OPINIÓN. La ciudad de nuestros pecados. Por Salvador Moreno Peralta
Arquitecto

moreno_peralta.jpg29/06/11. Opinión. “En el discurso político andaluz, el poder tiene su base en la promesa de sus proyectos, pero la clave de su permanencia está en que no se realicen, pues ello alteraría un sistema cuya salud descansa en la eficacia de su ineficacia, en la sinrazón de lo aleatorio...
OPINIÓN. La ciudad de nuestros pecados. Por Salvador Moreno Peralta
Arquitecto

moreno_peralta.jpg29/06/11. Opinión. “En el discurso político andaluz, el poder tiene su base en la promesa de sus proyectos, pero la clave de su permanencia está en que no se realicen, pues ello alteraría un sistema cuya salud descansa en la eficacia de su ineficacia, en la sinrazón de lo aleatorio, en el vuelva usted mañana o el mes que viene, en el pago de los servicios prestados, en las ocurrencias de un cretino galoneado del que depende tu vida y tu hacienda, en la muerte civil del disidente, en la paz sepulcral del cementerio de las ilusiones abortadas”. Salvador Moreno Peralta vuelve a EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com con una reflexión muy próxima a la indignación sobre los efectos de la burocratización en el desarrollo político y social en Andalucía.

La noria andaluza

A despecho del discurso oficial, Andalucía es un asno que gira en torno a una noria: sus indudables cambios no se producen fuera del círculo, sino en la profundidad del surco. El socorrido aforismo de Lampedusa- “es necesario que algo cambie para que nada cambie”- aquí no precisa de formularse con tanta finura dialéctica; aquí decimos: “es necesario que nada cambie para que todo se enrede”. Que todo se enrede en la espesura de un laberinto cuyo plano y su secreto sólo está en manos del poder.  “Déjate llevar…” cantaba la dulce voz de Chambao en una promoción institucional de Andalucía hace un par de años. Eso, déjate llevar, no pienses, que ya lo hace por ti la Santa Hermandad poliburócrata llevándote de ventanilla en ventanilla, de trámite en trámite, de esperanza en esperanza, de proyecto en proyecto sin que ninguno se culmine, de modo que, enfrentado ante el horror de lo arbitrario, escojas el camino de la sumisión antes que el de la locura. Me decía un amigo vasco, vasco de pura cepa, que Euskadi era un país de cobardes, pues no era capaz de sacudirse el yugo de una minoría terrorista. Se equivocaba en su análisis. ETA era solo el escollo agreste que afloraba sobre la misma materia rocosa de la que está hecho nuestro Estado y, antes de que un desvarío jurídico político le entregara el poder a sus encubridores, realmente era más fácil acabar con ETA que con las ventanillas de Larra, transmutadas hoy en las pantallas de ordenador de mil organismos oficiales, redundantes, escabrosos, inútiles… brazos armados de unas siglas políticas que, en su aparente diversidad, podrían resumirse en una sola: SL, la hipertrofiada Sociedad Limitada de nuestra democracia.

balneario (7)

POR muy cosmopolita que uno pretenda sentirse, nada hay más natural y legítimo que el apego a la tierra en la que vives, por nacimiento o elección. Y la tierra es un paisaje, un paisanaje, una familia, el plácido devenir de lo cotidiano, pero sobre todo, tu tierra es un proyecto colectivo que da sentido a la comunidad. El pasado es algo que depende de quien lo escriba, y el presente, el hoy, “se está yendo sin parar un punto”, según el memorable soneto de Quevedo. Por eso las verdaderas identidades están en el futuro, no en el pasado, de manera que si nos roban el futuro, nos están robando el anhelo de lo que realmente  quisiéramos ser. Y entre unos y otros, no han hecho otra cosa que frustrarnos los proyectos en los que nos hubiera gustado reconocernos: por referirnos a Málaga, quizás no veamos nunca el Guadalmedina incorporado a la ciudad, enredado entre galgos y podencos hidrológicos, ni el soñado Plan del Puerto, en su siniestro avance como una lava de hormigón, ni los Baños del Carmen, bloqueado entre escaramuzas de competencias y ecologismos de salón. Arruinaron el proyecto de Trinidad-Perchel por el sibilino procedimiento de dejarlo a medias, convirtiendo la palabra “rehabilitación” en un escarnio, y lo mismo perpetraron con el “barrio del conocimiento” al norte de calle Carretería. Más tarde, con la capitalidad cultural, ya sabíamos de antemano que afrontábamos otro bonito proyecto de frustración.

Y es que en todo esto late la paradoja primordial del discurso político andaluz: la base del poder está la promesa de sus proyectos, pero la clave de su permanencia está en que no se realicen, pues ello alteraría un sistema cuya salud descansa en la eficacia de su ineficacia, en la sinrazón de lo aleatorio, en el vuelva usted mañana o el mes que viene, en el pago de los servicios prestados, en las ocurrencias de un cretino galoneado del que depende tu vida y tu hacienda, en la muerte civil del disidente, en la paz sepulcral del cementerio de las ilusiones abortadas. Hoy día la verdadera erótica del poder no se disfruta desde la ostentosa jerarquía, sino desde la sencilla mesa modular de un funcionario, tan sórdida, en su anónima pulcritud, como la cabina individual de un sex-shop. Y es desde allí donde, veleidoso como el pulgar de un emperador romano, te lanza implacable la advertencia de que si quieres ser un buen andaluz lo mejor que puedes hacer es dejarte llevar por el mismo flujo, si antes rojizo ahora azul, pero de la misma manera, de la misma marea.

PUEDE ver aquí anteriores colaboraciones de Salvador Moreno Peralta:
- 10/03/11 Trinidad-Perchel: Éxito residencial, fracaso urbano
- 27/01/11 La función pública. El arquitecto municipal
- 20/01/11 Sobre ‘Ciudades contra burbujas’

PUEDE consultar aquí una entrevista a Salvador Moreno Peralta:
- 02/06/10 “El verdadero pecado original del Puerto de Málaga es la concesión del concurso de explotación del muelle 1 a Udisa”
- 01/06/10 “La Gerencia Municipal de Urbanismo de Málaga se ha convertido en un monstruo ingobernable, hay que hacer una auditoría de gestión”