EL OBSERVADOR ya ha puesto la cuestión en manos de su servicio jurídico para presentar una denuncia. La revista lleva más de 30 años en la Agenda de la Comunicación del Ministerio de Presidencia, de la Junta de Andalucía y del propio Ayuntamiento de Málaga. Lo que ocurre es que Espino no tiene costumbre de que ningún medio lo cuestione
El alcalde pierde los papeles como Espino, no descarta un futuro pacto en el Ayuntamiento con la ultraderecha de Vox para seguir gobernando, y en una tensa presentación de mociones desbarra al ser cuestionado por la fragilidad de su gobierno
31/03/22. Opinión. Sociedad.. EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com. El director de Comunicación del Ayuntamiento de Málaga, Jesús Espino, acusó ayer en público a EL OBSERVADOR de “extorsión hacia su persona” y de “no considerarlo como un medio de comunicación”, tras ser interpelado informalmente por un redactor de esta publicación...
...sobre por qué el gabinete de prensa del Ayuntamiento de Málaga se niega, sistemáticamente, a responder a las preguntas que le plantea esta revista. EL OBSERVADOR ha puesto estos hechos en manos de su servicio jurídico para presentar una denuncia al considerarse perjudicado por estas acusaciones falsas.
Las tensiones en La Casona son cada vez más evidentes y fuertes. El alcalde acudirá hoy a un pleno en previsible minoría, tras la enorme distancia que se ha instalado en las últimas semanas con su socia de coalición, la portavoz de Ciudadanos, Noelia Losada. Debido, tal vez, a una situación límite sin precedentes que podría desembocar en un adelanto electoral. Ayer, en este ambiente de tensión, durante la presentación de mociones por los diferentes grupos políticos, el director de Comunicación del Ayuntamiento de Málaga, Jesús Espino, fue cuando acusó a EL OBSERVADOR de “extorsión hacia su persona” y de “no considerarlo como un medio de comunicación”.
Lo hizo tras ser interpelado informalmente en una pausa durante el acto por un redactor de esta publicación sobre por qué el Ayuntamiento de Málaga se niega, sistemáticamente, a responder a las preguntas que le plantea EL OBSERVADOR y dificulta, cuando no imposibilita, plasmar la versión del equipo de gobierno local. Nada más tener constancia de la situación, este medio se puso en contacto con su equipo legal para presentar una denuncia, al considerar que Espino difama a esta revista al hablar de “extorsión personal” y al negar que esta publicación sea un medio de comunicación. EL OBSERVADOR lleva más de treinta años reconocido como tal en la Agenda de la Comunicación del Ministerio de Presidencia, de la Junta de Andalucía y del propio Ayuntamiento de Málaga, que envía aún, a día de hoy, las notas de prensa, tal y como se puede comprobar en las imágenes que ilustran esta noticia. De no estar dentro de la agenda de medios del Consistorio, difícilmente el área de prensa enviaría a EL OBSERVADOR notas, convocatorias y comunicados.
Es más, EL OBSERVADOR ha llegado a percibir publicidad institucional del Ayuntamiento de Málaga, algo que no podría haber sido posible si no fuese un medio de comunicación. Espino aclaró al periodista que no era “una cuestión personal” con el mismo, sino con esta publicación. De esta forma, Espino ordena a su equipo de prensa que no conteste a preguntas realizadas por este medio, tales como: “¿Tiene previsto el alcalde, Francisco de la Torre, o algún miembro del equipo local, reunirse en el próximo 5 de abril con los representantes vecinales de la barriada de El Perchel, o va a volver a cancelar por segundo mes consecutivo la reunión de seguimiento comprometida?”, o: “¿Tiene constancia el Ayuntamiento de Málaga de la celebración del evento Andalucía Big Festival?”.
Llamamiento de unidad frente a las prácticas antidemocráticas con los medios de comunicación
¿Puede una institución democrática, como lo es un ayuntamiento, sede de la soberanía popular, negar el derecho a la información a un profesional de un medio por desavenencias personales de su director de Comunicación con dicha publicación? No parece serio, ético, democrático ni siquiera legal. La obligación de un responsable de su categoría es la de ser transparente y facilitar la máxima información a los medios que así la soliciten, guste más o guste menos la línea editorial de los mismos. Es ése el derecho a la información veraz en un sistema democrático. Y es por ello que Espino percibe una nómina anual de 72.042,60 euros a cargo del erario público de todos los malagueños y malagueñas. No para elegir a quién vetar y a quién no. Sino para facilitar el acceso a la información pública a todos los periodistas sin discriminación.
