OPINIÓN. ¿Me quieren oír? Por Dardo Gómez
Periodista y secretario general de la FeSP
04/02/13. Opinión. “El director de El País ha cometido un error olímpico al publicar una foto falsa pero ha perpetrado otro mayor al negarle al presidente venezolano su derecho a la intimidad y a su imagen personal, simplemente, porque no le cae bien”. Nueva colaboración de Dardo Gómez con EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com.
La foto, el director y la ética mutante
EL director de El País ha cometido un error olímpico al publicar una foto falsa pero ha perpetrado otro mayor al negarle al presidente venezolano su derecho a la intimidad y a su imagen personal, simplemente, porque no le cae bien.
DE todos es conocido el planchazo mundial del diario El País al publicar una foto que pretendía tener como protagonista al presidente venezolano Hugo Chávez; sin duda, “un tremendo error” como titulaba el Defensor del Lector de ese matutino, Tomás Delclós, el domingo 20 de enero ante la inquietud que el hecho parece haber producido entre sus lectores.
AUNQUE mucho me temo que fallos y patinazos como este van a abundar en los medios españoles, de ahora en más, a causa de las escuálidas redacciones que están quedando con vida, las jornadas maratonianas que estas deben cumplir y la presión del hambre de ganar lectores que les imponen sus jefes. Finalmente, ellos también son unos mandados con sus puestos en la cuerda floja y también están chamuscados por el síndrome del “quemado” que afecta a la profesión.
ALGÚN día volveremos a esto; ahora, vamos a lo que vamos…
EL caso es que en su texto Tomás Delclós informa que algunos de los lectores del diario no solo se han sentido molestos por el error sino que “plantean una segunda cuestión. ¿Incluso en el caso de que la foto hubiera sido auténtica… debería haberse publicado? Su respuesta es que no.” Delclós abunda en que “La oportunidad de la difusión de la imagen del enfermo intubado, obviamente ignorando su falsedad, fue considerada por los responsables del diario.” Y aboga que “Varias sentencias del Tribunal Constitucional español establecen el criterio de que ante una colisión de la libertad de información con el derecho a la intimidad debe darse preferencia, en general, a aquella". El Libro de estilo del diario establece que las fotografías con imágenes desagradables “solo se publicarán cuando añadan información”.
El aporte informativo
YA juzgará cada uno si haber visto al presidente Chávez intubado hubiera ampliado información sobre su estado de salud, ya que allí nada se aportaba sobre la evolución de su enfermedad ni se abundaba en lo ya sabido sobre el tratamiento o la intervención a que era sometido. Todo, por cierto, muy poco.
EL hecho es que el Defensor como es costumbre traslada la consulta de los lectores al responsable de la información y, en este caso, al director del diario, Javier Moreno. Su explicación sobre que lo llevó a considerar conveniente esa publicación no tiene pérdida. Os invito a que la leamos: “Comprendo las razones de los lectores que argumentan que un periódico como EL PAÍS no debería haber accedido en ningún caso a difundir la imagen de una persona en una cama de hospital, por lo que ello supone de grave menoscabo a su derecho a la intimidad y a su imagen personal. Y me preocupan especialmente las acusaciones de doble rasero: que el periódico pueda tomar esa decisión con un dirigente latinoamericano, pero que jamás lo hubiera hecho con un mandatario europeo. Un periódico se distingue tanto por lo que publica como por lo que no publica, y este último es también un derecho que en EL PAÍS ejercemos a conciencia: la publicación de toda foto susceptible de herir sensibilidades o infringir los derechos de las personas se debate siempre en profundidad, a menudo de forma acalorada entre los responsables de la redacción. Yo tomo siempre la última decisión. Y, efectivamente, una imagen similar de un dirigente político de un país con una democracia avanzada, en la que prima la transparencia informativa, en el que los medios ejercen su trabajo sin trabas ni restricciones, y en el que el equipo médico responsable emite un parte diario para mantener informada a la opinión pública no tiene cabida alguna en nuestro periódico, y así se ha acreditado siempre a lo largo de nuestra historia. Ese respeto no ha variado. Y se seguirá aplicando de forma inflexible en el futuro, se trate de personas en Europa, en América Latina o en el resto del mundo. Pero Venezuela no observa ninguna de las normas anteriores: el presidente no acudió a la toma de posesión, las informaciones sobre su salud han sido escasas o inexistentes y a millones de ciudadanos venezolanos se les priva del conocimiento de las circunstancias y el estado preciso de salud de su presidente, internado por añadidura en Cuba, una dictadura que además de excluir la pluralidad limita severamente las libertades de información y opinión.En estas circunstancias, juzgamos que la foto de Chávez constituía un documento de interés para la opinión pública.”
