“Señor alcalde, tome nota y de camino páselo a su indigente concejal, señor Pomares, sobre las obras realizadas ‘con cuatro duros por ese cartameño maestro de obras que de algo tenía que vivir’, llamado Eduardo Strachan, a pesar de que falleció tan tempranamente, por si algunas de sus intervenciones edificatorias que quedan en pie, más allá de la calle Marqués de Larios, merecen que proceda también a introducir las excavadoras para borrar su huella”
OPINIÓN. Tribuna Abierta. Por Ignacio Trillo
Exdelegado de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía en Málaga22/02/19. Opinión. El exdelegado de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía en Málaga y exmilitante del PSOE, Ignacio Trillo, publica en esta Tribuna abierta para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com la segunda parte de su artículo sobre ‘La Mundial’. “Señor De la Torre, no sea usted, en esta materia destructora, ni romano, ni nazarí...
...ni tampoco cristiano de las Cruzadas, menos aún Pomares, y no hablemos de Celia Villalobos… No pase a la historia local por, en vez de haber apostado por la restauración, cargarse ‘La Mundial’ y el Hoyo de Esparteros. Detenga las excavadoras para que no se cometa una nueva barbarie contra la ciudad y su historia. Anule con la unanimidad del Pleno el aberrante PEPRI aprobado para el centro histórico que permite doble altura, aumento de densidad de ocupación y desaparición de viario público, y no consienta ni degrade más el puesto que le han dado las urnas como títere de especuladores tiesos, no aceptando más chulerías ni incumplimientos de plazos por morosos”, indica Trillo.
EL exdelegado de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía en Málaga escribía el pasado martes en una primera entrega titulada Condenada a muerte ‘La Mundial’ de Hoyo de Esparteros, obra de Strachan (parte 1) “la historia que ha atravesado el proceso de urbanización de la ciudad de Málaga desde una perspectiva arquitectónica y patrimonial, repasando los periodos e hitos que fueron conformándola, deteniéndose a describir de forma puntual algunos dislates chirriantes que no hace tanto tiempo se produjeron en materia urbanística y que continúan a día de hoy reproduciéndose”. En esta segunda parte, se centra “en aquella Málaga de finales del siglo XIX en la que estaba en apogeo el sector de la construcción y en declive la actividad fabril e industrial para abordar cuanto rodeó la construcción del edificio conocido por ‘La Mundial’ -titularidad, autoría y características de la obra- y el por qué del entorno elegido, el Hoyo de Esparteros, antes de que sean condenados a desaparecer, al objeto de poner en valor cuanta semblanza alberga, recordando, asimismo, a los importantes miembros de la nobiliaria burguesía local que moraron en el lugar”.
Condenada a muerte ‘La Mundial’ de Hoyo de Esparteros, obra de Strachan (parte 2)
LA siguiente página de la historia de Málaga que se decide borrar. El inmueble fue construido en 1894 siguiendo la tipología constructiva del autor de calle Larios.
EXISTIÓ en Málaga en el último cuarto del siglo XIX un matrimonio muy portentoso a nivel económico constituido por doña Isabel Loring Heredia (1855-1933) y don Ricardo Heredia Livermore (1831-1900), que fueron los primeros condes de Benahavís. El título nobiliario fue concedido por el rey Alfonso XII por el apoyo del citado cónyuge a su entronización, dándose paso a la restauración canovista (1876-1923).
Isabel Loring Heredia y Ricardo Heredia Livermore, condes de Benahavís desde 1875 y primeros habitantes del edificio que muy posteriormente sería conocido por ‘La Mundial’.
CONTRAJERON nupcias en 1875, actuando de testigo don Antonio Cánovas del Castillo. Como el marido era tío carnal de la esposa necesitaron dispensa papal. Esa endogámica forma de enlazarse entre los miembros de una misma saga familiar estaba muy arraigada entre la nobleza a la que había accedido esta nueva burguesía de cara a no dispersar sus fortunas sino todo lo contrario, concentrarlas.
Martín Larios Herreros, I Marqués de Larios, otorgado en 1865 por la reina Isabel II y su esposa y sobrina, Margarita Larios y Martínez de Tejada.
