46 días para las municipales. El PP termina una legislatura marcada por la opacidad municipal, promovida por su director de Comunicación Jesús Espino

08/04/15. Opinión. El Ayuntamiento de Málaga se afana en vender la ciudad como una urbe “inteligente”, una “smart city”. Se trata de un nuevo concepto, cada vez más oído, que se basa en el desarrollo sostenible. Basta echar un rápido vistazo a la gestión del Consistorio para comprobar como el concepto es simple marketing. Además, una mirada más profunda y pausada revela que la gestión municipal en Málaga es una historia...

...de fracasos. Así, el alcalde se encuentra a 46 días de una nueva cita con las urnas electorales. Francisco de la Torre está a punto de colmar otra legislatura más, pero esta vez con varias losas cada vez más pesadas. Las últimas, a las que alude EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com, son el fracaso de los aceleradores de empresas, que planteaban crear decenas de sociedades en un año y ser la punta de lanza del proyecto municipal que quiere convertir Málaga en la “Silicon Valley” española. El otro no es un fracaso, sino una decisión por la cual se ha regalado una parcela de unos 14 millones de euros al millonario jeque Al Thani, para que pueda construir una ciudad deportiva para el Málaga C.F, su club de fútbol. Los desmadres son muchos más, y atañen a otros ámbitos de la vida política municipal, como el desarrollo cultural (cárcel de Cruz de Humilladero, Soho, SMS, MAUS, CAC, Pompidou, el Ruso…) o los derechos sociales (multas a gente desfavorecida, distritos marginados como La Palmilla…)

HACE poco más de un año, el alcalde De la Torre (PP) decía pretender “crear un círculo virtuoso en el que los proyectos se acerquen a la ciudad y a su entorno para ser acelerados”. “Aquí se dan las condiciones para ello”. El experimento supuso la inversión de casi un millón de euros públicos aportados al 80% por ayudas de los fondos europeos y al 20% por el Consistorio. El resultado: un fiasco. El concejal de Nuevas Tecnologías, Mario Cortés, consideró la semana pasada a diario Sur que la sociedad municipal Promálaga no debería haber participado en el proyecto. “No es lo suyo, no es lo que sabe hacer”.

LA
información, que se publicó en una página del periódico más leído de la provincia, no acaparó tanto interés como la inauguración días antes del Centro Pompidou o la Colección Rusa de la Tabacalera, dos ejemplos en los que el alcalde Francisco de la Torre consigue hacer pasar sus particulares proyectos estrellas por los proyectos de la ciudad. Mientras Málaga se convierte en la cuna occidental de la cultura, los distritos siguen desatendidos y la desigualdad social aumenta. El desapego entre el Consistorio y los malagueños es cada vez más evidente.

MÁLAGA
aspira ahora a ser capital de museos, ya que no logró el anhelado título de capital cultural europea para el año 2016. Por el momento la ciudad ya se llena de ellos y cada vez más críticos de arte señalan con preocupación la “inflación museística”. Algunos hablan de la contratación privada y de la externalización de estos servicios, mientras que otros se preocupan por la ‘mcdonaldización’ de este tipo de centros culturales. Pero a ninguno serio le gusta esta política de cultura de franquicia.

AUNQUE
logre ser capital de museos, lo que Málaga no está consiguiendo es ser una ciudad inteligente. No está construyendo un tejido empresarial que incentive la innovación. El alcalde quería convertir la capital de la provincia en un Silicon Valley junto al Guadalmedina, a semejanza de esa zona de Estados Unidos en la que se concentran gran número de empresas tecnológicas. Bajo el original nombre de Málaga Valley se esconde un proyecto que el equipo de Gobierno municipal intenta tapas bajo la alfombra. El éxito en este ámbito ha sido privado y para particulares, que han hecho negocio con dinero público, no de Francisco de la Torre.

EL
regidor se encamina a unas nuevas municipales con dos nuevos museos temporales bajo el brazo y la losa de un fracaso ante el que se guarda silencio. Y a escasas semanas de las elecciones y con semejante losa encima, el alcalde ha decidido regalar la parcela de Arraijanal, la última línea costera no urbanizada de la ciudad, a un jeque millonario. Regalado, a una persona acaudalada, propietario privado del club de fútbol de la ciudad, que podrá construir en la zona, valorada en 14 millones de euros, una ciudad deportiva. Un jeque al que hace cuatro años se le adjudicó la ampliación del puerto de La Bajadilla, de Marbella, y a día de hoy todavía no se ha desempantanado su construcción.

EL
de Málaga es un Ayuntamiento fracasado porque así lo ha sido su gestión durante los últimos cuatro años, aunque la percepción sea otra, gracias al trabajo del Gabinete de Comunicación del Consistorio. Jesús Espino, su director de Comunicación, es uno de los principales responsables de la opacidad que envuelve desde hace años a la Casona del Parque, sobre la cual es cada vez más difícil informar. El Ayuntamiento de Málaga decidió hace tiempo dejar sin respuesta todas las preguntas y requerimientos de información que hace esta revista.

EL
24 de mayo se citan en las urnas varios candidatos. La vara de mando de Málaga lleva quince años en el poder de Francisco de la Torre. Quince años que se cumplirán, precisamente, veinte días antes de las municipales, dentro de exactamente 26 días.

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