La privatización de la Sanidad en nuestro país se aceleró a raíz de la crisis financiera generada por la burbuja inmobiliaria  que estalló entre 2007 y 2008 en nuestro país

OPINIÓN. Tribuna Abierta. Por Antonio Somoza Barcenilla
Periodista


13/05/20. Opinión. Bajo el epígrafe Apuntes para la salida de esta crisis, EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com, va a publicar en los próximos días una serie de artículos escritos por Antonio Somoza, en los que el periodista realiza un análisis distinto y sugerente sobre la situación en la que nos encontramos en plena emergencia sanitaria y esboza algunas ideas para dar una salida...

...alternativa, desde un punto económico y social, cuando tengamos que afrontar el futuro: algunas ideas interesantes para construir esa “nueva normalidad” de la que hablan los políticos.

Los dos primeros artículos, titulados “Una gran oportunidad” y “Hay vida más allá del turismo” han sido publicados en la edición andaluza de eldiario.es los días 28 de abril, el primero y 2 de mayo, el segundo. En los siguientes, originales para EL OBSERVADOR,  irá desgranando la posible aplicación de sus propuestas a la provincia de Málaga y otros aspectos de interés como las posibles vías de financiación de las propuestas que sostiene.


¡No se vende, se defiende!

El título de este octavo capítulo de los apuntes se lo he robado a las Mareas Blancas que se movilizaron y siguen hoy en día en las calles para denunciar los procesos de privatización del sistema sanitario español que han llevado a cabo con distinta intensidad gobiernos autonómicos de distinto signo político. Hago esta aclaración porque es indignante que los partidos que mayor entusiasmo pusieron en ese proceso nieguen ahora mayor, no reconozcan los recortes que practicaron en la Sanidad Pública y, lo que es peor, no parece que tengan el menor propósito de enmienda y están a la espera de que amaine la emergencia sanitaria para continuar con el proceso. Algo muy parecido, con algunas variaciones menores, ha ocurrido en el sector de las residencias para mayores.


No se si hay una relación directa de causa efecto, pero no deja de ser preocupante que el personal sanitario del sistema público de salud y, sobre todo, los ancianos residentes y al personal en centros para mayores hayan sido los colectivos que registran un mayor número de contagios y fallecimientos y que las dos comunidades autónomas que más privatizaron ambos servicios –Madrid y Cataluña- sean las que presenten un balance más desolador de todo el país.

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En nuestro país siempre ha habido un sistema dual de la Sanidad, pero hasta hace poco más de una década la presencia del sector privado era muy limitada, reservada a personas con un alto nivel de ingresos y a colectivos con seguros médicos privados y, en la mayoría de los casos, atendían casos muy concretos, derivando sus pacientes a la pública en el caso de que surgieran complicaciones. La privatización de la Sanidad en nuestro país se aceleró a raíz de la crisis financiera generada por la burbuja inmobiliaria  que estalló entre 2007 y 2008 en nuestro país. Hasta aquellos momentos, España tenía uno de los mejores sistemas sanitarios del mundo, con unas buenas bases y unas condiciones inmejorables para afrontar retos como el que nos azota en estos momentos.

La crisis no se generó porque la ciudadanía gastara por encima de sus posibilidades, como trataron de hacernos creer. Antes al contrario, la crisis se produjo por la especulación con el precio de las viviendas que disparó los beneficios de los grandes promotores inmobiliarios; por una política suicida de bancos y cajas de ahorro que se saltaron todas las cauciones para conceder créditos irresponsables y por el exceso de liquidez que tenían los bancos alemanes tras terminar su proceso de reunificación. Un exceso de dinero que, en parte, se derivó al floreciente negocio inmobiliario español, hinchando la burbuja a niveles insostenibles… hasta que estalló.

La privatización del sistema sanitario

Los Gobiernos de Zapatero, primero, y Rajoy después siguieron las directrices que se dictaron desde la UE, especialmente desde Alemania y Holanda y que consistieron en varios movimientos con un doble fin: 1º culpabilizar a los habitantes de los países del sur de Europa de la crisis y hacerles pagar sin piedad todo el coste y 2º premiar a los verdaderos causantes de la crisis y repartirse el botín, incluido nuestro sistema sanitario público.

