Librero y ecologista
13/10/11. Opinión. “El plan B de las multinacionales: la conquista del alma de las gentes y de las resistencias sociales. Invierten millones de dólares en Responsabilidad Social Corporativa (RSC), lavado verde, lobbying, publicidad y clientelismo a través de ONG leales a sus intereses”...
OPINIÓN. Lecturas impertinentes. Por Paco Puche
Librero y ecologista
13/10/11. Opinión. “El
plan B de las multinacionales: la conquista del alma de las gentes y de las
resistencias sociales. Invierten millones de dólares en Responsabilidad Social
Corporativa (RSC), lavado verde, lobbying,
publicidad y clientelismo a través de ONG leales a sus intereses”. Paco Puche analiza estas
prácticas en este artículo para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com.
El ‘lobby’ oculto
El capital trata de apropiarse de los
movimientos ecologistas razonables, para reconvertirlos en domesticados
capitalismos verdes o formas de negocio con el agotamiento del planeta.
Pedro A. Prieto, ASPO
La presión económica empuja a las ONG
hacia un “partenariado tóxico” con las grandes empresas, un ‘lobby’ en sentido
inverso.
Miguel Romero Baeza, 2009
LA idea de “lobby” en su acepción corriente, que suele ser peyorativa,
hace referencia a formas de presión de las grandes empresas sobre las
instituciones públicas, en su beneficio.
POR hacernos una idea de su orden de magnitud, en 2002 había en Bruselas
más de 10.000 cabilderos profesionales vagando por los vestíbulos de la Comisión, del Consejo y
del Parlamento europeo y, asimismo, las más de 200 multinacionales con oficinas
en esta capital contaban con de no menos de 500 grupos de presión industriales[1].
ES que el gran capital no se fía mucho de la autorregulación del mercado
y menos de la providencial “mano invisible”. Tiene poderosas razones: su
actividad empresarial es una isla que opera en un océano de externalidades
negativas, que ha de mantener fuera de sus costes si quiere cumplir con su
único fin cual es la obtención de las máximas ganancias. Y contiene implícita
una propensión al crecimiento exponencial, que choca ya con un mundo “lleno” en
cuanto a su capacidad de carga, puesto que ha tocado todos sus límites en lo
relativo a sus recursos y a sus sumideros. Por eso la metáfora que usa
Riechmann para describirlo es más que pertinente, dice así: "La maldición
para la Tierra
es una masa de capitales en manos de una exigua minoría de inversores y ‘desarrolladores’,
que escrutan hasta el último metro cuadrado sobre el que podrían abalanzarse
para obtener beneficios. La imagen del enjambre de langostas no resulta
desatinada"[2].
EN ese mismo orden de cosas, el capitalismo va viendo cómo las sucesivas
crisis (financiera, económica, energética, ecológica, climática y social) van
anunciando su próxima quiebra con más intensidad[3].
NECESITA con urgencia, además de su plan A (seguir con los negocios como lo
hace habitualmente: business as usual),
un plan B (la conquista del alma de las gentes y de las resistencias sociales[4]). Pues tampoco
es tan poderoso como parece a primera vista, porque si lo fuera, no tendría
necesidad de invertir tantos millones de dólares en Responsabilidad Social
Corporativa (RSC), lavado verde, lobbying,
publicidad y clientelismo a través de ONG leales a sus intereses[5].
El plan B del gran capital
SE puede resumir diciendo que es “la suma de maniobras destinadas a
ganar consenso, legalizar estas formas de enriquecerse, lograr obediencia y/o
complicidad, publicitar sus objetivos como si fueran idénticos a los de la
sociedad y desacreditar las alternativas como si fueran ataques”[6]. En una
palabra, buscar legitimidad.
DESTACAN por su especial relevancia dos maneras de implementar este segundo
plan: una, la denominada “la
Responsabilidad Social Corporativa” y,
otra, la que tiene por objeto la cooptación de los movimientos sociales de
resistencia y ONG alternativas. “Sin lugar a dudas que estos planes B
empresariales, abonados por técnicos, intelectuales y ciertas ONG (algunos a
sueldo y otros solo por vocación) son el mayor desafío a vencer por parte de la
resistencia civil, dado que de noche
todos los gatos son pardos”[7].
