13/11/13. Opinión. El programa El Intermedio de La Sexta destaca por ser el único en la televisión española que dedica un amplio espacio a la memoria reciente. Sus incursiones en el archivo son muy apreciadas por los espectadores. El lunes pasado ofreció un impecable vídeo sobre Rosa Díez que EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com recomienda a sus lectores, y ya puestos sugiere un ‘pásalo’ en toda regla. La ocasión lo merece.

EL vídeo del día es sin asomo de duda el que el programa El Intermedio dedicó el pasado lunes a la biografía política de Rosa Díez, la inefable líder del poder magenta. Siguiendo la habitual estrategia informativa del programa, la pieza es una recopilación de los mejores momentos de la vida política de esta asombrosa figura del neopopulismo nacional, a través de los testimonios recogidos por los medios de comunicación a lo largo del tiempo. Ya hace unos años, el Colectivo Eloy Herrera Pino la definía como feliz sucesora de Ruiz-Mateos y Jesús Gil, recordando que todos estos partidos populista de extrema derecha tienen en común ser el “partido de”, el de los antedichos delincuentes españoles o su equivalente italiano, Berlusconi, de cuyo partido nadie sabe las siglas, o el partido de Rosa Díez, que nunca fue el PSOE, y sí es UPyD.

http://www.lasexta.com/videos-online/programas/el-intermedio/imbatible-dani-mateo/“rosa-diez-emplea-que-politica-llama-tecnica-pau-dones”_2013110400218.html

EL Intermedio hace un recordatorio de aquellos lejanos tiempos en que Rosa Díez, con carnet del PSOE y solo veintitantos años ya era diputada autonómica. No está mal para comenzar. Poco después, y gracias a un acuerdo –de gobernabilidad, por supuesto, de qué otra cosa iba a ser- entre Alfonso Guerra y Xavier Arzallus, Rosa Díez llega a ser consejera de Turismo del Gobierno Vasco. No alcanza todavía, aunque roza, al nivel del pacto Javier Arenas-Jesús Gil para que Vázquez Alfarache fuese presidente de la Diputación de Málaga y el alcalde de Marbella fuese el jefe de la Mancomunidad de Municipios de la Costa del Sol.

DESPUÉS vinieron los agitados tiempos en que se buscaba a alguien capaz de soportar los tiempos posteriores al felipismo y al abismo Almunia. Ella se ofreció. De hecho, muy insistentemente. Ahí está ese vídeo de El Intermedio con una Rosa Díez insistiendo en que ella es ‘aparato, aparato, aparato’. Era casi una respuesta al ‘programa, programa, programa’ de Julio Anguita, con quien al final tanto ha conectado la heroína vasca. En vista de que no le hicieron mucho caso, se hizo eurodiputada donde, cobrando el mejor sueldo europeo en vigor salvo el de ladrón en bancos, se dedicó a votar con el PP todo el tiempo que Zapatero gobernó. Hasta que se hizo tan escandaloso que dejó el partido. El apoyo al PP es correspondido mientras haya causa; a ver si es más despierta que el exalcalde cordobés y se da cuenta a tiempo de que el PP la mandará derecha derecha derecha al sumidero correspondiente en cuanto deje de ser útil (a sus fines, se entiende, no a la política del país –ah, el sorpasso y la pinza, qué tiempos).

Y en estas que se reconvierte. Si el partido no la quiere de líder, ella será líder de un partido hecho a su medida. Por eso mismo une sus fuerzas a Fernando Savater, también ya reconvertido a extremófilo singular, que la provee de las ideas que ella no tiene, pero con quien se complementa a la perfección gracias a su experiencia política, adquirida en el PSOE. No muestra el vídeo, y es una pena, el tiempo en que esta pareja feliz, tan integrada en el ecosistema que proporcionó el áureo favor del PP para UPyD o para Basta Ya, se dedicaba a ir detrás del peluquero de la AVT donde fuera. O a glosar las bondades de España en la mejor tradición ibérica, tan distante de las habas como poseída de la fruta de la encina. Ya se habían superado aquellos tiempos en que Fernando Savater la calificaba de “verdadera socialista” sin ironía ninguna para regocijo de propios y extraños.



AHORA da mucha risa, pero debería dar menos. El vídeo de El Intermedio tiene la virtud de refrescar la memoria a los mayores y dar a conocer este esperpento a los más jóvenes, y eso está bien. Pero debería recordar también que Gil fue una estrella de televisión antes, y todo el mundo le reía las gracias. Llegó a tener sección propia en el programa de Encarna Sánchez. Ruiz Mateos, qué estafas. Y luego tenemos a Berlusconi. Evidentemente, la idea del populismo no es nueva, pero quizás valga la pena recordar que en el siglo pasado bastó con crear enemigos adecuados a los propios fines para que llegara al poder una gente de lo menos recomendable. De la que, por ejemplo, pide “penas completas”, y si no sirve para una segunda vuelta, “cadena perpetua” y si no basta ya, “pena de muerte”.

EN esto, y ya que Rosa se ha convertido en personaje de televisión, vale la pena recordar a Harry Hagman. Poco antes de morir vino a España a rodar una película. Se mostró simpático y radical en sus planteamientos políticos, era miembro del California Peace & Freedom Party, y se despachó a gusto con los Bush y con la extrema derecha yanqui. Una de las paradojas de la fama de los actores es la impresión que sus buenas interpretaciones de personajes buenos o repulsivos pueden causar en la gente. En el caso de Hagman, llegaron a amenazarle por la calle por su creación del repulsivo potentado JR en la serie Dallas.

ES lo contrario que Rosa Díez, que cada día sale más por la tele y por muy repulsiva que resulte, cada vez hay más gente que piensa en votar por ella. Para que luego digamos de los americanos.

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