“La medida más urgente para preservar los valores de esta reserva ecológica marina sería la de detener el proyecto de la Demarcación de Costas de generar una playa artificial”

OPINIÓN. El buen ciudadano. Por Rafael Yus Ramos
Coordinador del Gabinete de Estudios de la Naturaleza de la Axarquía


27/09/19. 
Opinión. El coordinador del Gabinete de Estudios de la Naturaleza de la Axarquía (GENA) y miembro de Ecologistas en Acción, Rafael Yus, reflexiona en su nueva colaboración para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com sobre la historia de los Baños del Carmen y propone que “la medida más urgente para preservar los valores de esta reserva ecológica marina sería la de...

...detener el proyecto de la Demarcación de Costas de generar una playa artificial y crear un prominente dique en forma de L abierta, proyecto que, de llevarse a cabo, el propio Estudio de Impacto Ambiental reconoce que se saldará con el deterioro de especies protegidas y de hábitats marinos de gran importancia ecológica y educativa”.

Los Baños del Carmen: de una reserva ecológica a una playa banal mercantilizada

Los de nuestra generación llevamos mucho tiempo contemplando un acelerado cambio en las características fisiognómicas, paisajísticas, sociológicas y económicas de ese delgado territorio marítimo-terrestre que conforma lo que comúnmente llamamos “litoral”. Hemos sido testigos, por nuestra edad, de tiempos en los que el litoral era un lugar inhóspito y peligroso, en los que ni los perros acudían para rapiñar cualquier alimento que vomite el mar. Donde había que protegerse del sol, para no perder la tez clara propia de nuestra raza. Sólo veíamos interés por el mar en los puertos, y en algunos negocios dedicados a esa moda de los “baños de ola” que introdujera la realeza en las playas de Santander y San Sebastián. Un contexto en el que nació los antiguos “Baños del Carmen”, que siempre fue un lugar selecto destinado a la alta clase media o la burguesía.

Desde entonces, los tiempos han cambiado mucho. La moda de los baños de mar y la helioterapia, la moda de la tez bronceada por el sol, disparó todo un sistema económico (en la España postfranquista supuso la salvación económica, conocida como “el milagro español”), cuyo escenario básico era la playa. Desde entonces se ha ido desarrollando una cosmoeconomía en torno a la playa, no sólo por la playa en sí, sino por la cantidad de personas, autóctonas y extranjera, que frecuentaba estos lugares, convirtiéndose así en lugares privilegiados para la creación de negocios de servicios de muy diverso calado y condición. Se generó así un proceso general en toda la costa que hemos venido denominando mercantilización del litoral, y sus consecuencias son muy evidentes: litoralización de la economía y demografía (a costa del abandono de la economía y el mundo rural, que queda desertificado); la intensificación inmobiliaria (no sólo por la mencionada litoralización, sino por el deseo de la clase media española y europea de “apropiarse” de una porción de ese litoral, en forma de apartamento; y, como consecuencia de todo ello, la destrucción de su paisaje y sus valores naturales marítimo-terrestres. Todo ello se describe, para el caso de la Costa del Sol Oriental, en nuestro último estudio: Turismo, mercantilización y desnaturalización del litoral de la Axarquía.

A pesar de los vaivenes de la economía mundial, el modelo económico del litoral no ha variado nada, incluso siendo ahora más conscientes de los daños que ha producido. Aparentemente, somos más exigentes a la hora de aprobar un determinado proyecto que afecte al litoral. Buscamos sesudos estudios de impacto ambiental, de organismos dotados de una credibilidad indiscutible, y al final, los daños potenciales de los nuevos proyectos, pasan a ser “pequeños impactos” mitigables, asumibles con pequeños retoques más o menos cosméticos, asegurando así la perpetuación del maná de litoral. Así se entiende que sigan adelante proyectos de regeneración de playas como el previsto para la playa de Mezquitilla (Vélez-Málaga) con escombros reciclados, o, el más inmediato, y que nos ocupa ahora, de la playa de los Baños del Carmen, como parte de un proceso de revalorización de este enclave histórico.

El origen artificial de Los Baños del Carmen

Como
explica detalladamente la arquitecta Lorena Garzarán (2015) en su tesis doctoral sobre la recuperación de Los Baños del Carmen, estas instalaciones nacieron en una costa artificial, una zona costera que años antes era de tipo rocosa, pues en este lugar, ahora expedito para el paso por ferrocarril y carreteras, había un morro rocoso que entraba en el mar, formando parte del Cerro de San Telmo (donde había una torre vigía costera). Éste fue volado en 1880 para facilitar la accesibilidad litoral hacia la parte oriental del municipio de Málaga y en su lugar se construyó un pequeño puerto para el transporte de material de cantería. En 1901 este puerto quedó en desuso, se demolió y sus restos quedaron sumergidos, actuando como diques para la retención de arena, de forma que en 1918 se originó una pequeña playa, llamada de San Telmo, hecho que animó a unos empresarios a crear un balneario, que llamaron Baños del Carmen, con dos grandes lagunas de agua salada en su interior, aprovechando los diques creados por las antiguas escolleras del puerto. Por entonces la Malagueta ya tenía una fuerte actividad económica en torno a los antiguos balnearios de ola, preludio de lo que sería la litoralización masiva a los 50 años de aquellos primeros negocios, pero entonces restringido a una burguesía malagueña que se construía grandes mansiones a lo largo de la carretera de Almería.