Unas notas sobre la Responsabilidad
Social Corporativa (RSC)
LA mejor definición de lo que pretende esta RSC la dio Ban Ki-Moon, en
2008[8]. Dijo:
“tenemos que pasar de la responsabilidad de los negocios al negocio de la
responsabilidad”. Para las empresas, en el orden capitalista, se trata de eso y
solo de eso. Si alguien quiere llamarse a ilusiones socializantes o de
sostenibilidad, las declaraciones del director de responsabilidad Social
Corporativa de Mapfre[9] son más
que persuasivas: “En el fondo, buena parte de lo que se oye en RSC tiene su
raíz en ese propósito cosmético que siempre nos acompaña en la empresa”; y es
que por más vueltas que se le dé, en una sistema capitalista “la única
responsabilidad social de las empresas consiste en incrementar sus beneficios”,
como sostenía el gurú de la economía neoliberal Milton Friedman.
NO lo pueden evitar, “si una gran empresa que cotiza en bolsa no logra
cumplir con la fórmula de un rápido crecimiento y beneficios a corto plazo, sus
directores se verán expuestos a ser despedidos directamente, o incluso a
posibles acciones legales (…) ni los banqueros ni los inversores juzgan el
rendimiento empresarial según el grado de contribución al bien público. Estos
son fundamentalmente amorales”[10].
POR eso, para que la responsabilidad en el negocio se transforme en más
negocio, las “exigencias éticas” deben de provenir de las propias empresas, han
de ser voluntarias y deben estar supervisadas por entidades “amigas”. Este es
el caso. La arquitectura global de la
RSC realmente existente se caracteriza por su carácter unilateral,
voluntario y no vinculante; se gestiona sin legislación ni supervisión pública,
es decir de forma privada y mide su eficacia con índices bursátiles ad hoc[11].
No hay, pues que hacerse ilusiones, la
RSC es un requisito para que las grandes empresas ganen en
legitimación social, que suele andar por los suelos. Por eso es corriente que
“muchas compañías que en el pasado han sido duramente criticadas tengan ahora
programas de RSC precisamente en las áreas donde tuvieron problemas: (por
ejemplo) Shell tiene un programa de Energía Responsable (…), Mc Donald´s está
desarrollando campañas para concienciar sobre alimentación sana y empresas como
Adidas e Inditex han logrado ser incluidas entre las empresas más sostenibles
del mundo en 2008”[12].
EL caso de Inditex es bien ilustrativo. Aparte de la pregunta siempre
inquietante que se hacen los autores del libro Amancio Ortega, de cero a Zara, de si “¿puede un empresario por mucho talento que tenga, ganar durante
cuarenta años cientos de millones de forma lícita?”, y las denuncias que
aparecen en periódicos[13],[14], o en
movimientos sociales[15], el
puesto de la empresa en cuanto a RSC es muy alto. Es el asunto siguiente: en el
primer ranking empresarial que evalúa
los esfuerzos de 28 grandes empresas en relación al clima en España, aparecido
en 2008, llevado a cabo por la Fundación
Ecología y Desarrollo y financiado por el MIMARM, la empresa
Inditex aparece como una de las mejor valoradas. Resulta que el Director de la Fundación evaluadora es
a la vez miembro del Consejo Asesor de la citada Inditex (y, tomen nota,
socio-líder de AVINA).
PARA concluir con la RSC
y “no caer en moralina, admitamos que el objetivo lógico y común de todo
negocio es el lucro… las empresas son empresas y no ONG; y esto va de ganar
dinero”. Esto lo decía en 2008, el Director de Reputación e Identidad
Corporativa de Telefónica, empresa que ha tardado bien poco en poner en
funcionamiento esta lógica con el reciente anuncio de despidos masivos (6.000
trabajadores) a la vez que de incremento sustantivos de los sueldos de sus
directivos (en más de 450 millones de euros), días después de haber declarado
los mayores beneficios de sus historia.
A por los movimientos sociales de
resistencia
DOS fundaciones muy activas en este capítulo nos sirven para ilustrar
cómo opera el gran capital en este apartado de su Plan B. Se trata de las llamadas
AVINA y Ashoka, que tienen su espacio de operaciones preferente en España y
Latinoamérica. No son las únicas.
ESTAS dos fundaciones, aparecidas en 1994 y 1981 respectivamente, están
íntimamente relacionadas entre sí. “En 1993, Stephan Schmidheiny, fundador de
AVINA, y Bill Drayton, fundador de Ashoka, percibieron que tenían visiones muy
afines sobre cómo contribuir a un cambio profundo en el mundo, (y) a través de
los años, AVINA y Ashoka han identificado y promovido múltiples formas de
colaboración local y global”, según afirmaban en la página web de AVINA, hoy
borrada. También, Ashoka es financiada por AVINA. Hasta 2007 le ha pagado a más
de 400 emprendedores sociales.
