OPINIÓN. ¿Me quieren oír? Por Dardo Gómez
Periodista y secretario general de la FeSP

dardo_gomez.jpg07/04/11. Opinión. El periodista Dardo Gómez analiza en esta colaboración con EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com la postura de la Junta Electoral Central ante futuras elecciones, alegando que los medios privados son ajenos a la obligación de cumplir su función social. “De nada vale que...

OPINIÓN. ¿Me quieren oír? Por Dardo Gómez
Periodista y secretario general de la FeSP

dardo_gomez.jpg07/04/11. Opinión. El periodista Dardo Gómez analiza en esta colaboración con EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com la postura de la Junta Electoral Central ante futuras elecciones, alegando que los medios privados son ajenos a la obligación de cumplir su función social. “De nada vale que la Constitución Española en más de uno de sus articulados imponga la necesidad de informar a la ciudadanía, sobre todo en temas tan esenciales como la elección de sus administradores. Ni mucho menos se tiene en cuenta que todas estas emisoras estén disfrutando del espacio público para realizar sus emisiones; ellas creen que es suyo porque han pagado y que eso las pone por encima de la esencia de las leyes”, argumenta el secretario general de la Federación de Sindicatos de Periodistas (FeSP).

Vicios públicos y privados

La Junta Electoral Central va como oso por cacharrería, metiéndose donde no la han llamado, y propiciando el discurso liberal conservador de que los medios privados son ajenos a la obligación de cumplir su función social. Una función que quien primero ha puesto en litigio es la actual Ley del Audiovisual.

VIAJAR en la misma dirección no significa tener la misma visión del paisaje ni de la meta; ya que como ejemplariza la fábula no la tienen la mula y el carretero.

LOS disparates que viene acometiendo la Junta Electoral Central (JEC) desde hace ya años con la fijación arbitraria de los llamados bloques electorales parece hacer navegar juntos a los propietarios de los medios (públicos y privados) y a los profesionales de la información con conciencia de su trabajo. Sin embargo, la coincidencia en las críticas a la JEC no iguala el discurso.

LA extensión del disparate de la JEC a las emisoras privadas ha extendido la torpeza, pero no la ha aumentado; en cambio, ha servido para que, una vez más, la patronal de los medios comerciales sacara sus uñas asociales.

COMO es justo que cada palo aguante su vela, vamos por partes.

Primero, los partidos

urnaLOS primeros en instar a la JEC y a algunos consejos audiovisuales a pasar por encima del respeto a la profesionalidad de los medios y de los trabajadores de la información han sido los partidos políticos mayoritarios. Ellos se justifican en su desconfianza de la honestidad informativa de esos medios y, aunque lleven razón, no tienen justificación.

ES cierto que en algunos medios autonómicos, si no estuvieran los bloques, la oposición al mandamás de turno ni aparecería; pero no es menos cierto que con los bloques los partidos minoritarios, si tienen suerte, solo hacen acto de presencia. En suma, todo antidemocrático.

SI algunos medios públicos son deshonestos en el tratamiento de la información, eso no se soluciona con estas chapuzas, Si se quiere solucionar, de verdad, basta con asumir el compromiso común de una regulación eficaz que elimine el uso gubernamental de los medios. Pero, no quieren esto; se solazan pensando que mañana pueden ser ellos los manipuladores.

Después, los medios

A lo anterior, se suma la irresponsabilidad de los medios que han aceptado no hacer información propia y emitir dentro de esos bloques, supuestamente informativos, los vídeos de sus mítines elaborados por los propios partidos.

INCLUSO los patronos de los medios privados han aceptado esa barbaridad, sin pudor alguno, porque les sale más barato. Son los mismos que después presumen de independencia y claman por la libertad de prensa.

EN esto, no debemos olvidar a los cómplices necesarios; los colegas periodistas que hacen de comisarios de comunicación de esos partidos, que presumen de profesionalidad y que reclaman ser “periodistas de fuentes”.

