OPINIÓN. El buen ciudadano. Por Rafael Yus Ramos
Coordinador del Gabinete de Estudios de la Naturaleza de la Axarquía
04/01/18. Opinión. “La moda creciente de introducir animales, a modo de mascotas, en los hogares de las ciudades, el mascotismo, no sólo tiene un costo considerable, a veces para economías familiares muy ajustadas, sino que también se salda con fuertes impactos ambientales” asegura el coordinador del Gabinete de Estudios de la Naturaleza de la Axarquía, Rafael Yus. En su nueva entrega en EL OBSERVADOR dedicada...
...al impacto de las mascotas se habla de los costes ambientales que esta tiene según el autor: la huella ecológica, tanto de carbono (y su contribución al cambio climático) como de agua, y la producción de heces. Yus opina que estos aspectos “no suelen contabilizarse en el balance de la ya preocupante huella ecológica producida por la actividad de los seres humanos”. Además considera que cuando las mascotas son abandonadas pueden ser “serias amenazas para los ecosistemas naturales y la biodiversidad siendo especialmente preocupante cuando afecta a fauna en peligro de extinción”.
Reflexiones sobre la creciente sociedad mascotizada (III)
Los costes ambientales del mascotismo
SIGUIENDO con esta serie de reflexiones relacionadas con lo que venimos denominando como sociedad mascotizada, definida como una sociedad humana, esencialmente urbana, conformada para el uso y disfrute de animales de compañía o mascotas, si en un capítulo anterior abordábamos la importante dimensión económica que comporta esta actividad, en este nuevo queremos abordar algo que como ecologistas nos inquieta sobremanera: los costes ambientales de la sociedad mascotizada. Y es que, dejando de lado las consideraciones éticas sobre lo que supone para un animal ser convertido en una mera posesión doméstica o un juguete vivo, y pasar el resto de sus días solo y encerrado en una pecera, un terrario, una jaula o un piso (que es una jaula algo mayor), que ya analizamos en el capítulo primero de esta serie, el mascotismo, la actividad relacionada con la posesión de mascotas, una moda en auge en el mundo rico, está adquiriendo un impacto ambiental insospechado y preocupante, que se suma al que producimos por nuestro estilo de vida y nuestras altas tasas de consumo.
PARA hacernos una idea, el mantenimiento de un perro mediano puede dejar un impacto ambiental superior al de un gran vehículo 4x4, y la de un gato, a la de un turismo. Por otra parte, no se puede ignorar que estos animales domésticos, cuando están en libertad, se comportan como lo que son, depredadores que acaban con especies autóctonas en la mayor parte del globo. Y otros aspectos, como la contaminación de sus heces, y en el mejor de los casos, la recogida de las mismas en las calles (si es que se recogen) supone el gasto de millones de bolsas de plástico diarias que no se podrán reciclar, sumándose a las que ya utilizamos en las compras.
Huella ecológica del mascotismo
EN su libro ¿Hora de comerse al perro? La guía real para una vida sostenible, donde analizan el impacto para el planeta de nuestros hábitos y decisiones cotidianas, Robert y Brenda Vale, una pareja de arquitectos especializados en viviendas ecológicas de la Universidad de Victoria (en Wellington, capital de Nueva Zelanda), calcularon que para alimentar a un perro mediano tal y como lo hacen hoy los propietarios urbanos de animales de compañía hacen falta unas 0,84 hectáreas de terreno, que es la expresión de lo que conoce como huella ecológica, es decir la superficie de tierra necesaria para producir los recursos y procesar los residuos de la vida de un ser vivo, que en este caso son las mascotas. Esta huella ha recibido diferentes nombres según el tipo de recurso que se consume o residuo que se produce, como la “huella hídrica” (cantidad de agua que se consume) o la “huella de carbono” (cantidad de CO2 que se produce).
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PUEDE ver aquí anteriores artículos de Rafael Yus:
-18/12/17 Reflexiones sobre la creciente sociedad mascotizada (II): La factura económica de la mascotización
-07/12/17 ¿Requiem para las Dunas de La Carraca en El Morche?
-27/11/17 Reflexiones sobre la creciente sociedad mascotizada (I) Derechos de los dueños vs. derechos de los animales
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