“¿Qué opinión le merecen a Manuel Castillo [director del diario Sur], por ejemplo, los datos de fallecidos que están facilitando Francia o Alemania? ¿Qué piensa de la política de comunicación sobre la pandemia del presidente Trump?”

OPINIÓN. Tribuna Abierta. Por Antonio Somoza Barcenilla
Periodista. Exredactor del diario Sur

31/03/20. Opinión. El periodista en ejercicio y exredactor del diario Sur que dirige Manolo Castillo, Antonio Somoza, contesta duramente, desde una Tribuna Abierta para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com titulada Un artículo contradictorio, el que el director del diario de Vocento publicó en su medio de comunicación el pasado domingo día 29 bajo el título El verdadero reto es salvar vidas (AQUÍ)...

Un artículo contradictorio

Hace apenas una semana publique un escrito en EL OBSERVADOR (AQUÍ) en el que criticaba un artículo de Manuel Castillo (AQUI), director de Sur, en el que hacía un ataque desaforado y tendencioso contra el Gobierno por la gestión de este en la crisis de la pandemia del coronavirus. A pesar de un llamado inicial a la necesaria unidad de todos en la lucha contra la pandemia, Manuel Castillo hacia también una llamada a la lucha contra la infamia que, según su interpretación, estaba protagonizando el gobierno, en general, y el vicepresidente Pablo Iglesias en particular. En mi respuesta hacía una llamada a la responsabilidad, en unos momentos tan delicados como los que atravesaba el país en los que era poco patriótico sacar un rendimiento político y alababa la actitud que estaban manteniendo algunos líderes de la oposición, incluido el presidente de a Junta de Andalucía y el alcalde de Madrid, mostrando un nivel de patriotismo muy superior al mostrado por su líder, Pablo Casado o por el propio Manuel Castillo.

Pues bien, este pasado domingo, día 29 de marzo, Sur decidió duplicar su desconcertante campaña de descrédito contra los responsables de  la lucha contra la pandemia. A la ya habitual columna del director; se unió Javier Recio, subdirector del periódico con un artículo en el que sus desafueros (en la segunda acepción de la palabra en el diccionario de la RAE) no tienen límites: desde el titular –“El virus del guerracivilismo se propaga por España”- hasta su penúltima frase. La última -“Ánimo a todos”- es muy corta y quizás sea la única que merezca ser salvada de su artículo, pero del análisis a fondo del texto de Recio nos ocuparemos en otro artículo.


Manuel Castillo empieza muy bien, con un titular sensato y conciliador –“El verdadero reto es salvar vidas”- (AQUÍ) y sigue manteniendo el buen tono hasta que llega al último párrafo, en el que contradice, sin rubor, todos sus buenos deseos de centrarse en el verdadero reto de estos días. Dice el director en tres frases muy pomposas de su último párrafo lo siguiente: “Los medios de comunicación tenemos también un papel fundamental, que se debe basar en una información veraz y honesta. Y que nunca, ni siquiera en un estado de alarma, pierda su sentido crítico porque, de lo contrario, estaría contribuyendo a arrasar con el modelo Constitucional de Estado de Derecho. Ningún gobierno –concluye Castillo- puede ni debe apelar al silencio ni mucho menos delegar la responsabilidad de tomar decisiones, por difíciles que sean”.

Con la primera de las frases no puedo estar más de acuerdo, otra cosa es que todas las informaciones publicadas por Sur y alguna de las opiniones vertidas en su artículo de la Infamia, puedan considerarse adornadas de las virtudes de la veracidad y la honestidad. Con la segunda de las frases, ya empiezo a tener algunas dudas de más calado. Evidentemente, los medios de comunicación y cualquier ciudadano nunca deben perder su sentido crítico. Otra cosa, para nada reñida con esa mirada crítica, es el deber que tenemos todos, y con más motivo los periodistas, de valorar con mucho cuidado las noticias que hacemos circular en todo momento, pero sobre todo, en situaciones de alarma como la que nos ocupa. No hacerlo puede derivar con suma facilidad en generar conflictos sociales que agraven la situación y en nada ayuden a lograr el verdadero reto que define tan bien en el titular y en el arranque de su último artículo. Esa ponderación en lo que se comunica debería ser un deber propio y no debe ser impuesto (de hecho no lo está siendo) por nadie, salvo que me haya perdido la imposición de algún tipo de censura.