TAMBIÉN sucedió esa consanguinidad en otros linajes, como en los Larios. Así, el primer marqués, Martín Larios Herreros (1798-1873), se casó con su sobrina, Margarita Larios Martínez (1812-1892); como el hermano de ésta, Carlos (1816 -1896) contrajo enlace nupcial con su prima hermana, Amalia Larios Tashara (1825-1871); al igual que, Martín Larios Larios (1838-1889), hijo del primer marqués, también lo llevó a cabo con su prima hermana, Aurelia Larios Tashara (1830-1870), hermana de la ya mencionada.
ESTÁ claro que las arcas vaticanas de aquel tiempo debieron estar bien boyantes ante estos casamientos en el seno de una misma familia que necesitaban la obtención, previo pago, de la autorización expresa de la máxima jerarquía de la iglesia católica en Roma.
Estatua de Manuel Agustín Heredia, enclavado en la avenida que lleva su nombre. Riojano de la Comarca de Cameros, al igual que los Larios, llegó a Vélez-Málaga a principios del siglo XIX, empezando de aprendiz de comercio. Acabó en Málaga de comerciante, industrial y naviero, empleando a más de cinco mil trabajadores y amasando una de las mayores fortunas de España. Era el padre de Amalia Heredia Livermore y abuelo de Isabel Loring Heredia, la primera propietaria de ‘La Mundial’. La estatua estuvo inicialmente situada a pie de su fábrica de altos hornos, ‘La Constancia’, que creó en 1833 en la playa de San Andrés, y de allí pasó al Parque del centro, para posteriormente trasladarse a su actual emplazamiento, perpendicular con Alameda de Colón.
VOLVIENDO a los condes de Benahavís. Ricardo Heredia Livermore era hijo de Manuel Agustín Heredia Martínez (1786-1846), comerciante y empresario siderúrgico y textil que, desde las riojanas tierras de Cameros -al igual que los Larios- cuna que fue de la Mesta, emigró a Málaga al inicio del siglo XIX y acabó, tras empezar de aprendiz de comercio, emprendiendo una auténtica revolución comercial e industrial en nuestra provincia. El mismo personaje, por si tampoco lo sabe el señor Pomares, que figura sentado en su monumento en el cruce de la céntrica avenida que lleva su nombre con Alameda de Colón.
RICARDO Heredia, 24 años mayor que su esposa, estudió ingeniería en la Escuela de París. Fue diputado y senador por la provincia de Málaga. Pero su pasión fueron los libros y las bibliotecas, llegando a tener una colección privada valiosísima, que lamentablemente en su temprana liquidación por necesidades económicas quedó dispersa entre varios países.
SU señora, Isabel Loring Heredia, era nieta de Manuel Agustín Heredia Martínez y la séptima hija de los diez descendientes que tuvo el matrimonio constituido por Amalia Heredia Livermore (1830-1902) y el ingeniero de caminos y marqués, Jorge Loring Oyarzábal (1822-1900), otro emprendedor que nos dejó importantes proyectos realizados junto a sus socios los Heredia y los Larios. A destacar, entre otros, el ferrocarril de Málaga a Córdoba (1865) o el impulso en 1856 al Banco de Málaga, que estuvo en calle Puerta del Mar. El primero con emisión de dinero, en metálico y en billetes, de esas características que existió en España.
Eduardo Strachan Viana-Cárdenas, un genio en la construcción que revolucionó la tipología edificatoria de Málaga dejándonos un legado valiosísimo y con ingentes obras a pesar de su corta vida.
FUE doña Isabel Loring, según consta su firma en los planos, quien encargó en 1892 construir el palacete familiar, popularmente conocido con posterioridad por ‘La Mundial’, a Eduardo Strachan Viana-Cárdenas (1853-1899). El lugar distinguido para su ubicación fue el Hoyo de Esparteros. (Tome nota, señor Pomares, que no era para una pensión sino para residencia familiar de estos condes).
NO partieron ambos hechos de casualidades.
EDUARDO Strachan, gozando de una gran preparación y formación, fue un superdotado y genio en la edificación, empezando con 18 años el ejercicio de su profesión, año 1870, cuando existía un conflicto corporativo en las competencias entre las carreras de ingeniero, arquitecto y maestro de obras que nada tiene que ver con su conceptualización actual, señor Pomares.
