OPINIÓN. Bienestar Ciudadano. Por Antonio Villanueva
Realizador audiovisual
07/01/14. Opinión. El realizador audiovisual habla sobre la Radio Televisión Andaluza, que considera “al servicio del poderoso”. Explica por qué el programa ‘Tiene Arreglo’ pasó a TVE (Entre Todos). EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com comparte este documento que desgrana el “secreto de la puerta giratoria” entre la televisión pública andaluza y las administraciones autonómicas.
Canal Sur, la televisión de todos
CUANDO Jordi Évole recogió el Premio Ondas por el programa de Salvados sobre el inexplorado accidente del metro de Valencia, dijo:
“MUCHA gente no quería que lo hiciéramos, hubiese preferido que nos hubiéramos quedado callados. Pero yo creo que en esta profesión cada vez vale menos la pena quedarse callado, porque aunque te quedes callado, cuando llega la época de vacas flacas te pegan la patada en el culo, como ha pasado recientemente con los compañeros de Canal 9. Por cierto, Canal 9, esa televisión que por culpa del poder político se ha convertido en una caricatura grotesca de lo que es una televisión pública".
EL cierre de Canal 9, cuyo programa insignia fue Tómbola (convenientemente exportado a Canal Sur en su momento), vuelve a poner sobre la mesa la contingencia de las televisiones públicas autonómicas como la andaluza. Ahora, además, Pablo Carrasco, exdirector de la Radio Televisión Andaluza (RTVA), ha dimitido porque le han obligado a bajarse su estratosférico sueldo. Pero, ¿cómo llegan estos individuos a ser lo que son? En palabras de Serrat, ¿a quién sirven cuando alzan las banderas?
TRAS la primera victoria electoral de Rodríguez Zapatero en 2004, su particular Pedro Arriola (léase maquinador para ganar una y mil elecciones), el señor Miguel Barroso, marido de la siempre presidenciable Carmen Chacón, diseñó un modelo televisivo verdaderamente audaz. Barroso, secretario de Estado de Comunicación, se planteó un sistema de compensación público-privado, con una televisión pública de todos y dos televisiones privadas afines: La Sexta (pro Zapatero) y Cuatro (profelipista) .Hizo resurgir, con ello, a RTVE, que vivió una vigorosa época con unos servicios informativos en boca de todos. En esta ocasión, para bien.
PERO tan idílico escenario se fue a pique por culpa del vil metal. Ambas cadenas querían los derechos del fútbol y se liaron a hostias sin recato alguno. Felipe González, en un póstumo homenaje a Jesús de Polanco, denominó a aquel enfrentamiento entre las plataformas televisivas profelipista y prozapaterista como ‘daños colaterales del fuego amigo’.
VOLVAMOS a la tele pública en los primeros años de Zapatero. Las productoras ‘pata negra’ vinculadas a Canal Sur exigieron que Madrid les tomara más en serio, no fuera a ser que el granero andaluz se fuese disipando ahora que Gaspar Zarrías andaba distraído. Ellas también querían su porción del pastel de TVE .Querían conseguir un trato similar al que llevaban lustros recibiendo por parte de Canal Sur. Las productoras ‘pata negra’ son aquellas empresas audiovisuales cuyos directivos están vinculados al poder socialista. Y propusieron a la persona perfecta para gestionar la parrilla de Televisión Española: Pablo Carrasco. Licenciado en Psicología, Carrasco llevaba la jefatura de programas de Canal Sur Televisión. Gracias a ello, conocía a la perfección el entramado de podredumbres de la televisión autonómica andaluza. Tras conseguir ubicar a Carrasco como director de Antena y Contenidos de TVE, éste se tiró unos años haciendo programitas en la pública estatal que chocaban con la brillantez de los servicios informativos de la casa.
FUE rescatado de allí a finales del 2008 para ser el gran jefe de Canal Sur, la de todos. Pablo Carrasco nació en Ronda hace casi medio siglo. A pesar de eso, cultiva un adoptado acento sevillano desde que se enfundó en su traje gris de directivo audiovisual. Lo eligió en esta ocasión el Parlamento Andaluz y no el presidente de la Junta. Salvo el exdirector del Diario Sur, Joaquín Marín, todos los directores habían sido políticos de carrera. Desde portavoces del gobierno hasta cargos en las diputaciones provinciales o delegados de gobiernos. Su misión, por tanto, no era hacer de Canal Sur una empresa que ayudara a vertebrar el sentimiento andaluz, ni a crear una industria audiovisual autónoma, ni a tener un programación de calidad. Su objetivos eran, por este orden: ganar las elecciones, enchufar a un buen número de fieles y que los exdirectivos montaran empresas (las llamadas pata negra) para jugar al repugnante juego de la auto contratación millonaria. La diferencia, como se puede observar, entre Canal Sur y la valenciana Canal 9, es básicamente ninguna.
SE buscaba a alguien con un perfil profesional, después de tanto político. Y Carrasco tenía el perfil profesional. Toda su carrera se lo debe a Canal Sur. Tanto sus cargos en RTVE como su paso por la empresa privada, la productora sevillana ZZJ de la familia Zafra Benjumea, donde han trabajado un buen número de directivos de Canal Sur, incluido Carrasco. En esa particular puerta giratoria que te pasa de Canal Sur a las productoras ‘pata negra’ y viceversa. En palabras de Groucho Marx: la parte contratante de la primera parte es la parte contratante de la primera parte. El último gran fichaje de esta empresa ha sido el marido de la actual presidenta de la Junta de Andalucía.
Y llegó la crisis. Canal Sur es un monstruo con 1.600 empleados y un déficit creciente camuflado para hacer una programación insoportable y clientelista. Camacho tuvo que asumir la ingrata labor de sacar las tijeras. Suprimieron Canal Sur 2 y con ello buena parte de la contratación externa. Aun así, no fue suficiente. Había el temor de ejecutar contundentes recortes en la sacrosanta plantilla de Canal Sur. La mitad del presupuesto de la televisión está destinado al pago de la plantilla. A alguien (obviamente no a Carrasco) se le ocurrió la idea de amputar parte del salario de Carrasco y del resto de los directivos de la cadena pública. Pablo Carrasco llegó a ser el directivo público mejor pagado de Andalucía. Más de 23 millones anuales de las pesetas antiguas (frente a los 10 millones que gana la presidenta de la Junta de Andalucía). Y Carrasco tiene unos gastos. Por ahí no. Carrasco, que conoce el secreto de la puerta giratoria, decidió montar su propia empresa y tirar de contactos para seguir manteniendo su tren de vida. Tras besar el escudo de la RTVA, despojó a Canal Sur de su programa estrella: Tiene Arreglo, junto a la presentadora estrella (Toñi Moreno), y al director estrella, y se lo ofreció a Televisión Española. El programa, a pesar de tener tantas estrellas, no se llama Noche de Estrellas, sino Entre Todos, y promueve la solidaridad. Ahora las dos cadenas, antes amigas, andan en los juzgados por plagio. Con lo bonito que es llevarse bien en Navidad. Quizás deberían proponerles a los redactores de Entre Todos que ayuden a deshacer el entuerto en el que se han metido. Aunque antes deberían resolver el enigma de para qué sirve una televisión pública al servicio del poderoso y en la que hacen negocios los amigos del poderoso.
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