El nacimiento de los Baños del Carmen se produjo en los años 1920, en un momento de bonanza económica y al principio solo constaba de casetas al estilo de las de San Sebastián, y restringido al periodo veraniego. Pero el éxito animó a buscar en este lugar un negocio más estable, por lo que en el mismo año, Carlos Loring presentó el Proyecto de instalación de un Balneario con Pabellones y Casetas en las planas de la Torre de San Telmo, que constaba de un pabellón en forma de U para restaurante y baños templados, y 100 casetas, además de toldos, quioscos y otros equipamientos. Se desecó una de las lagunas y se dejó la segunda, de 3 m de profundidad, en comunicación con el mar. Luego se construyó un embarcadero en 1920 y en ese mismo año se otorgó concesión del dominio público de estas playas, a un tal Enrique García de Toledo, con una superficie de 29.650 m2 y un canon de 1,82 €/año en precario. Desde entonces, ha sido larga la historia de estas instalaciones, que sobrevivieron milagrosamente al paso del tiempo, cuando este tipo de estructuras, antaño numerosas, fueron desapareciendo del paisaje litoral español, hasta llegar al periodo actual del boom del turismo de sol y playa, inicialmente con un carácter privado tras sus muros conservados, luego, con la Ley de Costas de 1988, obligada a abrirse para el acceso público al litoral. La tensión entre los usos privados y el derecho a la explotación, frente a los usos públicos y el derecho al disfrute gratuito de las costas, enfrenta a este histórico asentamiento a duras presiones que, a fecha de hoy, no han acabado aún, máxime cuando a lógico afán de lucro que una instalación empresarial concesional se une ahora, una actuación pública o política, como la generación de una playa artificial, tendente al mantenimiento y refuerzo de los beneficios de la explotación de estas instalaciones, paradójicamente en plena democracia.

Los valores de los Baños del Carmen

¿Por qué esta dialéctica entre conservación y desarrollismo en el enclave de los Baños del Carmen? La respuesta es sencilla: por sus valores intrínsecos. Para los desarrollistas, que no sólo están representados por los empresarios y concesionarios más directamente implicados en la explotación de estas instalaciones, sino también por determinados políticos que encuentran en su explotación un cero más a la derecha de su cifra personal o partidista, de “logros en el impulso empresarial”, los Baños del Carmen constituyen un enclave sin igual, que intentan mantener como “selecto” para esa clase media alta o burguesa, para su explotación económica. En cambio, para los conservacionistas los Baños del Carmen constituyen un conjunto histórico con un entorno marino de gran valor biológico, valores patrimoniales cuyas características resumimos a continuación:

a.- Valores paisajísticos y etnológicos. Los Baños del Carmen constituyen el extremo occidental, el hito más visible, de un paisaje cultural de una franja marítimo-terrestre que llega al arroyo Jaboneros, que tradicionalmente ha estado implicado en la explotación de los recursos pesqueros, con elementos claves como los Astilleros Nereo y su tradicional carpintería de madera de las labores de calafateado, actualmente conformando el barrio de Pedregalejo. Este hecho ha merecido la propuesta de ICOMOS de que dicha fachada sea declarada Bien de Interés Cultural, un BIC bajo la categoría de “paisaje cultural”, ya que tras los valores paisajísticos que muestra esta fachada están siglos de actividad humana vinculada a la explotación de recursos pesqueros, un bien cultural que actualmente ya quedó en desuso.

b.- Valores históricos. Los Baños del Carmen, con su característico arbolado de eucaliptos, constituyen un elemento singular en este paisaje, representando una forma de explotación de recursos marinos a través de la gastronomía pesquera y los baños de mar, históricamente restringido a clases selectas, hecho por el cual actualmente ya goza de la distinción de Bien de Interés Cultural (BIC), hecho que obliga al mantenimiento y protección de los elementos arquitectónicos más destacados. Es el único balneario tipo decimonónico del siglo XX en la costa malagueña, que se mantuvo activo hasta nuestros días, testimonio de un tipo de actividad económica vinculada a los baños de mar, que pueden considerarse como la antesala del turismo masivo de la actualidad. Hoy día el litoral de la primera mitad del siglo XX está tan profundamente deteriorado que sólo puede identificarse este periodo histórico gracias a hitos como el Balneario del Carmen, motivo más que suficiente como para mantenerlo y conservarlo para las próximas generaciones.