ASÍ, a su muerte, recibió el reconocimiento del Ayuntamiento de Málaga a su ingente y magnífica obra civil materializada, a pesar de la temprana edad de su óbito, contando tan solo con cuarenta y seis años.
Calle Strachan, antes llamada Desengaño y previamente del Naranjo, en homenaje y reconocimiento al director de obras y autor de los planos de tantos proyectos urbanos de Málaga, viario que conecta la calle Marqués de Larios con calle Molina Lario.
SEGURO que tampoco el señor Pomares lo habrá asociado al nombre de la calle que lleva el nombre de Strachan, antes denominada Desengaño y antes del Naranjo, precisamente porque sus edificios habían sido proyectados por él antes de su muerte. Parte como transversal desde la céntrica vía, Marqués de Larios -el II, Domingo Larios y Larios (1836-1895), sin que lo confunda con su padre, el I, Martín Larios y Herreros de Tejeda (1798-1873)- para desembocar en la calle Molina Lario (1722-1783), que para nada tenía parentesco con los anteriores, correspondiendo además a dos épocas históricas distintas.
Manuel Domingo Larios y Larios, II marqués de Larios, que fue el promotor como cabeza de la sociedad familiar de calle Larios, concluida en agosto de 1891, y al que se le erigió por tal motivo el monumento, obra de Mariano Benlliure, inaugurada en 1899, que figura entre la plaza de la Marina y la entrada a la Alameda Principal.
MOLINA Lario, de origen turolense, fue obispo de Málaga en el siglo XVIII. En tanto, Domingo Larios y Larios fue comerciante, industrial y promotor de esa arteria central que a finales del XIX conectó la plaza de la Constitución, centro comercial, con el Puerto, modernizando e internacionalizando la ciudad, llamada calle Marqués de Larios en reconocimiento a su persona, rematada en su final por el célebre monumento escultórico, de tan agitada vida durante la Segunda República (1931-1937), que yace entre la plaza de la Marina y la entrada a la Alameda Principal, en línea donde se hallaba su ventana en el edificio familiar que portaba la denominación de Casa Larios y que desde 1956 figura como edificio de nueva planta conocido por La Equitativa, también con destino próximo a convertirse en otro hotel.
El matrimonio Amalia Heredia Livermore y Jorge Loring Oyarzábal, marqueses de Loring por otorgamiento del rey Alfonso XII también en el año 1875. Amalia, décima descendiente de Manuel Agustín Heredia, hizo Bellas Artes. Fue una mujer muy culta y viajera. Mecenas, coleccionista de obras e investigadora. También dedicó su tiempo a la filantropía. Puso la primera piedra para la construcción del Hospital Civil, financió el hospital de San Rafael y el colegio la Asunción.
EDUARDO Strachan, aunque nacido en Cártama, vivía en el número 27, 1º, de Hoyo de Esparteros de la capital, adonde se mudó con su familia contando con diez años. Casa adquirida en su día por su adinerado padre, reconocido agricultor y topógrafo, lindando a su izquierda con la número 29, que era titular de doña Amalia Heredia Livermore, heredera de don Manuel Agustín Heredia y madre de Isabel Loring Heredia.
En el último cuarto del siglo XIX acontece el gran declive de la actividad industrial de Málaga. Panorámica de su parte oeste junto a la playa de San Andrés, donde se hallaban, entre otras, los altos hornos de la fundición ‘La Constancia’, creada por Manuel Agustín Heredia en 1833, o la textil ‘Industria Malagueña’, fundada en 1846 por Martín Larios Herreros.
MÁLAGA en ese último cuarto del siglo XIX atravesaba un auge en la construcción edificatoria ante el declive de la actividad industrial, ya nada competitiva, y de la agroalimentaria, en este caso resentida por la plaga de la filoxera al viñedo. De ahí que el abundante capital acumulado en el medio siglo anterior por las familias de esa nueva burguesía que había surgido al albor del febril dinamismo económico anterior, lo destinara al sector inmobiliario. Además, existían abundantes suelos para urbanizar en el casco histórico de la ciudad producto de anteriores desamortizaciones a la iglesia y por el cierre y la ruina que ofrecían numerosos conventos.
