Al concejal socialista y exalcalde de Marbella, Pepe Bernal, le parece encomiable que haya grupos que boicoteen los festivales de KKR, aunque les perjudique económicamente: “Me parece bien que haya grupos que se nieguen a participar ahora en los festivales, porque hay que tomar partido. Participar supone apoyar la guerra”

KKR es un fondo proisraelí que es propietario de muchos grandes festivales de música en España, y de la plataforma inmobiliaria israelí Yad2, que publicita la venta de viviendas en territorios palestinos ocupados

19/05/25. Redacción. EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com. El próximo 9 de agosto Marbella acogerá una nueva edición del festival ‘Love the 90’s’, una cita nostálgica que reúne a artistas como Safri Duo, Haddaway, Chimo Bayo o Locomía, con entradas que van desde los 42 euros de la general hasta los 600 euros de la zona VIP. Lo que muchos asistentes...

...probablemente no saben es que el organizador del evento, la promotora Superstruct Entertainment, pertenece desde enero al fondo de inversión estadounidense KKR, un grupo global con fuertes inversiones en sectores clave del Estado de Israel y acusado por numerosas organizaciones internacionales de contribuir a la ocupación de territorios palestinos y al Genocidio.

KKR en Marbella

El festival de Marbella forma parte de una red de más de 80 eventos musicales que KKR ha adquirido tras la compra del grupo Superstruct por 1.400 millones de euros. Entre ellos se encuentran también nombres emblemáticos del calendario musical español como Viña Rock, Resurrection Fest, Monegros Desert Festival, Sónar, Arenal Sound o el FIB de Benicàssim.


En España, bandas como Reincidentes, Kaos Urbano, Los de Marras, Dakidarría, Sínkope, High Paw, Sons of Aguirre, Juliana Huxtable o Ill Pequeño han anunciado que no actuarán en festivales propiedad del fondo estadounidense. La decisión, en muchos casos dolorosa para artistas que dependen económicamente de este circuito, ha sido calificada como “encomiable” por Pepe Bernal, secretario de Organización del PSOE en Málaga y concejal y exalcalde de Marbella.


“Me parece bien que haya grupos que se nieguen a participar ahora en los festivales, porque hay que tomar partido. Aunque les suponga un perjuicio económico, supone apoyar la guerra. Entonces me parece un gesto encomiable. Yo no voy a condenar a los que participan, pero aplaudo a los que no quieren participar, sabiendo además que algunos de estos grupos necesitan los festivales como fuente de ingresos, que no son superventas”, declara Bernal a EL OBSERVADOR.

Bernal ha ido más allá al señalar que, si se demuestra que estas empresas “se utilizan directa o indirectamente para financiar o apoyar la opresión contra el pueblo palestino, habría que buscar medidas de sanción” y abogar por un veto internacional similar al impuesto a Rusia tras la invasión de Ucrania.

Con la celebración del ‘Love the 90’s’ en Marbella, Málaga se suma al mapa de ciudades donde KKR ha plantado su bandera. Ni el Ayuntamiento marbellí ni la Diputación provincial han emitido hasta la fecha pronunciamiento alguno sobre la vinculación del festival con un fondo acusado de complicidad con crímenes de guerra.

Tampoco se conoce si el evento cuenta con algún tipo de colaboración o patrocinio público, aunque en otros territorios, como Galicia, se ha documentado la entrega de millones de euros a estas promotoras mediante contratos opacos.


Lo que si se sabe es que los precios varían entre los 42 euros de una entrada general y los 600 euros de una entrada vip, y que contará con la presencia de Safri Duo, Haddaway, Sonique, Snap!, Chimo Bayo, Paco Pil o Locomía, entre otros.

Vínculos entre KKR y el Genocidio

La operación, que en su momento se presentó como un mero movimiento empresarial, ha encendido las alarmas en distintos sectores de la sociedad civil y del mundo de la cultura por los vínculos del fondo con el entramado económico que sustenta al Estado israelí y el Genocidio Palestino..

Y es que KKR, dirigido por Henry Kravis y George Roberts, ambos reconocidos donantes del Partido Republicano y del Estado de Israel, no es un fondo cualquiera. Entre sus activos destaca su participación en el conglomerado mediático alemán Axel Springer, propietario de la plataforma inmobiliaria israelí Yad2, que publicita la venta de viviendas en territorios palestinos ocupados como Jerusalén Este, Gaza o Cisjordania, según publica El Salto Diario (AQUÍ). También tiene inversiones en empresas de ciberseguridad vinculadas al ejército israelí y ha financiado la construcción de centros de datos en zonas en disputa, como el complejo subterráneo en Petah Tikva.

Estas conexiones han motivado una oleada de rechazo por parte de colectivos y artistas que denuncian el uso del negocio musical como vía de blanqueo cultural de políticas de apartheid y genocidio en Palestina. La plataforma BDS (Boicot, Desinversiones y Sanciones) ha llamado abiertamente a evitar cualquier tipo de colaboración con los eventos organizados por KKR, siguiendo el ejemplo de lo ya ocurrido en países como Finlandia o Reino Unido, donde colectivos han organizado huelgas y cancelaciones.

Preguntas al Gobierno en el Parlamento de España

Por su parte, el grupo parlamentario de Sumar, a través de su diputado Enrique Santiago, ha registrado una batería de preguntas al Ejecutivo para esclarecer su posición ante esta situación. Así, Sumar plantea si el Gobierno considera que la entrada de KKR en el negocio de los festivales puede contribuir a “blanquear o incluso financiar el genocidio en Palestina”, y cuestiona si piensa tomar alguna medida para evitar que una parte sustancial de la oferta cultural en España esté controlada por capital con intereses directos en la ocupación.

Entre las preguntas que le hace al Gobierno destacan las siguientes:
– ¿Qué opinión le merece al Gobierno la compra de Superstruct por parte de KKR?
– ¿Considera que estas adquisiciones pueden contribuir al blanqueo del genocidio?
– ¿Qué medidas tomará para impedir este blanqueo?
– ¿Dará instrucciones a las delegaciones del Gobierno para no autorizar estos festivales?

El Ejecutivo, por ahora, guarda silencio. Mientras tanto, KKR sigue ampliando su influencia en el sector cultural europeo, aprovechando el debilitamiento de las estructuras públicas de programación cultural y la creciente dependencia institucional del patrocinio privado.