c.- Valores naturales. Lamentablemente, estos valores han quedado ensombrecidos durante la larga historia de los Baños del Carmen. Solamente los naturalistas, los amantes y expertos de la vida marina, han sido capaces de sacar a flote este paraíso sumergido que constituyen los fondos del entorno de los Baños del Carmen, en gran parte generado por el roquedal producido tras la voladura de promontorio rocoso de San Telmo y el posterior desmantelamiento del antiguo puerto de cantería creado en este lugar. Elementos que no sólo han creado hábitats singulares en la costa de Málaga, sino que por la naturaleza rocosa de sus fondos, estos hábitats han quedado preservados de la explotación marina. El caos rocoso de estos fondos los convierte en un  refugio  de numerosas especies marinas, muchas en estado alevín, y numerosos sustratos en muy diversas condiciones, que representan un auténtico oasis de biodiversidad. Sustratos que constituyen una superficie idónea para el asentamiento de comunidades de algas, que como vegetales constituyen la base de la producción primaria de redes tróficas complejas, como las creadas por el alga parda Cystoseira tamariscifolia, que dan albergue a ricas comunidades de invertebrados y vertebrados. Es un fondo en el que se encuentran los tres ambientes litorales clásicos del piso sublitoral o infralitoral (cubierto permanentemente por el mar), del eulitoral o mediolitoral (expuesto al aire y al agua alternativamente, escasamente representado por la débil marea), y del supralitoral (al alcance de las salpicaduras y del spray salino). Con todo, no faltan también los fondos arenosos, donde se instalan comunidades propias de estos sustratos, restos de los cuales se pueden observar en la pequeña playa arenosa, donde también aparecen restos de las comunidades rocosas.

Se trata, pues, de un paraje singular en el prácticamente desertificado fondo litoral de Málaga, que Juan Jesús Martín, biólogo del Aula del Mar de Málaga, no duda en calificarlo como”joya del Mar de Alborán”, subrayando que el roquedal submarino puede ser “un sitio para el buceo familiar, pues nada más meter la cabeza en la orilla se encontrarán con un jardín submarino con una gran variedad de peces: salmonetes, negritas, pavos reales, cangrejos, pulpos, caracolas e incluso corales de tipo gorgonia de varios colores”. Entre las algas hay una rica colección de los tres tipos: pardas, verdes y rojas, destacando sobre todas la Cystoseira tamariscifolia, especie que tapiza una amplia superficie y da cobijo y alimento a muchos animales marinos, que figura en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial (LESRPE). En cuanto a la riqueza faunística, su riqueza actual y potencial empieza por ciertas especies de invertebrados que están inventariados en listas oficiales de especies en peligro, como la lapa ferruginosa (Patella ferruginea) (en peligro crítico de extinción según el libro rojo de España), la lapa negra (Cymbula nigra) (vulnerable según el libro rojo de Andalucía), así como otros moluscos, como el dátil de mar (Lithophaga lithophaga) (vulnerable), crustáceos como los percebes Pollicipes pollicipes (vulnerable) y centollos (Maja squinado) (vulnerable), celentéreos como las gorgonias, lombrices como el espirógrafo equinodermos, como las holoturias o pepinos de mar, estrellas de mar y erizos de mar, etc. Pero también una larga lista de peces como negritas, donceles, salemas, sargos, toritos, pavos reales, salmonetes.

Adicionalmente, la zona goza de la presencia, puntual o permanente, de otros elementos de interés naturalístico, unas de tipo botánico, entre los que destacan especies propias de atmósferas marinas, como la “siempreviva malagueña”, Limonium malacitanum, una atípica densa comunidad, recientemente protegida por una malla para evitar su deterioro o destrucción. Es una especie autóctona del litoral oriental de Málaga, propia de acantilados marinos, que aquí aparece de forma casual y atípica, ya que ha crecido en una zona llana (antiguas pistas de tenis), no normal para esta especie. Con independencia de su origen, hay que reconocerla como un valor patrimonial, aunque sea como muestra, a modo de jardín botánico, que todos pueden admirar. Otras especies son de tipo zoológico, pues también se ha visto algún ejemplar, posiblemente traslocado, del camaleón común (Chamalaeo chamalaeon), aunque no es su hábitat preferente, dado el grado de urbanización del entorno. Finalmente, muchos ornitólogos consideran que en esta zona también se puede observar una rica colección de aves marinas y terrestres, hecho que ha motivado la consideración de “área importante para la conservación de aves”.

El proyecto: una playa banal mercantilizada

Una vez rescatado el litoral del entorno de los Baños del Carmen como dominio público marítimo-terrestre, tras un tortuoso proceso administrativo en el que no ha faltado los intereses particulares y municipales, el Ministerio de Medio Ambiente encargó un proyecto de rehabilitación de esta pequeña porción del litoral malagueño. El proyecto marítimo diseñado por el organismo dependiente del Ministerio de Medio Ambiente implica construir un espigón en forma de L obtusa, que tendrá una parte sumergida y otra superficial, que protejan a esa playa frente a los temporales de poniente. Pero además, se ha incluido la construcción de un nuevo espigón provisional que pretende proteger la terraza del edificio con grave riesgo de derrumbe tras los daños sufridos con los temporales de levante. La actuación se completaría con el vertido de unos 80.000 metros cúbicos de arena para estabilizar la playa.

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