Ahora toman sentido las insistentes y desesperadas maneras que utiliza el arquitecto para que salga adelante el proyecto, con el apoyo incondicional del presidente de la Autoridad Portuaria, Paulino Plata (PSOE)

Seguí asegura ‘ahora’ igual que el actor malagueño Antonio Banderas que no se presentará a más concursos “porque el dinero público viene envenenado”. Así, señala que tras el ‘fiasco’ de los cines Astoria, se retira, después de haberse nutrido durante años de trabajos de la Administración Pública

29/09/17. 
Opinión. El arquitecto José Seguí confirma en un acto público que fue él y su estudio los que acudieron en busca de inversores, en este caso la compañía catarí Al Bidda Group, después de diseñar el proyecto de un rascacielos de 135 metros de altura que pretende albergar un hotel cinco estrellas gran lujo en plena bahía de Málaga. Mintió a EL OBSERVADOR cuando esta revista...

...le preguntó hace dos semanas desde dónde partía el proyecto. Que quién lo había iniciado. Entonces aseguró que había sido la compañía catarí la que se había puesto en contacto con Estudio Seguí para solicitarle el diseño de un edificio. Incluso indicó que en un primer momento desde la empresa catarí estaban interesados en otras zonas de la Costa del Sol, como Marbella, pero que se decantaron por Málaga. Cuando se le preguntó que si el dique de Levante había sido el único emplazamiento de la ciudad en el que se pensó para construir el hotel, indicó que sí, que ese lugar había sido el propuesto desde el principio. Ahora se entiende el afán de Seguí por el rascacielos. Está en juego su propia inversión, su dinero. Si la construcción del edifico no se realiza los cataríes no le pagarán nada. Y el empresario arquitecto ha tenido que hacer un importante desembolso para realizar el proyecto, que posteriormente ofreció a Al Bidda. Por eso los socios cataríes no manifiestan una gran preocupación por los trámites del edificio. A quien le corre prisa que se resuelvan los trámites que darían cabida al rascacielos (actualmente es la Administración autonómica la que tiene que emitir el informe de impacto ambiental) es a Seguí. Es una información de EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com.

EL miércoles tuvo lugar un nuevo acto publicitario de Seguí al más puro estilo Francisco Umbral: “Yo he venido a hablar de mi libro”, organizado por la empresa Grupo Vía en el hotel Molina Larios. Los asistentes eran urbanistas que han mostrado su apoyo a la construcción del rascacielos desde el principio, a excepción del arquitecto Salvador Moreno Peralta, que asegura no verlo necesario. En este encuentro, según recoge ayer el periodista de Málaga Hoy Sebastián Sánchez (AQUÍ) Seguí “puso de manifiesto el cambio que se ha producido en el modo de trabajar del arquitecto, señalando que ahora es éste el que tiene que ir a buscar al inversor con un proyecto concreto. Un ejercicio que él mismo puso en práctica en el caso de la iniciativa hotelera. Seguí afirmó que ‘nos hemos convertido más en empresarios’, para recordar cómo la propuesta del hotel se originó en el estudio, ‘sin cliente; fuimos después a por el cliente’”. Corroborando lo que se sospechaba, que Seguí es en realidad un empresario que tiene un estudio de arquitectura.


AHORA se entiende el por qué de las formas que emplea con las que llega a desprestigiar al propio colegio profesional de Arquitectos de Málaga (COAM) (AQUÍ). Además de la campaña de intoxicación informativa iniciada desde los numerosos comunicados de prensa emitidos por su página web https://torrepuertomalaga.com publicitando las bondades de su edificio, así como sus constantes artículos de opinión en los medios de comunicación locales. Creando una campaña tóxica para intentar convencer a la opinión pública de la ‘necesidad’ de construir una mole de cemento en el punto donde más se adentra la ciudad en el mar.

TODO aquel que esté en contra del rascacielos, de cuyo diseño ningún profesional que se precie quiere opinar porque no es gran cosa, es objeto de desprecio por parte de Seguí con la ayuda cómplice del presidente de la Autoridad Portuaria, Paulino Plata (PSOE), que, como el mismo acusa, a saber qué intereses ocultos tiene detrás de todo esto. Colectivos, plataformas, partidos políticos, sindicatos, colegios profesionales, son objeto del desprecio de ambos promotores del rascacielos para conseguir su desprestigio. Así, en la jornada organizada por la Confederación de Empresarios de Málaga (CEM) el pasado martes, Seguí hacía una confusa alusión a “ciertos grupos que controlan la ciudad a nivel intelectual y que se revuelven ante cualquier posibilidad de saltar al futuro”. Incluso denunció la existencia de numerosas “deformaciones” del proyecto en referencia a los documentos de alegaciones que Ecologistas en Acción, Equo y el COAM han presentado ante la delegación de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, solicitando que el informe de impacto ambiental se realice por la vía ordinaria, de 18 meses de duración, frente a los cuatro meses de la vía simplificada, debido a la magnitud de lo que se quiere construir.


SEGUÍ hace lo que sea para “dejar su impronta”, como señalaba el prestigioso ecologista Saturnino Moreno (AQUÍ). El ‘negocio del siglo’: el rascacielos del Puerto. El proyecto de un arquitecto mediocre a quien la soberbia y la protesta ciudadana echa por tierra el que iba a ser el único proyecto estrella que podría dejar en Málaga para la posteridad. En lugar de ‘lucirse’ continuamente ante los que apoyan desde el principio su edificio, debería centrar sus esfuerzos en explicar a los que están en contra los ‘beneficios’ de romper el skyline de la ciudad para siempre.

EL arquitecto que diseño la polémica Ciudad de la Justicia de Málaga, aprovechó su evento publicitario del miércoles para decir que no se presentará a más concursos públicos como el de los cines Astoria, porque el dinero público “viene envenenado”. Una afirmación que ya hizo su exsocio Antonio Banderas (ver: Antonio Banderas no quiere trabajar con dinero público ‘ahora’. Su empresa, ‘Kandor Graphics’, productora de la que era accionista y que quebró, recibió al menos 7 millones de euros de la Junta y 2,3 millones del Ministerio de Industria), que salió despavorido hacia “un rincón en el que no huela a corralón” del proyecto que le propuso Seguí (ver: ‘El gatillazo y fuga de El Zorro’. Antonio Banderas se enfada porque no le rinden pleitesía suficiente con lo suyo del Astoria y para castigarnos por malos da un portazo y dice que se va de Málaga a “un rincón en el que no huela a corralón”).

IGUAL que en el caso de Banderas, Seguí dice que “no quiere dinero público”, pero eso es ‘ahora’. Porque hasta el momento prácticamente se ha dedicado exclusivamente a proyectos públicos. Así, su estudio se ha encargado de los planes generales de Jaén (2007), Córdoba (1997), Granada (1993), Málaga (1983), Ronda (1997), Antequera (2003), Nerja (2007), Baena (1993), 1987 el Plan Especial de la Alhambra de Granada… y se ha especializado en rehabilitaciones malagueñas: hotel Miramar, Residencial Félix Sáenz, Banco de España, Teatro Cervantes... siempre es fácil lavarle la cara a algo que diseñar uno nuevo.

SIEMPRE han acudido a él porque sabe mover muy bien el lápiz que delimita las líneas de un plan general. Unas líneas que determinan que un suelo valga millones o no, según la calificación que se le otorgue. Siempre se le ha llamado para contentar a las partes importantes implicadas en los planeamientos locales y autonómicos. Nunca defrauda. Siempre lo hace a gusto del consumidor. Como debe ser. Ahora dice que va a dejar de hacer esto. Será que no lo llaman ya.

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