“Los cazadores amamos la naturaleza: no dudo que les guste salir al campo con la escopeta, pero lo que realmente les gusta es volver a casa con unos cuantos cadáveres de animales que han tenido la desdicha de cruzarse en su camino”
OPINIÓN. Tribuna abierta. Por Carmen Manzano
Presidenta de la Sociedad Protectora de Animales y Plantas de Málaga (SPAMP)
03/02/20. Opinión. La presidenta de la Sociedad Protectora de Animales y Plantas de Málaga, Carmen Manzano, hace un repaso en su nueva Tribuna abierta para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com sobre las mentiras de los cazadores: “Somos los primeros ecologistas: llenan el campo de plomo y de animales heridos, cortan los caminos y campos con vallas cinegéticas, solicitan y obtienen...
...permiso para cazar por zonas de paso y prohibir el libre acceso a estas de los ciudadanos”.
Fake news
Lo que antes eran leyendas urbanas, ahora son fake news, pero la finalidad es la misma: convertir la mentira en verdad, diciéndola muchas veces.
Y en esto, el lobby cazador es un maestro.
Los cazadores amamos la naturaleza: no dudo que les guste salir al campo con la escopeta, pero lo que realmente les gusta es volver a casa con unos cuantos cadáveres de animales que han tenido la desdicha de cruzarse en su camino. Y son muchos, hablamos de 25 millones de animales silvestres tiroteados y cazados (perdiz roja, conejos, perdices, ciervos, muflones, zorros, lobos, osos, codornices, aves rapaces, cualquier especie es buena para tirotearla).
Los cazadores alimentamos en invierno a los animales silvestres: los alimentamos para poder matarlos más tarde. La madre naturaleza, que es muy sabia, se sirve del invierno para regular la población, para hacer que sobrevivan los más aptos, no los alimentados por medios artificiales.
Los cazadores regulamos los ecosistemas: han matado a los depredadores naturales de los jabalíes y los ciervos, los alimentan en las épocas de escasez, crean granjas de jabalíes y corzos o muflones, y ahora tienen que matarlos porque dicen que hay superpoblación. Pero nadie tiene censos, ni cifras oficiales de esto… solo “es que hay muchos”.
Somos los primeros ecologistas: llenan el campo de plomo y de animales heridos, cortan los caminos y campos con vallas cinegéticas, solicitan y obtienen permiso para cazar por zonas de paso y prohibir el libre acceso a estas de los ciudadanos. Ponen puertas al campo, en resumen.
Amamos a nuestros perros: en vida los tienen en oscuros, húmedos y estrechos zulos, casi siempre atados, las hembras pariendo en cada celo, buscando el cachorro ideal y desechando el resto; los alimentan de pan seco, los tatúan, les cortan las orejas y el rabo, aunque está prohibido, los hacinan en cajones cuando los sacan a cazar. Los que sobreviven a los “lances de caza”, vuelven a su miserable vida, hasta que dejan de ser útiles.
Entonces o bien terminan en un pozo, o los ahorcan, o los abandonan, después de quitarles el chip de un navajazo, o los llevan a la perrera para que allí terminen sacrificados o a un refugio, saturado y agobiado de animales, con el chantaje de siempre “vamos, que si no os los quedáis los llevo a la perrera, que a mí me da lo mismo”. Y encima te miran extrañados de que no les hagas la ola por lo buenos que son.
Podríamos seguir llenando páginas de mentira tras mentira, pero no creo que sea necesario.
La caza mata y maltrata; caza y mata animales libres y salvajes y maltrata a los perros de los que se sirve. La sociedad evoluciona y dice no a la caza, y se tendrán que dar cuenta, más pronto que tarde, porque el movimiento animalista/ecologista es ya imparable.
Los lobbys taurino, ganadero (de los que hablaremos otro día) y cazador, tienen sus casposos y caducos días contados.
Y la sociedad actual tiene que ayudar a que esto sea cierto; no vale con decir “pobrecitos” hay que denunciar, hay que parar el maltrato y el abandono. La marca España no es ni un toro, ni un torero haciendo el payaso ni mucho menos un cazador cazando e invadiendo los campos de todos.
Por todos esos animales que ya no están con nosotros, pero que siguen en nuestros corazones, por tantos que pasaron sin una caricia, sin saber lo que era una voz cariñosa, sin tener nombre, los que de cachorros arrebataron a su madre y los ahogaron, por las madres coraje que criaron sus cachorros en la calle, por los que murieron ahorcados o tirados a pozos, por todos ellos, por esa deuda inmensa que la especie humana tiene con los que se dicen “el mejor amigo del hombre”, eduquemos en las escuelas y en las familias en el compromiso, el amor y el respeto a todos los seres vivos de la Tierra.
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