Y estas dos fundaciones están inequívocamente vinculadas al gran
capital. En el caso de AVINA el fundador único es el magnate del amianto, el
citado Stephan Schmidheiny, una de las mayores fortunas del mundo, amasadas con
el negocio del mineral asesino a costa de la salud y de la vida de cientos de
miles de personas en todo el planeta. Ha sido directivo de Nestlé, de la Unión de Bancos Suizos, de
ABS Brown, etc. y fundador de la
WBCSD, el lobby
empresarial de las multinacionales que se visten del ropaje verde, contando
entre ellas las más contaminantes del mundo (Schell, DuPont, BP, etc.).
EL actual presidente de AVINA procede de la multinacional química DuPont.
EN el caso de Ashoka, la fundación en España está presidida por un
exdirectivo de la banca JP Morgan, la empresa más poderosa del mundo según la
lista Forbes y otros fundadores han estado vinculados o a la consultora
McKinsey&Co o a General Electric. De la citada consultora dice Silvia
Rivero[16] que: “El
7 de abril 2011, Greenpeace Internacional publicó el informe Bad influence denunciando
cómo la consultora internacional McKinsey –que tiene larga historia de asesorar
privatizaciones y ahora asesora a países que quieren conseguir dinero de REDD–,
había hecho una base de cálculos falseados para los gobiernos de Guyana y
Congo, para mostrar una perspectiva de deforestación futura mucho mayor que la
real”.
ESTAS fundaciones del gran capital, entran en los movimientos sociales y
ONG con una filosofía definida y que no engaña a nadie. Dicen: se trata de
considerar “a los mercados como los canales legítimos para el cambio social”[17]. Por
eso AVINA se define como “una fundación que se asocia con líderes de la
sociedad civil y del empresariado de América Latina en sus iniciativas por el
desarrollo sostenible”[18]; y
Ashoka ratifica que “conecta a emprendedores sociales y empresarios para construir
un ecosistema de iniciativas que respondan a las crecientes demandas sociales”
(María Calvo, directora de Asoka en España).
PARA eso financian y se alían a los movimientos sociales, incluso los
sedicentes anticapitalistas, para que legitimen desde dentro el sistema
empresarial realmente existente. Como dice Michel Chossudvsky “la compleja red
de ONG –incluidos segmentos de medios alternativos- son utilizadas por la
élites corporativas para moldear y manipular el movimiento de protesta (…) el
propósito no es reprimir la disidencia, sino, por el contrario, dar forma y
moldear el movimiento de resistencia, para establecer los límites de la
disidencia”[19].
CLARO que en Latinoamérica, lugar privilegiado de sus actuaciones, ya les
han cogido el pulso.
SIN ir más lejos, en la pasada reunión de Cancún sobre cambio climático,
el prestigioso Grupo de Reflexión
Rural (GRR) argentino ha detectado la infiltración de AVINA en los
distintos movimientos alternativos que ha acudido a la contracumbre y denuncian
que: “Las grandes Corporaciones y las fundaciones que las acompañan, han estado
trabajando sigilosamente para escurrirse entre los espacios alternativos”. Y,
cómo no, AVINA hace acto de presencia. Continúan diciendo: “La Fundación AVINA,
del millonario suizo Stephan Schmidheiny, de larga y siniestra trayectoria en
nuestra América Mestiza, por comprar voluntades detrás de proyectos
supuestamente beneficiosos para nuestros pueblos y comunidades, ofreció una
dádiva económica para la organización de Klimaforum 10. La presencia del Grupo
de Reflexión Rural en Cancún, sirvió para alertar sobre esta Fundación y así
desenmascarar sus intentos de cooptar estos espacios, siendo que luego el
Klimaforum decidió rechazar los fondos que intentaba aportar Avina”. Y
concluyen diciendo: “Fundaciones como AVINA y Ashoka son el enemigo de la Tierra Madre y de las
poblaciones oprimidas”.
EN efecto, AVINA cuenta entre sus socios destacados a Gustavo
Grobocopatel considerado el empresario número uno y referente indiscutido a
nivel mundial en el terreno de la soja. Conocido como "el rey de la
soja" transgénica, Grobocopatel cultiva más de 280.000 hectáreas,
de las que unas 120.000 son en la
Argentina y el resto en Brasil, Uruguay y Paraguay.