Año 1887. El 15 de mayo de ese año dieron comienzo las obras de la que se denominaría calle Larios que obligó a la expropiación de más de 200 casas insalubres y el empleo para su construcción de más de dos mil trabajadores. La envergadura de la actuación para aquellas fechas lo explicita bien esta foto. Se observa la visita que efectúa el director de las mismas, Eduardo Strachan, acompañado de autoridades locales, situados todos ellos sobre el tablero del andamiaje existente en la primera planta.
Año 1888. Las obras de la nueva calle que se denominaría Marqués de Larios se iniciaron por las esquinas que daban a la plaza de la Constitución hasta finalizar cuatro años después de su arranque en su entronque con la plaza de la Marina.
EDUARDO Strachan, como director de la obra y autor de los planos entre 1887 y 1891, había culminado, empleando más de dos mil trabajadores, la proeza de las nuevas doce manzanas que configuraron la gran arteria de calle Larios, que será desde entonces la imagen emblemática de la centralidad capitalina malacitana en su vertebración con el casco histórico. Ello conllevó previamente el esfuerzo expropiatorio de unas 200 casas insalubres que fueron demolidas.
1888. Construcción de nuevo edificio perteneciente a lo que luego se llamaría la calle Larios. A sus espaldas, la Catedral. Fuente: Exposición del evento en la Sociedad Económica Amigos del País de Málaga. Publicado en el diario La Opinión de Málaga.
PARA construir esta gran vía, Strachan se inspiró en el urbanismo que desarrolló el funcionario francés, Baron Haussmann (1809 -1892), que modernizó a nivel arquitectónico la capital parisina bajo el impulso de Napoleón III, en lo que se llamó el aburguesamiento de la ciudad francesa, acontecido en la década que se inició en 1860 con la financiación, a diferencia de la futura calle Larios, de diversas entidades crediticias. Asimismo, estudió a continuación la ciudad de Chicago que marcaba tendencia en la tipología constructiva de esas postrimerías del siglo XIX.
Año 1889. Un grupo de trabajadores que participaban en la construcción de calle Larios a mitad de las obras.
EN esta línea, para la nueva calle malagueña que en Málaga, a diferencia de París, financió íntegramente la espabilada sociedad de los Larios con un millón de pesetas de las de entonces, significándole además un gran negocio, por tanto nada altruista a fondo perdido, Strachan introdujo los mayores adelantos urbanísticos e higiénicos, muy importante para esa época de fragilidad y riesgo sanitario, en las doce manzanas simétricas construidas de nobles y sobrios edificios, equilibrados en su homogeneidad volumétrica y de altura pero diversa e individualizada en cada fachada para rehuir de la monotonía.
INMUEBLES con bajos y entresuelos para locales comerciales, dos plantas a continuación y ático perfectamente integrados en su armonía y terminados en suaves contornos curvos y redondeados en sus esquinas con cierros y balcones de madera, con preciados herrajes de fundición de diversos diseños acaracolados y dentellados, o con ladrillos vistos para acentuar la horizontalidad en los extremos en que se elevaba la edificación, con especiales ventanas introducidas por primera vez en la arquitectura malagueña; todo ello encaminado a armonizar el encuentro de las calles contiguas, mejor visualización para la movilidad de coches, carros y carruajes en los cruces y para su ventilación aérea, a la par que establecía ese aroma afrancesado tan peculiar que a día de hoy conserva.
1990. Calle Larios en construcción, pendiente asimismo de la pavimentación del suelo que se realizó de madera. Foto: Francisco Herrera @lacoracha.
SUS suelos fueron de parquet, para nada normal entonces, que luego la inclemencia de la meteorología -acontecida por ‘la riá’ de la madrugada del 24 de septiembre de 1907 donde Málaga, con numerosas víctimas, amaneció inundada de agua y lodo- obligó a sustituir la citada madera noble por adoquines.
Año 1891. Imagen histórica de la inauguración de la calle el 27 de agosto de ese año. Fuente: RTVE y Diario Sur.
Año 1895. La calle Larios desde su inauguración mereció el elogio a nivel internacional recorriendo el mundo su imagen y el nombre de Eduardo Strachan. Fuente: Postal fechada en diciembre de 1904 que obra en el archivo de la biblioteca del Ayuntamiento de Madrid.
SEÑOR Pomares: ¡vaya la obrita que realizó el maestrillo albañil de Cártama!, como más o menos lo descalificó.
Dibujo de ‘La Mundial’. Fuente: Diario La Opinión de Málaga.