VAMOS por partes. La cosa tiene su miga. Por empezar, este insigne director no se interroga porqué algunos lectores le señalan ese supuesto doble rasero con el mandatario venezolano. Pues, aunque él no se lo haya planteado yo se lo aclaro. Señor Moreno, su periódico ha dado muestras más que sospechosas de parcialidad e, incluso, de manipulación de la información sobre todos los gobiernos del Sur de América que han iniciado procesos de garantía del derecho a la información.
Y, sobre todo, si están formulando normas para que ese derecho no se vea alterado por los oligopolios mediáticos como el que la cadena SER había diagramado para ese entorno. Por otro lado, como en el caso de la ley del audiovisual de la Argentina -ponderada en los más diversos foros internacionales independientes- su diario se empeña en tildarla de atentatoria a la libertad de prensa, sin jamás informar de sus contenidos.
Y si nos referimos al caso del diario Clarín de Buenos Aires -grupo con el cual Prisa ha tenido negocios comunes- el afán de manipulador de su medio lo ha llevado, incluso, a pergeñar un editorial atacando a los trabajadores de ese medio bonaerense por una huelga laboral. No recuerdo otro caso similar. Por eso -y más- ese lector duda de la ecuanimidad de su medio.
Del error al horror
DONDE borda su respuesta el director de El País es cuando explica su subjetiva interpretación del libro de estilo y de la ética del medio que dirige. Admite la inconveniencia de publicar “toda foto susceptible de herir sensibilidades o infringir los derechos de las personas”; pero entiende que esto solo es aplicable si afecta a imágenes de personas que el considera de los buenos o, quizá, de los nuestros. Es decir, de los suyos.
EL señor Javier Moreno admite que “una imagen similar de un dirigente político de un país con una democracia avanzada,”(…) “no tiene cabida alguna en nuestro periódico”. Pero aporta, para apoyar su decisión, que en Venezuela no se respeta la libertad de prensa, según la entiende El País, y que el presidente Chávez “no acudió a la toma de posesión” (¿), que esta ingresado “por añadidura en Cuba” (quizá no debió hacerlo sin permiso del señor Moreno) y que este país “limita severamente las libertades de información y opinión”. Todo esto lo ha llevado a considerar que debía modificar su concepto de la ética periodística y atreverse a vulnerar las normas que al respecto se ha dado su periódico en su momento y sostener, en consecuencia, que esa foto constituía “un documento de interés para la opinión pública.”
Hizo novillos
SUPONGO que en el Master de Prisa se imparte ética periodística, pero que el señor Moreno puede no haber asistido a esas sesiones; caso contrario, no se le hubiera ocurrido el disparate de que los conceptos éticos varían según el referente al que nos enfrentemos. Esto nos llevaría, por ejemplo, a la corrupción conceptual de sostener que aunque nos repugne la tortura, aceptaríamos que esta se aplicara según a quién o que, para defendernos de la pena de muerte justificaríamos la eliminación de quienes estén a favor de ella.
PARA el director de El País “difundir la imagen de una persona en una cama de hospital” no supondría un “grave menoscabo a su derecho a la intimidad y a su imagen personal” si el personaje en cuestión no le cae bien. Evidentemente, este director tiene una visión distorsionada de los derechos humanos; ya que debería saber que estos derechos tienen la sublime característica de responder al respeto a la persona, independientemente de la entidad moral, religiosa, política, sexual o género de esa persona. Por lo cual, los derechos de la persona Hugo Chávez Frías, ni de ninguna otra persona, pueden estar sujetos a la interpretación subjetiva y antojadiza del director de un medio. Debería advertir el señor Moreno, que su criterio interpretativo del derecho se aproxima peligrosamente a los de quienes han llenado los campos de concentración o dispuesto la desaparición de seres humanos que, para ellos, habían perdido su valor de persona por culpa de su filiación ideológica.
NO creo que la intención del director de El País fuera afirmar algo tan tremendo; simplemente, supongo que los hechos lo han pillado con los meados en el vientre y que, por defenderse de su “tremendo error”, ha saltado por la ventana sin tener en cuenta la planta en que se hallaba.
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