“Hablar bajito ha sido la receta del alcalde en un desayuno informativo nuevamente en línea de culpar siempre al otro como si él no fuera el máximo responsable de nuestro Ayuntamiento”

OPINIÓN. Camino a Laponia. Por Sergio Brenes
Concejal socialista en el Ayuntamiento de Málaga


10/10/18. Opinión. El concejal del grupo socialista en el Ayuntamiento de la capital, Sergio Brenes, reflexiona en su nueva colaboración para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com sobre la irracional solución del alcalde De la Torre para acabar con los ruidos en Málaga: hablar bajito. “Y es que Francisco de la Torre lo tiene claro ante su inoperancia la culpa del vecino: si no se limpian las...

...calles de Málaga pese a pagar 100 millones de euros al año por LIMASA, la culpa de los ciudadanos. Si la gente paga mucho por el agua de EMASA, la culpa de los malagueños por no bañarse con un barreño de agua con 11 litros. Ya sabe si los vecinos del centro o el Romeral no pueden dormir, no es por culpa del botellón perpetuo bajo sus ventanas, ni de grupos incontrolados que celebran despedidas de soltero a grito limpio, es que no hablamos bajito”, escribe Brenes.

Hablando bajito

EN estos días se cubrió de blanco la pared de Lagunillas en la que nuestro dibujante Idígoras animaba al beso con un mural y de paso también se silenció bajo la pintura un precioso verso de nuestro Nobel Vicente Aleixandre "la memoria del hombre está en sus besos". Alguien entendiendo que pedía voz para las mujeres acabó silenciando a todos, incluido un poeta universal.


EN esa zona del centro de Málaga no sobra nadie que quiera aportar desde ideas a una obra cultural o una iniciativa social. Siempre se necesitan manos y se esperan esas inversiones comprometidas que siguen sin llegar. Y es que en muchos temas de la ciudad hay que hablar bajito ya que las administraciones no han estado a la altura. En este caso entiendo que hubo buena voluntad pero que se vio parada por una mala gestión política de las partes quizás por desconfianza mutua o por intereses cruzados.

Y es que en nuestra ciudad viene siendo práctica habitual el tratar de silenciar o hablar bajito de los muchos proyectos de ciudad empantanados que se les acumulan al equipo de gobierno del PP en el Ayuntamiento de Málaga: desde el Astoria al Campamento Benítez, desde el Metro al Hospital Materno y Civil al abandonado río Guadalmedina.

TAMPOCO oímos al Partido Popular de Málaga levantar la voz contra el maltrato en inversiones de Mariano Rajoy: ni soterramiento del tren al Puerto, ni Cercanías al PTA, ni acceso norte al Aeropuerto, y un larguísimo etcétera de desprecios durante 6 años en los que situaron a la provincia de Málaga a la cola de las inversiones.


HABLAR bajito ha sido la receta del alcalde en un desayuno informativo nuevamente en línea de culpar siempre al otro como si él no fuera el máximo responsable de nuestro Ayuntamiento, como si él no fuera el encargado de adoptar medidas y gobernar para los 570.000 malagueños que aquí residen.

YA habrán oído esas declaraciones de De la Torre y su remedio de bajar el tono como solución definitiva para garantizar la armoniosa convivencia en un centro histórico sacrificado exclusivamente al turismo. El susurro en la plaza de las Flores o en la de San Francisco para respetar la necesidad del descanso y la calidad de vida de los residentes de la zona.

CLARO que esas ocurrencias del alcalde, a las que Elías Bendodo calificó como "las cosas de Paco", yo no les encuentro más gracia que el intento del alcalde de reírse de sus gobernados. Curiosa manera de no solucionar un tema y además con una clara voluntad de no intentarlo.


Y es que Francisco de la Torre lo tiene claro ante su inoperancia la culpa del vecino: si no se limpian las calles de Málaga pese a pagar 100 millones de euros al año por LIMASA, la culpa de los ciudadanos. Si la gente paga mucho por el agua de EMASA, la culpa de los malagueños por no bañarse con un barreño de agua con 11 litros. Ya sabe si los vecinos del centro o el Romeral no pueden dormir, no es por culpa del botellón perpetuo bajo sus ventanas, ni de grupos incontrolados que celebran despedidas de soltero a grito limpio, es que no hablamos bajito.

CIRCULAN por las redes sociales carteles del alcalde popular pidiendo silencio con un dedo sobre su boca. No descartan que esa idea nacida de los malagueños para reírse de nuestro ocurrente alcalde no pase a sustituir en las salas de espera de las consultas de nuestros ambulatorios al cartelito de la enfermera que nos pedía silencio o por lo menos hablar bajito.

YA lo escribió el Nobel de Literatura Pablo Neruda "me gustas cuando callas porque estás como ausente" y es que en Málaga, por higiene democrática, va siendo cuestión de hablar en las urnas y elegir a un gobernante que por lo menos no se ría de los problemas que afectan a sus vecinos.

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