EL cultivo de la soja “es el monocultivo de la década, el cultivo que
más tierras deforesta, que más bosques tala, que más asesinatos y esclavitud
produce, que más fumigaciones provoca, y finalmente que más pobreza genera”,
según el Informe del Worldwatch Institute 2011[20].
ESTOS antecedentes de los magnates de las fundaciones y sus alianzas, ha
llevado al grupo federal ecologista más importante de Argentina, la RENACE, a manifestarse
contundentemente, en 2008, de la siguiente manera:
“ESTA breve introducción tiene por objeto advertir que así como caracterizamos la razón de uniones,
confluencias y esfuerzos, también definimos y señalamos al real enemigo, al
genocida que contamina, destruye y saquea.
EN consecuencia, los abajo firmantes se dirigen al resto de los
compañeros de la Red
Nacional de Acción Ecologista (RENACE) para ratificar que los postulados de nuestra
confluencia se ven mancillados por quienes conviven, frecuentan y participan de
organizaciones que enarbolan principios radicalmente opuestos a los nuestros. Tal es el caso de las organizaciones asociadas a la trasnacional
financiera AVINA, a quienes les pedimos que definitivamente dejen las filas de la RENACE.
EN este plano, no podemos ni deseamos convivir con miembros
de ONG vinculados a los fondos ensangrentados de la corrupción”[21].
HAY que recordar que AVINA es obra de Schmidheiny,
magnate enriquecido por el amianto (uralita en España), una de las industrias
más mortíferas de cuantas hayan existido en la historia de la humanidad. Llevan
toda la razón.
El caso del AGRA y los transgénicos
CON este ejemplo es como mejor se puede ver el modo operativo del lobby capitalista en los movimientos
sociales.
LA Fundación Bill y Melinda Gates, “al igual que Monsanto, se dedica
también a tratar de destruir la agricultura campesina en todo el planeta,
principalmente a través de la llamada Alianza para una Revolución Verde en
África (AGRA). Ésta funciona como caballo de Troya para despojar a los
campesinos africanos pobres de sus semillas tradicionales, sustituyéndolas por
semillas de las empresas primero, y finalmente por transgénicos”, como denuncia
la prestigiosa investigadora mexicana Silvia Ribero, del grupo ETC[22].
Por si hubiese dudas sobre las intenciones de esta Fundación , la Vía Campesina, el
movimiento alternativo más prestigioso del mundo, advertía que:
“DESDE 2006 la
Fundación Bill y Melinda Gates ha colaborado con la Fundación Rockefeller,
entusiasta promotora de cultivos transgénicos para los pobres del mundo, para
implementar la Alianza
para una Revolución Verde en África (AGRA), la cual está abriendo el continente
a la semilla transgénica y a sustancias químicas vendidas por Monsanto, Dupont
y Syngenta.
LA Fundación ha dado $456 millones a AGRA, y en 2006 contrató a Robert
Horsch, quien fue ejecutivo de Monsanto por 25 años, para trabajar en el
proyecto. En Kenya alrededor de 70% de los que reciben fondos de AGRA trabajan
directamente con Monsanto, casi 80% del financiamiento de Gates en el país
tiene que ver con biotecnología, y sobre $100 millones en donaciones se han
dado a organizaciones kenianas conectadas a Monsanto. En 2008 un 30% de los
fondos de la Fundación
para desarrollo agrícola fueron a promover variedades de semilla transgénica.
(…) En agosto de 2010 el fideicomiso de la Fundación Bill y
Melinda Gates, anunció que había comprado 500 mil acciones de Monsanto,
valoradas en un poco más de $23 millones”[23].
DE Kenya procede, precisamente, uno de los últimos “fichajes” de Ashoka
en 2009. Se trata de la científica keniana Florence Wanbugu, vinculada a la biotecnología
y a Monsanto, y con muy buenas relaciones en España, como se puede ver en la
fotografía de más abajo.
DE izquierda a derecha: Florence (Ashoka), Garmendia (Ministra de
Innovación), F. González (ex-presidente y consejero de Slim y Endesa), no
reconocido, y Federico Mayor (Presidente de la fundación Triptolemos, asociada
con Nestlé y a multinacionales de la alimentación). Casi seguro que todos son
defensores de los transgénicos.
(Conferencia 'Ciencia contra la pobreza' en la Granja de Segovia, el 08, 04, 2010).
