OPINIÓN.  El buen ciudadano. Por Rafael Yus Ramos
Coordinador del Gabinete de Estudios de la Naturaleza de la Axarquía


25/07/18. Opinión. El coordinador del Gabinete de Estudios de la Naturaleza de la Axarquía, Rafael Yus, habla en su nuevo artículo para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com sobre la tendencia histórica de las clases sociales de imitar los gustos y costumbres de las clases superiores y cuáles son sus consecuencias ambientales. Yus ofrece algunos ejemplos del impacto ambiental que está produciendo la pequeña...

...burguesía –la clase media, la más numerosa en las sociedades occidentales- en su deseo de imitar a la burguesía.

El ostentoso encanto de la pequeña burguesía: el impacto ambiental de imitar clases sociales altas

EN
el año 1972, el cineasta español Luis Buñuel estrenó la película El discreto encanto de la burguesía, codirigida con Jean Claude Carrière, en una coproducción franco-italo-española que obtuvo el Óscar a la mejor película extranjera. La película, construida con los ingredientes surrealistas que caracterizan al genial cineasta, crea una situación “incómoda”, como la frustración de una cena, para provocar situaciones que revelan las hipocresías institucionalizadas, dejando amplios márgenes al espectador para recrear o interpretar. A mí, particularmente, me mostró un hecho que en mi juventud, cuando la vi, empezaba a ser evidente: de cómo tras las convenciones y el comportamiento “normal” y el uso cotidiano de la “persona” (máscara) se esconden prejuicios, vilezas del ser humano, que sólo las situaciones extremas logran poner de manifiesto de manera explícita.

HE
recordado esta película cuando, tras un largo periplo por nuestra sociedad, como miembro activo de la misma, lidiando con aspectos tan diversos como el urbanismo difuso, la mascotización social, la histórica nevería, la masificación turística, el transporte individual, el consumismo, etc., encuentro un denominador común: el deseo de una clase social de imitar a la más alta inmediata. Es un fenómeno sociológico que no es exclusivo de nuestro tiempo sino que siempre ha existido, si bien únicamente empezó a ser evidente en el siglo XVIII, cuando apareció un nuevo estrato social que vulneró el orden feudal y el antiguo régimen: la burguesía.


Evolución histórica de las clases sociales

ANTES
de este siglo XVIII, las sociedades también estaban estructuradas en estratos que, por orden de poder económico, se dividían en tres. A los que se debe añadir como último eslabón el de los pobres, que constituyen el estrato constante durante toda la historia, incluida la actualidad: Aristócratas- Artesanos- Trabajadores.


COMO decía anteriormente, en el siglo XVIII, los adelantos tecnológicos y de transporte, permitieron la aparición de fuentes de riqueza basadas en la industria y el comercio, hechos que elevaron considerablemente el nivel económico de personas que no eran de la aristocracia, dando nacimiento a una nueva clase social: la burguesía, que se situaba entre los aristócratas y artesanos. Poco a poco, los artesanos fueron perdiendo peso ante el empuje de la mecanización industrial, siendo absorbidos por la burguesía y quedando pequeños talleres como residuos de aquellos artesanos. La industrialización emprendida por la burguesía requería gran cantidad de mano de obra, que obtuvo los trabajadores de todos los ámbitos, especialmente de campesinos, dando nacimiento a lo que, en términos marxistas, se conoció como proletariado. De este modo, la estratificación social que existía en el siglo XIX era: Aristócratas- Burgueses- Proletarios.

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