ELLOS han sido ejecutores de las maniobras para arrinconar a los profesionales que concurrían a esos actos y hasta les prohibieron registrar imágenes.

QUEDA en duda la potabilidad de algunas de esas fuentes; huelen muy mal.

Privadas asociales

LA extensión del disparate de la JEC a las emisoras privadas, sin embargo, ha servido para hacer cierto el proverbio bíblico por sus actos los conoceréis…”

utecaLOS amigos de Uteca (Unión de Televisiones Comerciales Asociadas) no hacen un alegato meramente profesional, sino que acuden a que se cumpa en todo su rigor el regalo que les han hecho los partidos políticos mayoritarios con la actual Ley del Audiovisual.

ESTA reconoce que las emisoras privadas son de “interés económico general” y esto las liberaría del compromiso de servicio público, al que solo estarían obligadas las emisoras de propiedad pública.

DE nada vale que la Constitución Española en más de uno de sus articulados imponga la necesidad de informar a la ciudadanía, sobre todo en temas tan esenciales como la elección de sus administradores.

NI mucho menos se tiene en cuenta que todas estas emisoras estén disfrutando del espacio público para realizar sus emisiones; ellas creen que es suyo porque han pagado y que eso las pone por encima de la esencia de las leyes.

YA han manifestado de manera reiterada que ellos no tienen ninguna función social que cumplir y han proclamado que no se las debe implicar en campañas ciudadanas para evitar la publicidad de productos de consumo nocivos para la salud de la ciudadanía.

TODO un ejemplo de la cacareada Responsabilidad Social Corporativa.

El Consejo que no llega

EL freno a los disparates de la JEC lo debería poner el prometido y contemplado por ley Consejo del Audiovisual; estas autoridades son las responsables de estos menesteres en los países racionales de nuestro entorno y aún más allá.

MUCHOS reclaman su creación inmediata; algunos los reclamamos aunque más no fuera porque se cumpla esa ley defectuosa, y el que esto escribe, lo reclama para que demuestre su incapacidad para regular todos estos desmanes.

DESEO equivocarme, pero no creo que los futuros consejeros corrijan los abusos de la JEC ni algunos otros; porque por encima, por los costados o por debajo, estarán los mismos abusones de siempre.

SIN contar con que el consejo de lenta llegada ha nacido pobre de fuerzas, despojado de poderes y a gusto de los medios comerciales; a quienes han subordinado su responsabilidad los partidos mayoritarios.

No lo quieren ver

TODOS estos disparates, desmadres, perjuicios sociales y ataques a la democracia en y de la comunicación tienen una respuesta clara y evidente: garantizar legalmente el Derecho a la Información de la ciudadanía. Tal como lo han hecho, de diversas maneras, el resto de países europeos tras el horror de la última guerra mundial.

UNA contienda a la que habían incitado muchos de los medios e incipientes grupos mediáticos que habían contribuido a la consagración del nazismo y del fascismo dentro y fuera de Alemania e Italia.

LA transición de la posguerra tuvo muy en cuenta el papel cómplice de gran parte de la prensa en aquella barbarie y fijó normas para evitar que eso se repitiera.

BERLUSCONI ha tenido que llegar al poder y modificar leyes para hacer lo que algunos medios españoles hacen cada día y, aún así, ‘il caballieri’ no puede someter a los periodistas libres incluso dentro de sus medios y menos aún en la RAI, porque tienen derechos asegurados por ley.

Y no miremos hacia las más cercanas Portugal y Francia, porque se nos pone la cara de tontos.

EN España pudimos haberlo corregido en nuestra transición, que también salíamos de una bruma antidemocrática, pero unos no querían y otros no sabían. De esa defectuosa transición hacia la democracia informativa provienen los males que hoy afectan al Derecho a la Información de la ciudadanía; pero dicen que no lo ven los que siguen sin querer y sin saber.