PUES bien, con el encargo posterior a la terminación de las anteriores obras que le efectuó a Strachan Isabel Loring Heredia sobre un nuevo inmueble, hoy conocido como ‘La Mundial’, palacete para los condes de Benahavís, el arquitecto trataba, en base a la experiencia ya acumulada, de rematar en un solo edificio la síntesis de las construcciones elevadas en calle Larios con el añadido de ciertas peculiaridades.
El palacete de los condes de Benahavís, conocido como ‘La Mundial’ de Eduardo Strachan, autor de calle Larios.
PECULIARIDADES que consistieron en su carácter asimétrico para responder al diseño triangular de la plaza Hoyo de Esparteros preexistente. Con diseño de silueta de buque insignia con puente de mando en su ático, enarbolando cierta fortaleza dinámica aprovechando el espacio libre para su contemplación. Modificó su bajo y careció de entresuelo al no ser destinado a fines comerciales. Y, a la vez, por el realce que le ofrecía el entorno que lo acogía, armonizó aún más los bordes de su esquina por abrirse en este caso a tres calles -no es lo mismo, por tanto, que se desnaturalice como falso histórico de nueva planta trasladándose de ubicación como ahora pretende el nuevo proyecto- embutiendo nobles maderas, valiosos herrajes en sus cierros y balcones procedentes de la fundición ‘La Constancia’ que creó Manuel Agustín Heredia en 1833 en sus altos hornos de las playas de San Andrés.
‘La Mundial’. Herrajes, cierro y balcón.
TAMPOCO hay que minusvalorar la lujosa decoración interior que disfrutó de estéticas molduras de yesos y escayolas en techos y paredes.
A pesar del deterioro sufrido, aún se conservan estos interiores en el edificio de ‘La Mundial’.
ADEMÁS, como al matrimonio entre Ricardo Heredia e Isabel Loring le sobrevivieron ocho hijos, de los doce que tuvieron, viviendo todos ellos en ‘La Mundial’, ya en el proyecto de planos quedó separado la parte noble del inmueble para la familia, situando la zona habitacional de sus sirvientes y la escalera en su parte postrera, dando al Pasillo de Atocha.
PUES bien, si el palacete para nada era algo improvisado y de mala muerte, ni costeado con cuatro duros; menos aún, señor Pomares, significaba la elección nada fortuita pensada por doña Isabel Loring de plantar dicho palacete en el Hoyo de Esparteros, cuya antigüedad data de 1728 y que ahora también va a desaparecer y privatizarse su viario y su carácter de espacio público.
La característica peculiar de la plaza del Hoyo de Esparteros, su diseño de triángulo isósceles al que se adaptó perfectamente el proyecto diseñado por Eduardo Strachan. Foto actual donde han sido demolidos los palacetes que acompañaban en su día a ‘La Mundial’.
LA condesa Loring quería vivir en el noble entorno donde entonces residían los adinerados burgueses de aquel tiempo: Grund, Heredia, Huelin, Livermore, Ruiz Picasso, Scholtz y los propios Strachan. Lamentablemente la inmensa mayoría de los palacetes donde moraron estas personalidades de igual manera fueron destruidos como ahora se va a efectuar con este enésimo inmueble, ‘La Mundial’.
Fernando Guerrero Strachan, arquitecto y alcalde de Málaga, nació en Hoyo de Esparteros, en la misma casa donde habitaba su tío, Eduardo Strachan. Fue el arquitecto de mayor renombre y de producción más importante y abundante del primer tercio del pasado siglo XX.
PRECISAMENTE, señor Pomares, en esa calle de Hoyo de Esparteros, número 27, también nació en la misma casa de Eduardo Strachan, Fernando Guerrero Strachan (1880-1930). En 1904 acabó la carrera con 24 años siendo el número uno de su promoción en la Escuela Superior de Arquitectura de Madrid. En 1905 fue nombrado arquitecto municipal y en 1909 arquitecto de la Diputación y arquitecto diocesano, con más de sesenta obras de carácter públicas, privadas y religiosas ejecutadas en la ciudad. Coautor, junto a Manuel Rivera Vera (1879-1940), de la Casona del Parque, donde cada mañana el señor De la Torre entra por sus escaleras para dirigirse a su despacho y también se celebran en su salón de primera planta los Plenos adonde usted asiste.
