OPINIÓN. El buen ciudadano. Por Rafael Yus Ramos
Coordinador del Gabinete de Estudios de la Naturaleza de la Axarquía

25/10/19. Opinión. El coordinador del Gabinete de Estudios de la Naturaleza de la Axarquía (GENA), Rafael Yus, reflexiona en su nueva colaboración para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com sobre el Paraje Natural de los Acantilados de Maro-Cerro Gordo y las mil agresiones de las que ha sido objeto, como son la urbanización, la explotación turística, la permisividad de chiringuitos, la masificación, la...

...limpieza de playas, las embarcaciones, el submarinismo, la caza y pesca furtivas, y las plantas invasoras.

Los efectos de la (des)protección del Paraje Natural de los Acantilados de Maro-Cerro Gordo

En el año 1989, la Ley 2/1989, de 18 de julio, aprobó el Inventario de Espacios Naturales Protegidos de Andalucía, en el que se incluyó, con la categoría de Paraje Natural, los Acantilados de Maro-Cerro Gordo, incluyendo un litoral en su mayor parte malagueño, y una porción mucho menor del litoral granadino. Debe recordarse que, según esta ley, los Parajes Naturales son aquellos espacios que se declaran como tales por la ley del Parlamento andaluz, “en atención a las excepcionales exigencias cualificadoras de sus singulares valores, y con la finalidad de atender a la conservación de su flora, fauna y constitución geomorfológica, especial belleza u otros componentes de muy destacado rango natural”.

Es decir, la principal función de un paraje natural es la protección de sus valores naturales, no la búsqueda de compatibilidades con el uso turístico, como en los parques naturales.


Este paraje incluye 384 hectáreas terrestres y 1.529 hectáreas marinas, por la protección de una milla marina (1.853,2 m) contada desde la línea de costa. Más adelante, por el Decreto 6/2015 este paraje se declara Zona de Especial Conservación (ZEC) de la Red Ecológica Europea Natura 2000, ampliándose ligeramente la superficie protegida.. Desde entonces, la riqueza natural de este paraje teóricamente quedó protegida contra las consabidas amenazas de nuestro litoral, unas procedentes de tierra (ej. los procesos urbanizadores y la explotación hotelera) y otros procedentes del mar (ej. depredación de los recursos marinos por distintas formas de pesquería). Nada más lejos de la realidad. Desde entonces hemos sido testigos, y no mudos precisamente, de un proceso de degradación del paraje, que está alcanzando cotas cercanas a la desertización de sus valores naturales. Con la expresión “valores naturales” queremos indicar tanto las especies de animales y plantas, como los hábitats en los que viven, los cuales fueron merecedores de la consideración del paraje como “Zona Especialmente Protegida de Importancia para el Mediterráneo” (ZEPIM) en el Convenio de Barcelona, en el año 2003, una protección que ya adquiere carácter internacional.

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