08/10/13. OPINIÓN. Por su interés, EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com reproduce la columna de opinión del pasado domingo que el redactor de diario Sur, Antonio Javier López, escribió sobre las cuentas de Málaga en los Presupuestos Generales del Estado. El periodista repasa la cuantía consignada al consorcio del Auditorio de Málaga que el propio Gobierno cerró hace tres meses o las expectativas presupuestarias (muy optimistas) para otros proyectos locales.

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Realismo

LO escribió con maestría surrealista Vicente Huidobro: «Los cuatro puntos cardinales son tres: el norte y el sur». Y quizá esa misma contabilidad haya servido de inspiración a los redactores del proyecto de Presupuestos Generales del Estado para el año próximo. Lejos de la aridez habitual, el documento brinda varias joyas surrealistas. Al menos en la parte que le toca a las cuentas de la provincia, que es la que repasamos por aquí. Brillan con especial fulgor los 171.000 euros consignados para el consorcio del Auditorio de Málaga. El Gobierno repite la partida de este año, sólo que tres meses después de anunciar el cierre de ese mismo consorcio. Para eso hay que valer. O ser un surrealista fetén, tipo Gómez de la Serna. Sólo esa querencia por la greguería contable puede explicar semejante inclusión. Claro que siempre se puede mejorar el nivel surrealista. Ahí está la explicación de una congresista por Málaga: ese dinero se ha destinado a pagar asuntos pendientes del consorcio. Y es raro, porque tanto el alcalde de Málaga como el gerente del consorcio han repetido en varias ocasiones que la entidad dispone de un remanente superior al millón de euros, fruto de las cantidades que las cuatro instituciones han aportado desde su creación en 2007. Así que o no existen las deudas o no existe el remanente o no existe el conocimiento mínimo sobre el mayor proyecto cultural visto en la provincia por parte de los representantes en Madrid de esa misma provincia.

HABRÁ quien piense que todo esto es surrealista. Y son ganas de ponerse quisquilloso. Ahí están los 20.000 eurazos para poner en marcha la Biblioteca Pública del Estado. Vale que es menos de la mitad que el año pasado, que el proyecto aprobado suma 14,82 millones de euros, que Málaga es la única capital de provincia española con más de 500.000 habitantes sin una biblioteca provincial estable, que el alquiler expira en 2017 y la Junta de Andalucía -que gestiona el recinto- ya ha dicho que no piensa prolongarlo, vale incluso que la propia Junta se descolgara hace medio año con el anuncio -sin encomendarse a Dios ni al Gobierno- del traslado de la biblioteca al convento de la Trinidad. Vale, al fin y al cabo, que nadie en la Junta ni en el Gobierno parece saber cómo, dónde ni cuándo tendrá la Biblioteca Pública del Estado una ubicación definitiva, pero ahí está el Ejecutivo, responsable, metiendo 20.000 de vellón. Por si acaso. Y no sólo eso: para 2015 prevé 120.000 euros, 100.000 el año siguiente y ¡tachán! un millón en 2017. Soñar es gratis, sobre todo en los Presupuestos Generales del Estado.


EL despertar ha llegado incluso al Museo de Málaga, el mayor equipamiento cultural en curso del Ministerio de Cultura en la provincia. Los cuatro millones previstos para el próximo año se han quedado en 550.000 euros. Bien es cierto que se trata de la mayor partida de Cultura en la región para 2014, aunque está por ver que con ese desembolso se mantengan los planes de reabrir la Aduana -aunque sea de manera «parcial»- este mismo año, último plazo dado por el Gobierno. Eso sí, los zahoríes de la recuperación deben de haber afinado sus predicciones, porque para 2015 se contemplan nada menos que tres millones de euros. Sólo hay que saber esperar.

CLARO que todo lo anterior puede tener un par de explicaciones más sencillas. Primero, 2015 es año electoral, al menos por ahora. Segundo, no hace falta ser Maquiavelo para adivinar que el partido en el gobierno nacional no esté muy entusiasmado con la visión, justo antes de las elecciones, de un eje Aduana-Museo Picasso-Teatro Romano gestionado para mayor gloria de la Junta gobernada por sus adversarios políticos.

CON la crisis y su reparto de la penuria se puede hablar claro. Actuar con rigor y seriedad, ir de frente y establecer prioridades responsables. O también se pueden inflar las cuentas a sabiendas de que ese dinero no se gastará nunca. Apelarán al realismo. Y será surrealista.

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