OPINIÓN. El buen ciudadano. Por Rafael Yus Ramos
Coordinador del Gabinete de Estudios de la Naturaleza de la Axarquía


20/12/19.Opinión. El coordinador del Gabinete de Estudios de la Naturaleza de la Axarquía (GENA), Rafael Yus, termina en esta colaboración para EL OBSERVADOR / revistaelobservador.com con el análisis sobre las plantaciones de aguacate en la provincia de Málaga: “El cultivo y distribución de aguacates ha resultado ser uno de los que cosechan mayor huella de carbono. Es fácil de intuir si tenemos en cuenta...

...que la mayoría de los países productores se encuentran a distancias muy grandes respecto a los países de consumo, por lo que sólo en el capítulo de transporte la huella de carbono se dispara”.

La cara oculta del “oro verde”. Impacto social y ambiental de las tramas del aguacate (3)

En anteriores capítulos hemos ido desgranando algunos de los aspectos negativos que hay detrás de la tendencia de sociedades de numerosos países hacia el consumo de subtropicales, con especial énfasis para el caso de los aguacates, mostrándonos que tras la bonachona imagen del aguacate, mito gastronómico y sanitario, encumbrado como un superalimento, se ocultan numerosas miserias que debe ser puestas de manifiesto. En este capítulo terminamos la serie de calamidades que iniciamos en capítulos anteriores.


-La huella de carbono
. Otro parámetro ambiental a tener en cuenta en la lista de impactos ambientales del sector de los subtropicales es lo que hoy día se conoce como “huella de carbono” (Carbon Footprint), que representa la contribución que hace todo el ciclo de vida de un producto (Fig.1) determinado (en este caso los frutos subtropicales) en la creación de gases de efecto invernadero (GEI), principalmente el CO2 (de donde viene el término usado) y otros gases que se expresan en términos de CO2 equivalente (CO2eq) . De este modo, la huella de carbono representa las emisiones netas de Gases de Efecto Invernadero, expresadas como CO2 equivalente, y que engloba los seis grupos de gases inicialmente señalados en el protocolo de Kyoto (CO2, CH4, N2O, etc). Para determinar esta huella, debe aplicarse un determinado protocolo de estimación y contabilidad de emisiones de GEI que abarca tres clases de parámetros: emisiones directas (vehículos, fertilización, laboreo, etc.), emisiones indirectas (gasto de electricidad, calor, etc.) y otras emisiones indirectas (servicios, productos, distribución, etc.). El cultivo y distribución de aguacates ha resultado ser uno de los que cosechan mayor huella de carbono. Es fácil de intuir si tenemos en cuenta que la mayoría de los países productores se encuentran a distancias muy grandes respecto a los países de consumo, por lo que sólo en el capítulo de transporte la huella de carbono se dispara. Hay excepciones, entre las que se encuentra España, un país cuyos productos exporta a los países vecinos de Europa, por lo que en este capítulo su huella de carbono es de las más bajas en este grupo. Un estudio realizado por la organización Carbon Footprint Ltd. calculó que un pequeño paquete de dos aguacates de Chile en Inglaterra tiene una huella de emisiones de 846,36 g CO2eq, casi el doble que un kilo de bananas (480 g CO2eq). Esta diferencia se atribuye a la complejidad que implica el crecimiento, maduración y transporte del aguacate, a lo que se suman las emisiones propias del sistema de transporte, el gasto que supone mantenerlos en una temperatura exacta para provocar la maduración, las resultantes de los materiales para el empaquetamiento. Esto ocurre con muchos alimentos cotidianos, algunos de los cuales tienen una huella de carbono muy superior a la del aguacate. En el caso del aguacate, sus mayores emisiones de CO2 se producen durante la etapa de cultivo, maduración y procesamiento. Sin embargo, puede parecer sorprendente lo que puede variar el resultado de su cálculo, pues un estudio realizado en cultivos de aguacate en Chile (Huiza, 2014) mostró que la huella de carbono de la producción de aguacates no llegaba a medio kilo de CO2eq, casi la mitad que indican los especialistas del Carbon Footprint, variando según que las fincas estuvieran en ladera (437 g.CO2/kg de aguacate) o en valle, donde era ligeramente inferior (430 g.CO2eq./kg de aguacate) (Tabla 1), cifras equiparables, e incluso inferior, a las de otros frutos. Estas diferencias podrían estar relacionadas con lo que cada estudio entiende que es el ciclo de vida de este producto, pues si, como sucede con estos dos últimos estudios, no se incluye la huella de carbono del sistema de empaquetamiento, transporte, preparación y eliminación de residuos, las cifras pueden bajar mucho. En resumen, la huella de carbono del aguacate se dispara en el momento de su ciclo de vida que sale de la finca en que fue cultivado.


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