OPINIÓN. Despacho abierto. Por Encarnación Páez
Alcaldesa de Villanueva de Tapia


26/03/18. Opinión. La alcaldesa de Villanueva de Tapia, Encarnación Páez, reflexiona en un nuevo artículo para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com sobre la prisión permanente revisable, algo que considera una “cadena perpetua encubierta”. Basándose en los artículos de la Constitución que garantizan un sistema penitenciario de reinserción la autora expone que “no se puede...

...institucionalizar la venganza” ni “legislar desde el estómago ni desde el sentimiento natural de venganza, sino más bien desde la racionalidad”.

Cadena perpetua encubierta

EL artículo 25 de la Constitución Española tiene el siguiente texto:

  1. Nadie puede ser condenado o sancionado por acciones u omisiones que en el momento de producirse no constituyan delito, falta o infracción administrativa, según la legislación vigente en aquel momento.

  2. Las penas privativas de libertad y las medidas de seguridad estarán orientadas hacia la reeducación y reinserción social y no podrán consistir en trabajos forzados. El condenado a pena de prisión que estuviere cumpliendo la misma gozará de los derechos fundamentales de este Capítulo, a excepción de los que se vean expresamente limitados por el contenido del fallo condenatorio, el sentido de la pena y la ley penitenciaria. En todo caso, tendrá derecho a un trabajo remunerado y a los beneficios correspondientes de la Seguridad Social, así como al acceso a la cultura y al desarrollo integral de su personalidad.

  3. La Administración civil no podrá imponer sanciones que, directa o subsidiariamente, impliquen privación de libertad.

EN estos últimos tiempos ha saltado al debate político y social una cuestión  extremadamente compleja y peligrosa: la implantación o no de la llamada prisión permanente revisable, una cadena perpetua encubierta, desde mi modesto punto de vista. Es lamentable que el populismo (política basura basada en articular  soluciones simplistas a los problemas complejos) use y abuse de los sentimientos del pueblo para plantear sin ambages un retroceso claro en los derechos adquiridos. Como persona y como madre puedo asegurar que siento una gran empatía por todos esos padres y madres que sufren el horror y el espanto de perder a alguno de sus hijos o hijas a manos de algún criminal desalmado. Me solidarizo totalmente con su dolor, pero defiendo vehementemente que no se puede institucionalizar la venganza. Por eso no puedo estar de acuerdo ni con la pena de muerte ni con la cadena perpetua, entre otras cosas porque una sociedad se presume avanzada, madura y evolucionada sí resuelve sus enfermedades sociales con educación, valores y en este caso reeducación y reinserción. No se puede legislar ni desde el estómago ni desde el sentimiento natural de venganza, sino más bien desde la racionalidad. Está demostrado que la  implantación de la cadena perpetua  no provoca disuasión en el delincuente, al contrario, por ejemplo, existen estudios que han evidenciado que en los estados americanos donde existe cadena perpetua o pena de muerte, no se ha rebajado el nivel de violencia.

NUESTRA constitución es una de las más avanzadas de Europa, el problema es que no se cumple; sólo se enarbola por nuestros dirigentes para  frenar el independentismo catalán o para practicar el austericidio (artículo 135).Creo que la implantación de la pena aludida choca frontalmente contra la Constitución; en nuestro país ya existe un sistema penitenciario de revisión de las penas. Se trataría de aplicarlo adecuadamente.

HAY que conjugar la solidaridad con las víctimas y la altura de miras política, pero esta última brilla por su ausencia lamentablemente.

PUEDE ver aquí anteriores artículos de Encarnación Páez:
-02/12/17 Ilegales son los actos, no las personas
-19/05/17 Se alquila madre
- 08/05/17 Málaga no es mujer

- 06/02/15 Ocurrencias
- 26/01/15 Si Maquiavelo levantara la cabeza