EL círculo continúa con el anuncio de que Ashoka recibe en 2009 una
donación de la fundación Bill y Melinda
Gates de 11,3 millones de dólares. “Con estos fondos permitirán a Ashoka elegir
a más de 90 Emprendedores Sociales que difundirán prometedoras innovaciones
para ayudar a salir de la pobreza a pequeños agricultores y comunidades rurales
en África Sub-sahariana e India”.
El círculo se cierra con el “lobby
oculto”: los “disidentes” cooptados
AVINA y Ashoka, en los diez años que llevan operando en España, han logrado
introducirse de alguna manera en más de diez organizaciones que pueden
considerarse alternativas. En unos casos cooptando líderes o emprendedores, en
otros aportando financiación y asesoramiento. Son entidades de prestigio que
cubren los rubros del agua, el medioambiente, la paz, el mundo rural, las
universidades paralelas, los sistemas financieros éticos, las semillas, el mar,
etc. y contando con líderes conocidos. Este fenómeno ha prosperado tanto en
nuestro país que, en otro lugar, he calificado esta intrusión, que “se ha ido
produciendo casi sin darnos cuenta” (ver nota 4), como la metáfora del queso de
Gruyère.
ESTAS fundaciones del gran capital llevan a cabo la selección de sus
colaboradores con todo rigor, de manera que la decisión final suele venir de
Costa Rica o EEUU. Saben bien con quién se alían, no en vano Ashoka presume de
que tiene como aliados estratégicos a la mencionada Mc Kinsey, empresa líder
mundial de consultoría de gestión, a Hill & Knowlton, unas de las
principales en relaciones públicas y Latham & Watkins, con 2.000
abogados en todo el mundo. La selección está asegurada. Por si acaso, firman
contratos que obligan a los cooptados a dejar su imagen para promoción de las
filantrópicas, y potencian con ellos vínculos vitalicios.
ALGUNAS de estas organizaciones o sus líderes, que comparten la condición de
socios o aliados de las fundaciones mencionadas, tienen una posición de
liderazgo explícita contra los cultivos transgénicos. Por tanto, a veces cumplen
con su función de portavoces de asociaciones que luchan contra este tipo de
cultivos (especialmente en España, que es donde el cultivo de organismos
genéticamente modificados ha prosperado más de toda Europa), y otras se ven
obligados a mantener un prudente silencio, cuando menos, ante programas tan
agresivos como el AGRA, en el que 90 correligionarios suyos de Ashoka tratan de
implementar en África los transgénicos, en apoyo de la Fundación Bill y Melinda
Gates-Monsanto, como hemos visto más arriba. El plus de legitimidad que los disidentes controlados ofrecen a las
fundaciones del gran capital es impagable. Éticamente es un caso típico de
doble moral, tan denostada por los ciudadanos en tratándose de políticos
profesionales.
HACEN las funciones de lobby
oculto.
ÁNGEL Zapata escribe: “La estrategia más frecuente entre intelectuales
colaboracionistas consiste hoy en un mecanismo de defensa que Zizek ha llamado atenuación. Ésta no se sitúa en el plano
de la labilidad moral. Su dimensión propia es aún más profunda, pues con ella
(…) es el propio sujeto el que resulta disociado, son en realidad áreas enteras
de percepción y sensibilidad las que terminan secuestradas, devastadas, por
esta forma tan contemporánea de la conciencia sierva”[24].
POR todo ello, la resolución del movimiento ecologista RENACE, que
coordina a muchos grupos ambientalistas argentinos, no puede ser más pertinente
para nuestro caso:
“TAMBIÉN definimos y señalamos al real enemigo, al genocida
que contamina, destruye y saquea.
EN consecuencia, los postulados
de nuestra confluencia se ven mancillados por quienes conviven, frecuentan y
participan de organizaciones que enarbolan principios radicalmente opuestos a
los nuestros. Tal es el caso de las organizaciones asociadas a la trasnacional
financiera AVINA, a quienes les pedimos que definitivamente dejen las filas de la RENACE. En este plano, no podemos ni deseamos convivir con miembros de ONG vinculados a
los fondos ensangrentados de la corrupción”[25].
