquiera asignación económica, todo para mejorar la vida de la gente.
Con el paso del tiempo, tendremos que vivir con este dolor, y entrar en la etapa de aceptación, de entender y aceptar que la corrupción nos afecta a todos, que forma parte de la tentación del ser humano, y que desgraciadamente siempre habrá alguien en algún puesto de responsabilidad que traicionará la honradez y la ética. Pero aceptarla no significa resignarse, todo lo contrario, debe suponer redoblar nuestros esfuerzos en combatirla, minimizarla, repudiarla, y aislarla.
El PSOE tiene el código ético más exigente de entre todos los partidos existentes en nuestro país, y eso hay que demostrarlo con acciones. Transparencia, asunción de responsabilidades y colaboración con la Justicia son las señas de identidad de los socialistas cuando alguien se corrompe o no ha vigilado adecuadamente para que eso no ocurra. Y repito: eso hay que demostrarlo.
Todos compartimos el sentimiento de dolor, indignación, a la par que desconcierto y tristeza tras los últimos casos de corrupción, y es que ningún militante del PSOE puede mirar con indiferencia las noticias de estos actos corruptos que nos repugnan, bañados en un machismo absolutamente incompatible con nuestros valores progresistas y feministas que abanderamos.
Pero en todo caso, el PSOE es un partido limpio, donde la inmensa mayoría de las personas que conformamos la organización somos honestos y trabajadores. Es por ello que nadie tiene que “agachar la cabeza” en ninguna situación o circunstancia, tenemos que ser contundentes con los corruptos, y firmes con nuestra dignidad y con los valores que defendemos.
Porque a pesar de esta corrupción que tanto daño nos hace, somos y seremos el partido que mas ha hecho por el progreso de este país, y que mas ha mejorado la vida de los españoles. Ese orgullo no nos lo puede arrebatar ningún corrupto, ni ninguna campaña de mentiras y difamaciones que la derecha promueve.
Ánimo a todos, seamos firmes e implacables con los sinvergüenzas, y sigamos trabajando con orgullo cada día por aumentar la calidad de vida de la ciudadanía, desde el orgullo de nuestros valores de justicia, igualdad y progreso.