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Puede que parezca una exageración por mi parte. Antes de sacar conclusiones os recomiendo la lectura de este detallado análisis del diario Público (1) sobre los distintos procedimientos empleados en la Comunidad de Madrid para socavar el sistema público sanitario y quienes son sus principales beneficiarios. Los políticos catalanes al frente de la Generalitat han tenido su propia hoja de ruta para llegar al mismo destino, tal como se detalla en este informe de la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública (2). Para hacerse una idea general de la situación en España es muy interesante este artículo de Ángel Munárriz (3), publicado por Infolibre en abril de 2019 y actualizado hace solo unos días, el pasado 11 de mayo.

Curiosamente, Holanda y Alemania, los halcones de la troika que obligó a privatizaciones en el sistema sanitario español mantienen un sistema sanitario público mucho mejor dotado que el español y han podido dar una respuesta mucho más efectiva a la pandemia de Covid19. Mientras tanto, fondos buitres de ambos países comparten con destacados gestores inmobiliarios españoles el jugoso pastel de la  sanidad privada en nuestro país.

Y cuando se presentó la emergencia sanitaria, parte del sector privado sanitario desapareció en los peores momentos de la crisis, tal como informaba El País el 25 de marzo (4). A pesar de que el ministro de Sanidad asegurara el día 30 de marzo que los hospitales públicos y privados formaban una sola red contra el virus, hoy en día –mes y medio después- es difícil determinar cuantos enfermos y, sobre todo, cuantos enfermos críticos han sido atendidos en UCI’s de centros privados, mientras los centros públicos rondaban el colapso.

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En Madrid, el Hospital de campaña montado en los pabellones de Ifema se ha convertido, por obra y gracia, de la presidenta de la Comunidad en el “Hospital Milagro” sobre el que ha tratado de desviar todos los focos de los medios de comunicación. Isabel Díaz Ayuso ha multiplicado los elogios sobre los resultados de unas instalaciones provisionales, abiertas para atender los casos menos críticos, mientras se obviaba la situación y las condiciones de trabajo de los profesionales que enfrentaban la enfermedad en los centros sanitarios públicos y en las residencias de mayores, donde se estaba produciendo la auténtica tragedia. En estos momentos, cuando la desescalada se tiene que apoyar en el seguimiento de nuevos contagios desde los centros de atención primaria, se afrontan graves problemas de personal y de medios de protección en los Centros de Salud  que se quedaron bajo mínimos para reforzar las plantillas hospitalarias en los momentos críticos de la enfermedad.

La situación en Málaga y Andalucía

En Málaga y en Andalucía, en general, con una incidencia mucho menor de la pandemia se han reproducido algunos de los problemas que han azotado Madrid. También aquí se construyó un “hospital milagro” en Carranque, mientras se mantenían cerrado el hospital de Estepona y no se recurría a los servicios hospitalarios de la red privada. Y también se afronta la desescalada, cuando es necesario mantener la tensión asistencial en los hospitales y reforzar las plantillas en los centros de salud, con amenazas de recortes en las plantillas.

La Coordinadora Andaluza de Mareas Blancas ha dado la voz de alarma por medio de un “Manifiesto por el reforzamiento y blindaje de la Sanidad Pública Andaluza”. En el escrito, los profesionales de la salud, denuncia que “se están produciendo recortes, en plena pandemia, con contratos precarios de uno o dos meses a personal sanitario”; alertan de que “se avecina una disminución de personal y cierres de centros por la tarde” y “cierres de camas hospitalarias durante el verano”. Y todo ello, concluyen, “en un momento en el que han crecido las listas de espera de manera gigantesca, pues se han "aparcado" muchas intervenciones, consultas de especialistas y pruebas diagnósticas, dada la prioridad de atención a los efectos de la pandemia del coronavirus”.

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Los profesionales sanitarios andaluces piden el mayor apoyo social para el manifiesto(5). Solicitan a la ciudadanía, a todas las organizaciones y colectivos el respaldo para un plan reivindicativo estratégico por la sanidad pública de cara al futuro inmediato. Hace falta, afirma el escrito, “un plan de choque desde la sanidad pública, antes de que toda esta crisis beneficie a la sanidad privada, que habiendo estado "fuera de juego" durante la pandemia, espera hacer su agosto tras la crisis”. Desde estas líneas, animo a todos los andaluces y andaluzas a respaldar esta iniciativa, a defender nuestra sanidad pública y a exigir a nuestra clase política que dejen de promover negocios a costa de nuestra salud. Negocios que benefician no olvidemos a empresas poco claras que optaron por la hibernación de sus hospitales cuando más falta hacían. La salud es un derecho no un negocio.