Su última frase es la que me deja totalmente perplejo. No me consta que ningún gobierno, por lo menos no el de España, haya apelado al silencio. De hecho creo que es (esto siempre es opinable) el que está dando una información más exhaustiva y transparente de todos los países de nuestro entorno en aquellos aspectos que son contrastables. ¿Qué opinión le merecen a Manuel Castillo, por ejemplo, los datos de fallecidos que están facilitando Francia o Alemania? ¿Qué piensa de la política de comunicación sobre la pandemia del presidente Trump? Lo que, tampoco me parece muy opinable es el hecho constatable que el Gobierno, en el endurecimiento de las medidas de confinamiento, ha incluido a los medios de comunicación como uno de los servicios esenciales que no deben parar. ¿No les parece un poco contradictorio esta declaración de la prensa como servicio esencial con esa supuesta apelación al silencio que atribuye el señor Castillo al Gobierno?

En la última parte de esta frase, no sé exactamente a que se refiere con lo de delegar la responsabilidad. Me imagino que alguien tan preocupado como él y como yo por el modelo Constitucional del Estado de Derecho en España debe de saber que la responsabilidad sobre dos de los problemas más acuciantes que se han tenido que enfrentar en los últimos días -el control de las residencias de ancianos y las dotaciones de EPI’s a los trabajadores de la sanidad- recae en las comunidades autónomas. La primera sigue siendo una responsabilidad descentralizada y la segunda sólo paso a depender del Gobierno tras la declaración del estado de alarma. Y evidentemente, en ninguna de las dos se están logrando los resultados que nos gustaría. En la sanitaria, en buena parte, porque el mercado está estrangulado y también porque llevamos años recortando la sanidad, incluidos los stocks de equipos de protección individual, y permitiendo deslocalizar muchas empresas, las textiles entre otras, al sudeste asiático y ahora, cuando necesitamos esos materiales, no podemos fabricarlos en nuestro país. La presidenta de la Comunidad de Madrid, después de tratar de responsabilizar al gobierno de estas carencias, aún está esperando dos aviones con este material que iba a llegar desde China… pero Manuel Castillo pasa levitando sobre estas evidencias que para él, son simplemente, inexistentes.

Pero mantengo, que este no es el momento de entrar en reproches y poner en evidencia descoordinaciones, que en nada ayudan a solucionar el problema y, por el contrario, lo único que hacen es sembrar el desánimo en una población muy estresada, y con razón. La actitud de Sur de culpabilizar de todo al Gobierno -me imagino porque entienden que el gobierno no debe delegar responsabilidades- y olvidarse de las comunidades autónomas me hacen dudar, y mucho, de la veracidad y, sobre todo, de la honestidad de la línea editorial de Sur. También me deja perplejo que Manuel Castillo, ese gran defensor del estado constitucional, desconozca que España es un país autonómico con unas competencias estatales y otras claramente autonómicas.

De la autocrítica, seguimos sin hablar. ¿Verdad señor director? No hay nada vergonzante  ni humillante en reconocer los propios errores y menos en una situación de crisis como la que nos ha tocado vivir. Hay dos refranes en nuestro acervo popular que lo explican con meridiana claridad. Uno, “Rectificar es de sabios”, incide en la grandeza de los que son capaces de rectificar; el otro se refiere a la actitud contraria y me imagino que alguna vez lo ha debido de escuchar: “Cuando un tonto coge una linde, la linde se acaba y el tonto sigue”.

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