Y no olvidemos que AVINA no podrá desprenderse del
mortal polvo del amianto, con el que ha amasado su fortuna y de cuyos delitos
apenas si ha pagado por ellos. En nombre de las miles de víctimas del amianto,
que claman por todo el mundo, se exige moralmente que los sueldos, becas y
otros emolumentos recibidas por los socios líderes y emprendedores con
conciencia les sean devueltos, como reparación, a las citadas víctimas. (“Yo me
pregunto cómo hace la familia Schmidheiny para vivir sabiendo que tantas
personas han muerto a causa del amianto”, decía Rita Feldmann, familiar de una
víctima suiza).
Final
TOMANDO para cerrar las palabras de Miguel Romero Baeza[26],
mantengo con él que “es arriesgado y difícil resistir a las presiones del mercado
y lo hacen muy pocas ONG. (Por eso) he escrito este artículo pensando en que
les sea útil para continuar resistiendo”.
[1] Balanyá, B. y otros (2002), Europa S.A. La influencia de las multinacionales en la construcción de la UE, Icaria, pp. 23-24
[2] Álvarez, S., Carpintero, O.(eds) (2009), Economía ecológica: reflexiones y perspectivas, CIP Ecosocial, p.205
[3] Fernández Durán, R. (2011), La quiebra del capitalismo global: 2000-2030. Preparándonos para el colapso de la Civilización Industrial, Editorial Virus
[4] “Toda la vida está siendo afectada por la lógica del capital… la conquista del alma se ha ido produciendo casi sin resistencias y sin darnos cuenta”, en Ramón Fernández Durán (2010), La tercera Piel, sociedad de la imagen y conquista del alma, Virus Editorial
[5] Dimitriu, A ( 2008), “Bulimia energética, agrocombustibles y territorio: la privatización de la política y las políticas del silencio”, en Revista Theomai, nº 18, 2º semestre, p.93
[6] Galafassi, G. Dimitriu, A. (2007), “El Plan “B” de los capitales mineros”, en Revista Theomai, nº15, primer semestre, p.1
[7] Ibídem, p.8
[8] Discurso del secretario general de la ONU en el Foro del Sector Privado para los Objetivos del Desarrollo del Milenio de NNUU, N. York, 28.09.2008
[9] En las jornadas El Nuevo Lunes-Mafre, Madrid 16 de junio de 2008
[10] Mander, J. (editor), (2008), Manifiesto sobre transiciones económicas globales. Cerrando el grifo para el futuro, Ediciones del Genal, p.27
[11]En Hernández, J. y Ramiro P. (eds.) (2009), El negocio de la responsabilidad, Icaria, p.62
[12] Ibídem, p. 66
[13] 5 Días, 25 de junio de 2008
[14] OMAL, Observatorio de Multinacionales Españolas en América Latina, Boletín nº 12, 2006
[15] Greenpeace, “Criticas al concepto y eficacia de la RSC, web consultada el 14.12.2009 , critica a Inditex y otras empresas por su presencia en paraísos fiscales y su falta de transparencia
[16] Rivero, S. (2011) La Jornada de México, 25 de abril de 2011
[17] Global Compat y otros (2005), “Las ONG del siglo XXI. En el mercado para el cambio”
[18] AVINA, “Informe anual 2000. Mensaje del Presidente”
[19] Chossudovsky, M. (2010), “ Globalistas y élites controlan los movimientos populares”, en http://www.forumdesalternatives.org/ES/print.php?type=A&item_id=23786
[20] Fernández, F. y Duch, G. (2011), en 2011. La situación del mundo. Innovaciones para alimentar el planeta, Icaria, p.350
[21] RENACE, Revista “El Colectivo”, 8.08.2008. Firman, Javier Rodríguez Pardo (Movimiento Antinuclear del Chubut-MACH), Jorge Eduardo Rulli (Reconciliarnos con la Tierra/GRR), Carlos A. Manessi (CEPRONAT), Daniel Verzeñassi (Foro Ecologista de Paraná), Carlos Vicente (Acción por la Biodiversidad), Myrian Genisans (Pro Eco Tucumán), Silvana Buján (Bios Argentina)
[22] Ribero, S. (2010), “Máquinas de guerra: Blackwater, Monsanto y Bill Gates”, La Jornada, 10.10.10
[23] Vía Campesina (2010) “La "filantropía" realmente existente. Denuncia de la compra de acciones de Monsanto por parte de la Fundación Bill y Melinda Gates”,comunicado de prensa, Rebelión, 16.09.10
[24] Zapata, A. (2007) “Ideas sobre la literatura”, en Riechmann, J. (2009), La habitación de Pascal, Los libros de la Catarata, p. 36
[25] RENACE, Revista “ El Colectivo”, o. c.