No deja de resultar contradictorio que un redactor de EL OBSERVADOR no pueda recabar la información del equipo de gobierno del Ayuntamiento por no ser considerado un medio de comunicación, mientras que la Diputación de Málaga, también gobernada por el Partido Popular, invierte miles de euros de dinero también público en publicidad institucional en diarios digitales sin arraigo en la ciudad, con condenas (tanto para la publicación como para su director) por difundir bulos, como es el caso de OKDiario y Eduardo Inda. Por su parte, el Ayuntamiento de Málaga inserta su publicidad institucional de cientos de miles de euros anuales (casi un millón) sin ningún criterio objetivo ni concurso abierto o público, la única razón es la arbitrariedad de su responsable de prensa, Jesús Espino.
En este sentido, se echa de menos que se pronuncien, y de forma contundente, la Asociación de la Prensa de Málaga y las secciones sindicales de los trabajadores de los medios de comunicación. También es atronador el silencio de otros medios a los que no sólo le levantan el teléfono, sino a los que riegan con generosas partidas de publicidad institucional.
Cuando un periodista busca de forma insistente recabar información de un ente público para conocer, nada menos, que la versión del equipo de gobierno, únicamente está ejerciendo el desempeño de su trabajo y haciendo honor a su código deontológico. Después le acusarán de parcialidad y de no contar toda la verdad, cuando queda acreditado que son los propios jefes de prensa quienes reciben órdenes por parte de la dirección de Comunicación del Ayuntamiento de Málaga de censurar e imposibilitar la interlocución con las distintas áreas, empresas municipales y concejalías.
El de la transparencia es un derecho que transciende al quehacer del propio periodista. Cualquier ciudadano tiene derecho a estar al tanto de las cuentas y políticas de las administraciones públicas que sufraga con sus impuestos y de fiscalizar el desempeño de sus gobernantes. De lo contrario, no estamos hablando de una democracia, no ya plena, sino ni siquiera imperfecta. Qué decir del derecho a recibir una información veraz, recogido en la propia Constitución de 1978. Nada más lejos del interés de EL OBSERVADOR de afrontar esta situación desde el victimismo, pero le extraña la falta de solidaridad por parte de los compañeros y compañeras de profesión. Lo que le ocurre a este medio hoy, lo puede sufrir cualquier otro mañana, en tanto que las razones esgrimidas para no abrir el gabinete de prensa municipal los correos que envía este medio es una decisión caprichosa de una persona en ejercicio de cargo público, que ordena censurar en base a apreciaciones personales, completamente subjetivas, arbitrarias y falaces, como se ha podido acreditar y quedan de manifiesto.
Una presentación de mociones atípica con un alcalde fuera de sí
Con el talante alterado, muy parecido al de Jesús Espino, el alcalde Francisco de la Torre afronta unos meses lastimosos y una última semana decepcionante. El Consejo Consultivo ha condenado al Ayuntamiento de Málaga a pagar 250.000 euros a la promotora original por el hotel de Moneo. La Copa de Vela, tan cacareada, no vendrá a Málaga, sino que ha preferido Barcelona. Las vallas, primero, y los muros de metacrilato, después, en Muelle Uno, han levantado más de una queja en el seno del equipo de gobierno y han aumentado las presiones ciudadanas contra la gestión del regidor. La pérgola de Santo Domingo tendrá que ser reubicada, como lo fue la imagen de Ibn Gabirol. Parece difícil superar una mala racha de tal calibre.
Para colmo, a De la Torre apenas le queda aferrarse al concejal tránsfuga Juan Cassá, ya que Losada está cada vez más cerca de retirar su apoyo a un equipo de gobierno que hace aguas en todos sus flancos. A pesar de que las elecciones municipales serán en poco menos de un año, en La Casona ayer se oían voces de adelanto electoral. Es de suponer que esta suma de tensiones fue lo que le llevó a perder al regidor las formas con una periodista y cuestionar su trabajo, ante el apoyo de algunos de los profesionales presentes.
Dentro del desvarío del regidor y parte de su entorno, cabe destacar que, al ser cuestionado en reiteradas ocasiones sobre si, en caso de sumar mayoría en las próximas elecciones (sean adelantadas o el próximo año) con la derecha extrema de Vox, que niega la memoria histórica, La Desbandá y la dictadura franquista, llegaría a un acuerdo con tal de garantizarse cuatro años más como alcalde, Francisco de la Torre no descartó rotundamente una posible coalición y respondió con evasivas. “Estamos hablando de futuribles y es mera especulación”, dijo, tras recordar que aún no ha tomado la decisión de si repetirá o no como candidato a la alcaldía. Eso sí, en ningún caso cerró las puertas a gobernar con la ultraderecha, con lo que remató otra jornada dura que hoy puede ser aún más compleja ante un pleno plagado de mociones y donde no tiene garantizada la mayoría.
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