“Miguel Romero Esteo fue un incomprendido, un autor maldito. En sus mejores años, lo agasajaron. Para más tarde, olvidarse de él. Los últimos años los pasó en soledad, pocos se acordaban de él. Así es la vida para aquellos que caminan rectos por la vida y que no son gratos para el poder”

OPINIÓN. Tribuna Abierta. Por Luis Goñi
Economista y exprofesor del IES Miguel Romero Esteo

05/12/18. Opinión. El economista Luis Goñi, exprofesor del IES Miguel Romero Esteo, de la malagueña barriada de Cruz de Humilladero, reflexiona en esta Tribuna Abierta para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com sobre el genial dramaturgo que dio nombre a su instituto: Miguel Romero Esteo. En una rápida visión, Goñi describe la vida nada fácil...

...de un autor genial, malagueño de adopción, que no siempre recibió el trato que se merecía por parte de las ‘autoridades’, concepto abstracto y concreto con el que nunca se llevó nada bien.

Vileza, hipocresía y olvido

EL pasado 29 de noviembre falleció, a los 88 años de edad en la ciudad de Málaga, el dramaturgo Miguel Romero Esteo. Posiblemente la mayoría de los malagueños no le conocían, tampoco yo. Hasta que un buen día, a finales de los ochenta, fue propuesto por el departamento de Lengua y Literatura de mi Instituto para bautizarlo con su nombre. Desde entonces, el instituto donde he impartido docencia durante veintisiete años hasta mi jubilación, se conoce con el nombre de IES Miguel Romero Esteo. Está ubicado en la barriada de Cruz de Humilladero, colindando con las vías del tren.

MIGUEL Romero Esteo ha sido muy galardonado, destacando el Premio Nacional de Literatura Dramática, ha dirigido el Festival de Teatro de Málaga y fue reconocido como Hijo Adoptivo de la Ciudad de Málaga. Pero los últimos años de su vida los pasó con grandes penurias, en una casita que necesitaba reformas. En la esquela que mandó publicar la Corporación Municipal se lee “ Excmo . Sr. D. Miguel Romero Esteo. Hijo adoptivo de Málaga y Medalla de la Ciudad”. Me comentaron que, en el acto de entrega de dicha medalla, musitó “con medallas, no se come”.

MIGUEL Romero Esteo no pudo prolongar su estancia como profesor de la Universidad de Málaga por un problema con su tesis doctoral. Parece ser que no podía hacerla sobre su propia obra. Obra que, por su complejidad, recibió fuertes críticas e incomprensiones. Fue un autor maldito, muy criticado en los cenáculos literarios. El escritor Juan Eslava Galán manifestó en algunas ocasiones: “Escribo tanto porque no pierdo el tiempo en cenáculos literarios”. Miguel Romero Esteo también escribía muchas y densas obras. Pero a su interior le llegaban a afectar determinadas criticas de esos que se creen que lo saben todo y no han escrito nada. Romero Esteo se veía a sí mismo como un autor ninguneado por las autoridades: “Mis obras resultan atragantadas y son casi virulentas”.


COMO vivía cerca de mí, en los últimos años lo veía cruzar la calle ayudado por su inseparable bastón y cogido de la mano de su cuidador. Le saludaba pero no me reconocía. Estaba en su otro mundo. La última vez que pude saludarlo y entablar una breve conversación fue con motivo de la celebración del 25 Aniversario de mi (su) Instituto. Nada más acabar la ceremonia, su fiel amigo Juan Gavilán se lo tuvo que llevar a su humilde casita. Miguel no aguantaba más.

EL pasado viernes asistí a su funeral para acompañarle en su último día en la tierra. Se echó en falta a mucha gente, que antes le alababa. Murió algo olvidado por las instituciones que antes le agasajaron. Pero ahora, cuando lo necesitaba, debieron ayudarle más de lo que lo hicieron. Con medallas, no se come.

MIGUEL Romero Esteo fue un incomprendido, un autor maldito. En sus mejores años, lo agasajaron. Para más tarde, olvidarse de él. Los últimos años los pasó en soledad, pocos se acordaban de él. Así es la vida para aquellos que caminan rectos por la vida y que no son gratos para el poder.

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