DE igual manera, construyó los hoteles Miramar y Caleta Palace, hoy Subdelegación del Gobierno, o el Pabellón de Málaga en la Exposición Iberoamericana de Sevilla en 1929 que tanto fascinó al rey Alfonso XIII en su visita. Además, fue el alcalde de Málaga entre 1928 y 1930, año en que falleció.
El hotel Príncipe de Asturias, inaugurado por el rey Alfonso XIII en 1926, que a partir de la llegada de la Segunda República y hasta nuestros días pasó a llamarse hotel Miramar. Obra de Fernando Guerrero Strachan, que afortunadamente perdura, tras una reciente rehabilitación, y anteriormente haberse salvado de su abandono para ser sede judicial. Y en un entorno, donde la mediocridad del desarrollismo muestra su faz más descarada, con excepciones como el edificio que casi le colinda, el Palacio de la Tinta, construido en 1908 por el arquitecto galo, Julio O´Brien, con aires parisinos, para sede central de la ‘Compañía de los Ferrocarriles Andaluces’, y después de la administración pública del agua, también salvado de un gran incendio en su ático. O un poco más allá, el redondel taurino de 1874 construido por el arquitecto cántabro Joaquín Rucoba (1844-1919).
Año 2016. El acorralamiento al que la especulación ha sometido al hotel Miramar. Hoy la playa que figura a su pie, cuyo primitivo estado desapareció totalmente por el intenso proceso urbanizador habido, es de origen artificial.
Y si una minucia no significó ‘La Mundial’ sobre cómo llegó a construirse, y de qué forma tan delicada, contemplando tantas aristas, menos lo encarnó posteriormente a nivel de representación institucional cuando ya entró en decadencia esta saga familiar Heredia-Loring, por vivir de las rentas y por los enormes gastos suntuarios derrochados, asociados también a la presunta ludopatía del padre de familia, herederos de los primitivos esforzados e innovadores, Heredia, Loring y Livermore, que fueron los que previamente acumularon tan enorme capital y patrimonio.
ASÍ, en 1923, tras haber sido vendida ya años antes por sus originarios moradores, ‘La Mundial’ pasó a ser, hasta 1928, sede del Gobierno Civil -tras un incendio acontecido en el edificio de La Aduana que se llevó por delante un valiosísimo archivo histórico- y residencia del gobernador, en su segunda y tercera planta.
Y desde 1934 a 1949, fue agencia de la Mutua General de Seguros. Eso sí, a finales de 1936 empezaría su declive, siendo bombardeada por la aviación golpista del genocida Gonzalo Queipo de Llano, que conllevó en la postguerra una pobre rehabilitación.
NO fue por tanto, señor Pomares, hasta entrada la década de los cincuenta del siglo pasado, cuando tuvo como uso posterior ser una pensión muy popular conocida como ‘La Mundial’. Había que tener en cuenta para entonces que en el pasillo de Atocha se hallaba el fin de trayecto de los autobuses de Málaga con destino y llegada a largas distancias.
A partir de aquel tiempo, la desidia municipal fue a más, llevando a la zona a una alta degradación. El zarpazo de la especulación estaba en puertas de futuro y empezó a hacer el vacío para lo que ya hoy lamentablemente conocemos de sobra.
El alcalde de Málaga, don Francisco de la Torre, con su edil de Urbanismo, Ordenación del Territorio y Vivienda, don Francisco Pomares.
IGNORAR esta rica historia de Málaga, señor Pomares, quizás sea lo que le lleve a decidir borrar esta huella de nuestro valioso pasado. Sí, señor De la Torre, con su consentimiento y autorización.
IMPERDONABLE por tanto que no perdure ‘La Mundial’, última seña de identidad asociada al Hoyo de Esparteros que se pretende a la vez hacer borrar del mapa tal vez porque sea de malsonante reputación en su originario medieval -agujeros con pestilentes aguas estancadas donde los trabajadores en condiciones de semiesclavitud confeccionaban el esparto o atocha en las afueras de la ciudad- para que tampoco tenga que ser conservada. Más aún por ser destinado este entorno a un frío hotel de lujo de diez plantas para viajeros y congresistas que van corriendo de aquí para allá sin tener tiempo tan siquiera para hurgar en estas historias que además nadie va a contárselas por si resultasen contraproducentes para futuras reservas por la monstruosidad postmoderna que significa.