El caos en las residencias de mayores

La situación en las residencias de mayores es posiblemente el más trágico. Se han convertido en el epicentro de la tragedia en nuestro país. Sin conocer todavía datos exactos, casi la mitad de los fallecidos en nuestro país se han producido entre residentes de estos centros. Una verdadera tragedia que tiene que ver, a mi juicio, con diversos factores tanto de diseño de los centros, como de modelo de gestión de los mismos que, como ocurre con el sistema sanitario, se entiende más como un negocio en el que prima el beneficio privado frente a los derechos de las personas.

El alargamiento de la esperanza de vida y las condiciones laborales de los trabajadores ha hecho en los últimos años que muchas familias no puedan hacerse cargo directamente del cuidado de sus mayores. La demanda de plazas en las residencias ha crecido de manera exponencial y ha convertido estos centros en un objetivo de negocio. En unos casos han accedido a ellos profesionales de la salud y los cuidados, que han buscado un equilibrio entre la atención a las personas y la viabilidad de sus empresas. Pero en otros, demasiados, han sido objeto de deseo de personas sin preparación ni empatía, incluidos fondos buitre que tratan de lograr la máxima rentabilidad posible, como se analiza en un informe publicado por El País el pasado día 2 de mayo (6).

Para lograr maximizar esa rentabilidad se actúa en todos los sentidos, desde las condiciones de trabajo del personal que atiende a los residentes, mal pagados y con escasez de personal sanitario, hasta el propio diseño de los residencias, más concebidas como almacenes de ancianos que como lugares en los que vivir de manera amigable, humana.

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Ambos factores -los relacionados con la dotación de personal y los que tienen que ver con el diseño de las instalaciones- pueden estar detrás de la tragedia que se ha vivido en las residencias de ancianos. Evidentemente, el virus parece que multiplica su letalidad con personas que tienen otras afecciones como la hipertensión o las dolencias cardíacas y que éstas son más comunes con las personas de mayor edad. Pero no es menos cierto que esa incidencia ha sido mucho menor en países, fundamentalmente del norte de Europa, en los que el modelo residencial es mucho más empático, con mayores dotaciones de personal especializado y con una dimensión mucho menor que en otros lugares como es el caso de España en los que proliferan centros enormes y masificados y con poco personal especializado en los que, una vez que entraba el virus era prácticamente imposible detener su expansión. Las diferencias entre ambos modelos se explican muy gráficamente en este artículo(7) publicado por InfoLibre el pasado día 5 de mayo.

Para el futuro, el problema de las residencias se puede abordar desde distintos ámbitos. El primero de ellos puede estar en el campo laboral para que las familias puedan conciliar de verdad la vida laboral y la familiar y puedan volver a hacerse cargo del cuidado de sus mayores. En los casos en los que esto no sea posible, es urgente repensar el modelo de los centros asistenciales, evitando los macrocentros masificados y avanzar hacia las soluciones de una escala mucho más humana, siguiendo el modelo sueco.

En los dos casos –sanidad y residencias de mayores- es preciso evitar el enfoque empresarial movido por el interés económico y avanzar hacia un sistema público en el que las personas ocupen el centro de atención. Para ello harán falta muchos recursos económicos; algo difícil, pero no imposible. Todo depende de las decisiones políticas que se tomen y para que estas vayan en la dirección adecuada es necesaria la movilización de toda la ciudadanía para exigir que nuestros derechos no se transformen en el negocio de unos pocos. Pero todo esto, las posibilidades de financiación y la acción política para transformar la realidad, será el tema de los dos capítulos finales de estos apuntes para la salida de una crisis.

(1)https://ctxt.es/es/20200501/Politica/32195/diaz-ayuso-sanidad-privatizacion-empresas-florentino-perez-villar-mir-gorka-castillo.htm
(2)https://www.fadsp.org/index.php/sample-sites/manifiestos/1726-la-privatizacion-de-la-sanidad-publica-en-cataluna
(3)https://www.infolibre.es/noticias/politica/2019/04/29/el_mapa_privatizacion_sanitaria_asi_avanza_negocio_sistema_cada_comunidad_93638_1012.htm
(4)https://elpais.com/sociedad/2020-03-25/la-sanidad-privada-recorta-plantilla-y-cierra-centros-en-plena-pandemia.html
(5)https://www.facebook.com/709245539242665/posts/1534079696759241/
(6)https://elpais.com/economia/2020-05-02/residencias-de-mayores-cuando-la-busqueda-de-beneficios-devalua-la-calidad-de-los-servicios.html
(7)https://www.infolibre.es/noticias/politica/2020/05/05/el_drama_las_residencias_plantea_necesidad_avanzar_hacia_modelo_sueco_basado_unidades_convivencia_106349_1012.html

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