Arthur Koestler, periodista del diario londinense News Chronicle, fue detenido en Málaga al día siguiente de la entrada de las tropas franquistas en la ciudad, en febrero de 1937. Se encontraba en la casa del zoólogo jubilado y cónsul Sir Peter Chalmers-Mitchell, don Pedro, el Zopita
OPINIÓN. Tribuna Abierta. Por Miguel Ángel Moreta-Lara
Escritor y catedrático de instituto jubilado
08/11/18. Opinión. El escritor y catedrático de Lengua de instituto ya jubilado, Miguel Ángel Moreta-Lara, escribe una colaboración para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com en la que habla sobre el también escritor Arthur Koestler. Que vivió en España episodios muy intensos durante la Guerra Civil. Uno de ellos empezó a desarrollarse en Málaga: lo contó...
...en sus memorias y en un libro, al que se refiere este artículo, escrito para conmemorar el Día Internacional de la Biblioteca (24 de octubre). “Mientras Koestler espera la muerte en una celda de la cárcel de Sevilla, va recibiendo del bibliotecario de la prisión unos volúmenes que lee y relee”, explica Moreta-Lara. Que trabajó entre los años 1993 y 2008 fuera de España como asesor, agregado y consejero de educación en las embajadas de España en Rabat, Budapest y Ciudad de México. Actualmente reside en Málaga. Recientemente se ha publicado la segunda edición de su libro La imagen del moro y otros ensayos marruecos (Ediciones del Genal, Málaga, 2018).
La biblioteca del preso Arturito
Para Jorge Jiménez Barrientos (1951-2008)
ARTHUR Koestler, periodista del diario londinense News Chronicle, fue detenido en Málaga al día siguiente de la entrada de las tropas franquistas en la ciudad, en febrero de 1937. Se encontraba en la casa del zoólogo jubilado y cónsul Sir Peter Chalmers-Mitchell (1), don Pedro, el Zopita, que quedará en la memoria local como un ejemplo de ética y bonhomía frente a la ferocidad que suelen exhibir los combatientes contra los civiles inermes. De allí, a punta de pistola, lo sacará el capitán Bolín (2) y Koestler será trasladado a la cárcel de Sevilla, en donde permanecería tres meses hasta que las autoridades franquistas lo canjearon por una rehén del gobierno republicano, Josefina Gálvez Moll (3).
LA figura intelectual de Koestler (1905-1983), judío nacido en Budapest y nacionalizado británico, escritor en tres lenguas (húngaro, alemán e inglés), comunista arrepentido, corresponsal de varias guerras, es una de las más interesantes del movido siglo XX, a pesar de -o quizá gracias a- todos los vaivenes que jalonarían su vida como pensador, activista y escritor, por no referirnos a su intensa vida íntima. En uno de sus primeros libros, Un testamento español (1937), publicado después como Diálogo con la muerte (1966), levanta acta de la experiencia aludida: es un diario de los tres meses en la cárcel de Sevilla, donde el preso Koestler aguarda -acaso desea- la muerte.
ESTA pequeña obra es, en realidad, un gran libro, pleno de la verdad de un cautivo que reflexiona -con toda su mente, con todo su cuerpo- acerca de la injusticia y la esclavitud de una situación inhumana. Es una persona que se desvela a la hora de la saca (los fusilamientos son entre las 12 y las 2 de la madrugada) y que registra la reacción de los que, dentro de unos instantes, van a ser ejecutados: ¡Es una broma!, exclama uno, incrédulo. ¡Madre, madre!, grita un joven miliciano herido. Un tercero, antes de que se le quiebre la voz, entona La Internacional… Y el cura salmodia cansino: La muerte es una liberación. El escritor acaba convenciéndose de que él mismo no teme a la muerte, sino al acto de morir. Exactamente al contrario de los que sí saben morir, aunque teman a la muerte abstracta, como tantos novios de la Parca, como ese hombre de la camisa negra que ha venido a liberarlo para el canje, el aviador Carlos de Haya.
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NOTA (1): Sir Peter Chalmers-Mitchell, Mi casa de Málaga, Renacimiento, Sevilla, 2010. Traducción y edición de Andrés Arenas y Enrique Girón.
NOTA (2): El malagueño Luis Antonio Bolín Bidwell (1894-1969), periodista y abogado, era en 1936 corresponsal de ABC en Londres, en donde tuvo un destacado papel en el alquiler del Dragon Rapide, el avión que había de trasladar a Franco desde Canarias hasta Tetuán en su plan golpista. Precisamente una parte de su familia se refugió en casa de Chalmers-Mitchell durante el control republicano de la ciudad de Málaga. La inquina de Bolín contra Koestler estaba motivada porque, engañado por el húngaro (de reconocida ideología antifascista, pero haciéndose pasar por un simpatizante franquista), el malagueño intermedió para que Koestler entrevistara en 1936 a Queipo de Llano. Koestler sería denunciado por otro periodista nazi, herr Strindberg, hijo del reputadísimo escritor sueco August Strindberg (1849-1912). En esta ocasión Koestler consiguió escapar y llegar a Gibraltar.
NOTA (3): Hija del ginecólogo y alcalde malagueño José Gálvez Ginachero (1866-1952) y casada con el bilbaíno Carlos de Haya (1902-1938), héroe de la aviación franquista y experto bombardeador. Otra hermana suya, María del Carmen Gálvez Moll, estaba casada con el también aviador franquista Joaquín García Morato (1904-1939), amigo de Carlos de Haya.
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