El cubo hotelero de Rafael Moneo y ‘La Mundial’ de los días contados en comparativa escala.
El hotel obra del arquitecto Moneo que demuele y desplaza ‘La Mundial’ a la vez que ocupa el Hoyo de Esparteros y entorno, tragándose además un viario. Fuente: diario Sur.
QUIZÁS por todo ello, también, el reconocido arquitecto, Rafael Moneo, autor del nuevo proyecto, tras quedar frustrada su intervención arquitectónica para la ampliación del CAC, como persona culta, a diferencia del señor Pomares, sabedor de sobra por tanto de la historia que se destruye con este desaguisado, pareciera dispuesto a vengarse de la desidia de la ciudad para dejarnos un macro cubo edificado que en sus tétricas fachadas reproduce los nichos de Parcemasa como un réquiem in pace en señal de duelo por la desaparición del precioso entorno que fue con tan rica semblanza.
CONCLUYENDO, señor alcalde, tome nota y de camino páselo a su indigente concejal, señor Pomares, sobre las obras realizadas ‘con cuatro duros por ese cartameño maestro de obras que de algo tenía que vivir’, llamado Eduardo Strachan, a pesar de que falleció tan tempranamente, por si algunas de sus intervenciones edificatorias que quedan de pie, más allá de la calle Marqués de Larios, 1887-1891, merecen que proceda también a introducir las excavadoras para demoler o borrar su huella.
10/04/1878. Plano de situación de las alineaciones proyectadas para la calle Císter, firmado por el maestro de obras autor del proyecto, Eduardo Strachan, y con el visto bueno del arquitecto municipal, Joaquín de Rucoba. Fuente: Archivo Histórico Municipal.
El inmueble de calle Cister número 7 haciendo esquina con calle San Agustín que adquirió antes de 1890 y reedificó el propio Eduardo Strachan.
LO que queda en La Malagueta, calle Maestranza, de la fábrica ‘Eléctrica Malagueña’ del año 1896; el pabellón psiquiátrico del ‘Hospital Civil’, del año 1899; los panteones de la Familia Larios y de la del propio Strachan sitos en el Cementerio de San Miguel; las varias mansiones en La Caleta; el proyecto inicial, de 1896, para la construcción del Parque que luego copió su autor, el arquitecto municipal, Manuel Rivera Valentín; la casa en calle Alarcón Lujan, 8; la casa de calle Cister, 7; el edificio de calle Convalecientes, 5, del año 1890; la casa de la calle Cruz Verde, 11; la casa de calle Sánchez Pastor, 1 esquina a calle Santa María, de 1877; la casa en la calle San Telmo, 6; el edificio de la calle Luis Velázquez, 5, del año 1877; las dos viviendas que hacen esquinas la calle de San Agustín con calle Echegaray; o casas de Campos en la calle del mismo nombre.
Año 1896. La Fabril ‘Eléctrica Malagueña’, con la chimenea y aire mudéjar, a mano izquierda de la imagen y del coso taurino.
ASIMISMO, casas en el Pasaje de Larios; edificio de calle Convalecientes, 5; casas en Cortina del Muelle; casas números 12 y 13 del Paseo de la Farola realizadas con Jerónimo Cuervo; casas de la Plaza de la Merced; la reforma de la fábrica azucarera Larios en Torre del Mar; edificios en calle Capitán; el edificio para la Junta Diocesana en el barrio del Molinillo, de 1886; almacenes número 2 de Álvarez Fonseca en calle Nueva esquina a Liborio García, del año 1889, y otras viviendas del mismo titular; promotor en calle Santos, de 1878, en la calle Capitán dando esquina a la calle Ángel, de 1877, el corralón de 1889 en la Acera del Guadalmedina, las viviendas de 1882 en calle Curadero números 11 y 13, y el edificio de la esquina de calle Huerto de Monjas a calle Mariscal, de 1878.
Año 1877. El edificio rehabilitado de calle Pastor, 1 esquina con calle Santa María, obra también de Eduardo Strachan.
