Nadie sabe cuántos animales hay en la Cañada Real: unos encerrados y atados de por vida en zulos, hambrientos, sedientos, desesperados y otros en los campos sueltos e igual de hambrientos y desesperados; algunos mueren en las peleas de perros, que la policía desmantela de vez en cuando, otros mueren atropellados o a palos, o simplemente de hambre. Y algunos tienen suerte y son salvados por las asociaciones animalistas”

OPINIÓN. Por Carmen Manzano
Presidenta de la Sociedad Protectora de Animales y Plantas de Málaga (SPAMP)


14/06/19. Opinión. La presidenta de la Sociedad Protectora de Animales y Plantas de Málaga, Carmen Manzano, escribe en su nueva Tribuna abierta para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com sobre el ‘tsunami’ animal que se avecina en la Cañada Real de Madrid. Un tsunami provocado por los animales que son propiedad de los vecinos que las autoridades van a desalojar de ese barrio...

...de la droga y que muchos abandonarán seguramente. Manzano reflexiona: “Muchas veces, cansada ya de tanta inoperancia, de tanto encorsetamiento burocrático, de tan pocas soluciones y de tantas frases bonitas me pregunto si lo estamos haciendo bien los animalistas, si no deberíamos hacer una huelga de brazos caídos y que la administración sepa lo que es realmente luchar contra el tsunami del abandono y del maltrato, que el tsunami invada sus despachos, que lo vean de cerca y que tengan que ponerse de puntillas antes de ahogarse para buscar soluciones eficaces”.

El tsunami

HACE años, en los catorce kilómetros, desde Coslada a Rivas Vacía Madrid, casi hasta Getafe, se empezó a formar una especie de pasillo, cubriéndose de chabolas de rumanos, gitanos, marroquíes y poblaciones de otros núcleos chabolistas desalojados. Era el submundo de la droga y de la marginación; marginación que trae aparejadas las peleas de perros y gallos, las carreras de galgos… el maltrato y el abandono de tantos animales, de los más marginados de los marginados. Era la Cañada Real.

ASOCIACIONES
animalistas, gente valiente, policías comprometidos, día tras día salvan animales y luchan en el ambiente hostil donde más de siete mil personas hacen de la droga y del maltrato su medio de vida. Nadie sabe cuántos animales hay: unos encerrados y atados de por vida en zulos, hambrientos, sedientos, desesperados y otros en los campos sueltos e igual de hambrientos y desesperados; algunos mueren en las peleas de perros, que la policía desmantela de vez en cuando, otros mueren atropellados o a palos, o simplemente de hambre. Y algunos tienen suerte y son salvados por las asociaciones animalistas, a pesar del hándicap que supone que la inmensa mayoría sean pitbulls; también hay galgos, lo tienen más fácil.

PERO
en 2017, la Comunidad de Madrid y los tres Ayuntamientos afectados consiguen llegar a un acuerdo y ahora en 2019, empieza el realojo de las familias. Familias que tienen perros, gatos (para evitar las ratas) gallos, gallinas, cerdos vietnamitas... Familias a las que se les dice que no pueden llevarse sus animales y que posteriormente le dicen que los animales que cumplan las ordenanzas (chipados, vacunados) podrán ir.


CLARO está que la mayoría no piensan gastarse un duro en los animales y simplemente, cuando les toque, se irán. Detrás dejan animales atados o sueltos, enfermos o sanos… nadie es responsable de ellos, ni las familias ni la administración que no pensaron en buscar soluciones contando con los animales.

UNA
administración que ha permitido que la Cañada Real sea lo que es, que no ha puesto coto a semejante locura, que ha adoptado la técnica del avestruz: la cabeza enterrada en tierra para no enterarse de nada.

Y
ahora llegan los de siempre, los animalistas, los que día tras día les sacamos las castañas del fuego a la administración. Llega ACUNR, Proyecto Cañada, Equipo Rescate Animal, protectoras, refugios y voluntarios que intentan por todos los medios qué antes de irse, se pueda realojar a los animales, porque la única solución de la administración es, como siempre, las perreras.


PERRERAS, que gracias al programa Sacrificio Cero, empezado por el tejado y sin dotación económica, están saturadas de PPP (perros potencialmente peligrosos). Qué bonito queda lo de ¡Sacrificio Cero! Qué bonito decirlo y que difícil hacerlo.

Y
muchas veces, cansada ya de tanta inoperancia, de tanto encorsetamiento burocrático, de tan pocas soluciones y de tantas frases bonitas me pregunto si lo estamos haciendo bien los animalistas, si no deberíamos hacer una huelga de brazos caídos y que la administración sepa lo que es realmente luchar contra el tsunami del abandono y del maltrato, que el tsunami invada sus despachos, que lo vean de cerca y que tengan que ponerse de puntillas antes de ahogarse para buscar soluciones eficaces.


LUEGO sé que no somos lo bastante fuertes para resistir el chantaje de saber dónde acabarán todos los que no podamos salvar y nos tiramos como siempre, a salvarlos, a luchar por ellos.

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