La nueva responsable de Comunicación Margarita Pérez y el rector Teo López son los culpables de este gasto… ¿inútil?, que advierte a quién no lo sepa que en la ciudad de Málaga hay una Universidad (?)

Recientemente han sustituido al vicerrector de Comunicación, que era el profesor de Periodismo Francisco J. Paniagua, y han nombrado para sustituirlo a Margarita Pérez Martín, una catedrática de Fisiología que no tiene ninguna experiencia en comunicación

03/03/25. 
Redacción. EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com. El pasado 28 de febrero el diario local Sur publicó un suplemento especial con motivo del Día de Andalucía, en el que se podía ver una publicidad a color de la Universidad de Málaga UMA, que ocupaba media página. Simplemente decía Universidad de Málaga, por si alguien despistado no supiera que en una ciudad como Málaga hay una Universidad. Estos suplementos lo utilizan...

...los diarios para hacer caja, ya que las instituciones los llenan de publicidad pagada con dinero público para hacerse propaganda y forzar un mejor trato del medio en el que se publica. El diario Sur, últimamente, vive de este tipo de publicaciones y de organizar actos para el Partido Popular o cualquier otro cliente que pague.


A algunos miembros de la comunidad universitaria les ha llamado la atención esta inserción publicitaria, ya que la UMA se encuentra en una situación económica difícil, en bancarrota prácticamente, e incluso se ha visto obligada a suprimir servicios para alumnos, personal y profesores y recurrir a un préstamo de 48,5 millones de euros de la Junta de Andalucía para salvarse del cierre y de los juzgados.

Aunque el rector de la UMA Teodomiro López, puede argumentar que la delicada situación financiera en que se encuentra la Universidad es heredada, aunque él formaba parte del anterior equipo de Gobierno, la realidad es que entre él y la nueva vicerrectora de Comunicación, Margarita Pérez Martín, quien sustituyó recientemente al profesor de Periodismo, Francisco J. Paniagua, tendrán que asumir la responsabilidad de tomar decisiones que realmente respondan a las necesidades urgentes de la comunidad universitaria.


En este sentido llama la atención que Pérez Martín, como catedrática de Fisiología, no tiene ninguna experiencia directa en comunicación institucional, lo que añade cierta incertidumbre sobre cómo gestionará las relaciones públicas en este escenario económico tan delicado.

De hecho, la sustitución de Paniagua, un experto en comunicación, por una figura sin experiencia en el área, podría interpretarse como un signo de la falta de coherencia entre las acciones de la universidad y las necesidades reales de la institución.


Todo el mundo que quiere o paga escribe

En el suplemento, además de la media página de publicidad, se pueden leer artículos de varias personas relacionadas con la universidad malagueña, como son Salvador Merino, vicerrector de Infraestructuras y Sostenibilidad de la UMA, que sale mucho en todos los medios; Ángel Rodríguez, catedrático de Derecho Constitucional de la UMA y responsable de una cátedra pagada; Enrique Salvo Tierra, director de la Cátedra de Cambio Climático de la UMA, que paga la empresa más contaminante de Málaga (Cementera y Minera); o Mariano Sidrach de Cardona Ortín, profesor en la Escuela de Ingenierías Industriales de la UMA. No sabemos si estos artículos también son pagados.



Desde dentro de la institución algunos ponen en entredicho si es realmente necesario que la UMA se gaste dinero público en promover inútilmente su imagen en una fecha que, aunque relevante a nivel simbólico, no tiene impacto directo en su capacidad para atraer nuevos estudiantes, que se entiende que es el objetivo de la universidad cuando se publicita.

Y es que hay que tener en cuenta la difícil situación económica que atraviesa la UMA, con un déficit de más de 45 millones de euros, y habiendo tenido que recurrir a la Junta de Andalucía, que le ha proporcionado un “rescate” económico debido a su mala gestión financiera en los últimos años.


Este tipo de inserción publicitaria no parece alinearse con las prioridades más urgentes de la institución, que deben pasar por enfocar los recursos en reforzar la calidad educativa, en mejorar sus infraestructuras o en garantizar una mayor transparencia en la gestión de los fondos públicos. Sin embargo, la UMA parece que prefiere optar por una visibilidad publicitaria que algunos consideran innecesaria actualmente.

“¿Realmente atraerá a más estudiantes al ofrecer anuncios en suplementos del Día de Andalucía? ¿No sería más efectivo invertir estos recursos en iniciativas que aborden la crisis interna o en proyectos de colaboración con empresas o instituciones para buscar financiación externa?”, se pregunta un docente de la UMA que prefiere permanecer en el anonimato.


Este tipo de gastos resulta aún más cuestionable cuando se considera que la universidad ha sido incapaz de controlar su endeudamiento, en parte debido a proyectos de infraestructuras faraónicas y a una serie de decisiones mal gestionadas en los últimos años, cuando era rector Ángel Narváez.

Tres grandes obras, como son el nuevo Pabellón de Gobierno llamado el Rectorado de Mármol, la nueva Facultad de Psicología y la prolongación del bulevar Louis Pasteur, que han sobrepasado los plazos y presupuestos iniciales, son el más claro ejemplo de la falta de planificación financiera adecuada. En lugar de seguir apostando por la imagen, sería más sensato que la UMA priorizara sus esfuerzos en resolver los problemas estructurales que hoy la aquejan.