OPINIÓN. Lecturas impertinentes
Por Paco Puche. Librero y ecologista

21/09/18. 
Opinión. El librero y ecologista Paco Puche habla en su  nuevo artículo para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com sobre el entramado de tuberías con amianto que transportan el agua potable a las casas de miles de personas. El pasado 10 de septiembre habitantes del municipio malagueño de Campanillas se concentraron para pedir a las instituciones públicas pongan remedio a esta situación...

...ante el peligro de ingerir agua de unas tuberías fabricadas con una sustancia cancerígena.

Uralitas en las entrañas de la ciudad

“¿Ha pensado alguna vez en la maravilla que supone
el sencillo acto de abrir un grifo y que salga agua?
A través de kilómetros y kilómetros,
atravesando campos y montañas, ese vaso
de agua que usted bebe viaja por
TUBERÍAS A PRESIÓN URALITA O ETERNIT,
desde los manantiales hasta su hogar”.
Anuncio de Uralita en la Vanguardia
el 18 de julio de 1955

ESTA maravilla, según los datos que conocemos, se inició en Lucena (Córdoba) en 1928 (1) y, desde esa fecha hasta finales del siglo XX, se continuó con este denodado esfuerzo hasta llegar a instalar unos 370.000 km de todo tipo de tuberías conducentes de aguas (potables, residuales, pluviales y de riego), la misma distancia que hay de la Tierra a la Luna. Para centrarnos a lo que nos interesa, en el agua de abastecimiento a poblaciones, la del vaso de agua, en gran parte sigue hoy transportada por tuberías que alcanzan una longitud de unos 40.000 km.

ADEMÁS de atravesar campos y montañas, han de recorrer todas las geografías urbanas para poder llegar a todos los domicilios. Por eso, pinchar en una calle cualquiera de la ciudad que queramos es ver asomar tuberías grises de fibrocemento, es decir de amianto mezclado con cemento. El nombre de las tuberías hace honor a la empresa Uralita que monopolizó el sector durante el siglo XX. Uralitas, amianto, fibrocemento, todo viene a ser lo mismo a los efectos que de este trabajo.

Alarma social

EL amianto es un reconocido cancerígeno de la peor especie, de tipo I, que es así como lo calificó la IARC (Agencia Internacional de Investigación del Cáncer) en 1977, es decir hace ya más de 40 años. Por saber que no quede.


HABLAR de amianto o de esos otros nombres como lo conocemos, sería crear una razonable alarma social. Por el hecho en sí, porque la situación es de un peligro permanente para la salud pública.

PERO esto no ha sido así durante muchos años por la formidable conspiración del silencio llevada a cabo por empresas monopólicas, administraciones y muchos profesionales que han preferido callarse. Era muy arriesgado dar la cara. Había mucho poder detrás del amianto y de Uralita: en este caso nada más y nada menos que el franquismo, a quién la familia March había prestado notables servicios en el “Glorioso y Católico Alzamiento” (2). Silencios unidos a las invisibilidades de las fibras letales del amianto que inhaladas e ingeridas producían esos efectos mortales, y al alto periodo de latencia (tiempo en que aparece la enfermedad de después de la primera exposición).

TODO junto, ha hecho que hasta hace unos pocos años la conciencia social no haya emergido con intensidad ante este envenenamiento por amianto que es calificado por muchos como genocidio. ¿Y los sindicatos? Ahora lo podemos entender con las bombas de los niños de Yemen: atrapados en el dilema entre el puesto de trabajo y la salud propia o ajena. Comprensible pero corresponsables.

¿GENOCIDIO? Los órdenes de magnitud que ahora conocemos cada vez con más precisión, son, para España, cada año una media de 2.951 personas, solo hablamos de muertes, y para el mundo, por año, una media de unas 217.000 personas. Es genocidio porque se sabía de la letalidad del amianto desde los años 50 del pasado siglo y porque ha sido aplicado sistemáticamente sobre trabajadores/as familiares y ciudadanos/as; son los tres efectos: laborales (3), domésticos y ambientales.

¿Es lo mismo respirado que ingerido?

SOBRE el amianto inhalado no cabe ninguna sombra de duda: aún dosis pequeñas son inseguras (4). Dice el INSHT que “No hay ninguna exposición al amianto, por pequeña que sea, que pueda considerarse segura”. La retirada segura de todo el amianto instalado y que emite fibras cancerígenas con frecuencia es a todas luces una prioridad de salud pública.


LEGALMENTE, el decreto de prohibición procedente de una Directiva europea, admite el amianto instalado solo hasta el fin de su vida útil (5). ¿Cuánta es la vida útil del fibrocemento? Lo sabemos ya a ciencia cierta: es de 35 años como máximo si no se ha deteriorado antes. Así lo dice nuestro Centro Nacional de Nuevas Tecnología (CNNT) (6), adscrito al INSHT del Ministerio de Empleo y S. Social. Esta norma no distingue que entre el amianto instalado pueda ser inhalado o ingerido. Se refiere a todo el amianto instalado. Los 40.000 km de tuberías, por ejemplo. De acuerdo con las fechas de instalación, la mayor parte del fibrocemento de las tuberías es ilegal.

EN el caso del agua bebida y la salud pública, el escenario es el siguiente: las tuberías de fibrocemento que conducen el agua, con el tiempo se van desprendiendo de parte de la matriz de cemento a un ritmo de hasta 8 mm de sección en 40 años de servicio. Luego vamos ingiriendo amianto cancerígeno en el agua de boca.

PUEDE leer el artículo completo en pdf AQUÍ.

NOTA (1): URALITA (1956-57): Manuel General. Madrid. Editorial Dossat. P. 615
NOTA (2): Si el sentido del humor cupiese aquí, se le podría haber llamado “Alzamianto”.
NOTA (3): Se calcula que, de todos los cánceres procedentes del trabajo, el manejo del amianto produce o ha producido el 60% de los mismos. El mayor de los cancerígenos en el trabajo.
NOTA (4): Instituto nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo (INSHT), Guía Técnica del RD 396/2006. 2008, pág. 2.
NOTA (5) BOE: ORDEN de 7 de diciembre de 2001.
NOTA (6): Núm. de referencia: 2412.16 de Fecha: 02/01/2017. Respuesta a una consulta del grupo Podemos de Castro Urdiales.

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