EN el mismo sentido, varias casas más en calle Nueva y otra vivienda en calle San Agustín, 5 que data de 1881 y cuyo bajo sirve hoy de tetería; la vivienda en calle Puerta Nueva, 1, de 1877; el edificio esquina de calle Beatas con Ramón Franquelo encargado por Antonio Eloy García en 1877; las modestas casas adjudicadas por los Larios en 1886 y proyectadas en el Perchel para sus trabajadores de la fábrica textil, ‘Industria Malagueña’, entre las calles Constancia y San Andrés; asimismo también en la calle San Pedro (año 1886) y calle Ancha del Carmen (año 1888); las casas entre las calles Eslavas y Jovellanos; las casas matas en al menos 23 calles contabilizadas y esparcidas por toda la ciudad construidas entre 1882 y 1895... Y no le doy más pistas, señor De la Torre, para que su edil, señor Pomares, pueda dejar algo en pie.
Año 2000. El edificio del Instituto Cervantes en Nueva York cuya rehabilitación tantos quebraderos de cabeza le dio a su entonces director, el malogrado malagueño que fue teniente de alcalde de Málaga, Antonio Garrido Moraga.
POR último señor alcalde, acuérdese de lo que le sucedió a principios de este siglo XXI al entrañable y recordado Antonio Garrido Moraga, que fue edil y primer teniente alcalde de su equipo municipal que casualmente empezó dirigiendo en el año 2000, una vez que quien tanto prometió en la campaña electoral de las municipales de 1999 amar a Málaga sobre todas las cosas y no renunciar a seguir gobernándola, la docta doña Celia Villalobos, tras la toma de posesión efectuada como regidora para un nuevo mandato en la Casona del Parque, ante la llamada ministerial escasos meses después por el cuaderno azul del entonces presidente Aznar, salió corriendo de nuestra ciudad a toda leche con destino a la capital del reino al objeto de preservar nuestra salud ante la crisis de las vacas locas surgida a base de pucheros varios con tocino y espinazo.
A lo que iba, a continuación de esa sonada fuga de la regidora, al señor Garrido Moraga lo nombraron director del Instituto Cervantes en la cosmopolita y culta ciudad de Nueva York. En la restauración de un edificio adquirido para nueva sede, pretendió modernizar la fachada y se lió un escándalo monumental. Era un inmueble de ‘enorme’ antigüedad, datando de comienzos del siglo XX, año 1911, y la historia del patrimonio allí es blindada e intocable como recurso escaso, más en un país alzado en la reciente contemporaneidad. Así, el añorado Moraga tuvo que soportar hasta una reprimenda que el prestigioso diario New York Times le dedicó en portada.
SEÑOR De la Torre, Celia Villalobos, la que ahora abandona la política, ha quedado marcada de por vida en Málaga porque en su mandato municipal destruyó ‘La Coracha’, más allá de sus menús medicamentosos en su tardía vocación de curandera o en el ‘delicado’ trato proporcionado a su conductor Manolo.
Tal y como, a diferencia del proyecto que se pretende, podría quedar la rehabilitación de ‘La Mundial’ y el Hoyo de Esparteros, respetuosa con la arquitectura que se dio en la Málaga de las postrimerías del siglo XIX. Fuente: Málaga Onírica.
POR eso, señor De la Torre, no sea usted, en esta materia destructora, ni romano, ni nazarí, ni tampoco cristiano de las Cruzadas, menos aún Pomares, y no hablemos de Celia Villalobos...
NO pase a la historia local por, en vez de haber apostado por la restauración, cargarse ‘La Mundial’ y el Hoyo de Esparteros. Detenga las excavadoras para que no se cometa una nueva barbarie contra la ciudad y su historia. Anule con la unanimidad del Pleno el aberrante PEPRI aprobado para el centro histórico que permite doble altura, aumento de densidad de ocupación y desaparición de viario público, y no consienta ni degrade más el puesto que le han dado las urnas como títere de especuladores tiesos, no aceptando más chulerías ni incumplimientos de plazos por morosos.
ELEVE, con una carga argumental profunda y rigurosa, lo sucedido a dictamen al Consejo Consultivo de Andalucía para que emita la nulidad de sus actos y resoluciones administrativas, en ara del interés general, de cara a que encima no nos cueste dinero a los malagueños su desaguisado. Y hágase ya, antes de que sea demasiado tarde y encima pueda perder las próximas elecciones municipales.
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