Una antología que recoge una treintena de cuentos de autores de todo el mundo, entre ellos uno de Dela Uvedoble, amadrinada por Rosa Montero y gestionada por Maru San Martín, que constituyen “un bouquet de esencias del idioma español. Veintitrés acentos los colorean”

OPINIÓN. Tribuna Abierta. Por 
Dela Uvedoble
Hilvanadora de historias

01/07/21. Opinión. La escritora malagueña Dela Uvedoble publica este texto en EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com sobre la presentación del libro ‘Labios rojos, chocolate y una rosa’, en la sala Ecco de la Fundación Ory de Cádiz. Se trata de una antología de treinta cuentos elaborados por otros tantos escritores de todo el mundo, en un taller impartido por Rosa Montero durante el confinamiento,...

...y que gracias a Maru San Martín se han reunido en un solo libro.

La noche más corta, el cariño más largo

Noche de San Juan. La luna henchida colgaba del cielo iluminando Cádiz, haciendo brillar aun más su piel de plata. El solsticio ha sido dadivoso.


Esa tarde inaugural del verano presentamos en la sala Ecco, gracias a la generosidad y mecenazgo de la fundación Carlos Edmundo de Ory, la Antología ‘Labios rojos, chocolate y una rosa’ (Ediciones Educación y Cultura 2020).


Los dos extravagantes personajes que la escritora Rosa Montero escogió entre más de cuatrocientos tipos creados por sus alumnos durante los talleres impartidos en el confinamiento, cobraron vida.

Ahora “el alérgico a los tejidos y al chocolate” imaginado por Elisa Rubinsztein y “quien se sale de los limites de sus labios” de Inmaculada Melguizo viven caleidoscópicas existencias entre las páginas de un libro coral con portada del pintor mexicano Fernando Figueraz y pródigo prólogo de la mismísima Rosa.

Los cuentos son un bouquet de esencias del idioma español. Veintitrés acentos los colorean. Tras sus títulos nos guiñan seres enamorados, infieles, niñas cándidas, mujeres pícaras, hijos resentidos, muebles malditos, monjas atípicas, madres odiosas, licántropos, senectudes, juegos de seducción, hipocondríacas, defensores de su sexualidad, bailarinas, cigüeñas, una mona y algún que otro dictador.

Las seguidoras de los talleres de Montero, convertidas en abejas laboriosas, vimos nuestras letras impresas ¡y de que precioso modo! gracias al arrojo de una visionaria, la mexicana de origen español Maru San Martín, que no dudó en invertir su tiempo y su dinero en reunir treinta de estos relatos, escogidos por un jurado profesional y la propia Rosa de entre todos los recibidos, en un libro. A pesar de encontrarse con escollos, los principales hallarnos en medio de una pandemia y la distribución, lo logró. Su afán ha sido el de dar a conocer a nuevas plumas, visibilizar a autores que no tienen medios para promocionarse. Y para acentuar este deseo de mecenazgo las regalías y el total importe de las ventas vuelan a la organización families4peace, ONG española de ayuda al refugiado.


Las gaviotas que sobrevuelan el hermoso patio de la fundación Ory no necesitan invitación, son las gorronas que se cuelan en todo evento. Se carcajean de los humanos reunidos alrededor de un libro. Pienso que quieren pasar la tarde oyendo historias.

Esta ha sido mi primera presentación fuera de la órbita de lo virtual. Mando un abrazo al conductor del acto, Salvador García, que con su profesionalidad nos hizo sentir a las tres autoras ponentes como si habláramos en nuestra sala de estar, moderando la charla y llevándola por buen camino.

El feedback entre los asistentes y nosotras fue notorio y la lectura de un trocito de nuestros cuentos muy aplaudida por manos a las que movían el corazón.

Si los años no pican el azogue de mi mente juro que no olvidaré este día. Llevé prendido en el vestido un broche que representa una salamandra. Fue mi modesto homenaje a Rosa, que luce una tatuada en su piel.


“Estos reptiles simbolizan la regeneración” dice ella que tiene una colección de casi trescientas representaciones de estos animales repartidas por toda la casa. El primero se lo regaló su marido, Pablo Lizcano, tristemente ausente desde hace diez años. Un dragón de Komodo tallado en madera que mide dos metros y la protege de todo mal estirado, igual que sus perras, sobre el parqué del salón.


Los artistas son de molde único, pero a veces convergen sus gustos por fetiches. El poeta Carlos Edmundo Ory, cuya fundación fue nuestra anfitriona, también mostraba simpatía por los reptiles; su logo muestra un sombrero y un saurio unidos por una cuerda. Uno de sus libros, editado por Unicaja en 1999, se titula “Historia del lagarto”. Las genialidades se entrecruzan.

Maru San Martín, gestora cultural, mecenas y “varita mágica” que hizo posible la antología… pese a muchos dolores de cabeza


Como malagueña tengo que agradecer doblemente el cariño demostrado hacia mí por parte de mi taller de escritura gaditano impartido por María Alcantarilla (periodista, poeta, fotógrafa). La pandemia cerró puertas, pero abrió las ventanitas de los zooms. La tecnología nos permite el acercamiento a personas y culturas de las que nos separan kilómetros contribuyendo a que nuestra escritura se vuelva más rica.

Entre las integrantes del grupo de autoras de la Antología tenemos un compañero, “Eres él” como lo bautizó Rosa el día que lo conoció en una librería de Madrid donde firmaba ejemplares de ‘La buena suerte’, título premonitorio para nosotras. Las brasileñas del grupo han tenido la idea de traducir ‘Labios rojos, chocolate y una rosa’ al portugués, así que pronto oiremos nuestros cuentos con el dulce acento luso. Algarabía de palabras sonoras se cruzan en los wasaps y risas infinitas para desenredarlas. La locura por las letras nos ha llevado a participar en un Mundial de Escritura (11.000 jugadores) en el que hemos tenido que pergeñar un cuento cada día durante 12 jornadas consecutivas, con temas dados por consigna. Aunque no pasamos a semifinales nos cabe el orgullo de haber cumplido, cosechando entre el equipo de “LaRosa” como le pusimos, 170 textos con los que seguiremos trabajando en nuestro “Tallerío”.

Purificación García (derecha) y Dela Uvedoble (izquierda) las dos autoras malagueñas


Vuelvo a Cádiz para decir que pude abrazar a mis compañeras del “Laboratorio de escritura” de su Universidad. Lo único que lamento es que las restricciones aún vigentes nos impidieran los besos y juntar las mesas, pero tuvimos abrazos de soslayo, fuertes y sostenidos, que tal como hemos estado no es poco. Agradecerles la acogida que han dado a la antología, arropándonos y comprando ejemplares. Bastó la invitación de Purificación García y Thais Gamaza para que llenaran el patio de la fundación completando aforo. Casualidades del destino o que nuestra Andalucía lo da, cinco de las autoras del libro somos andaluzas y cuatro, alumnas de los talleres de la UCA. Ha hecho falta un concurso internacional para conocernos.

Siendo yo parte y arte de este libro quizá parezca que no sea apropiado que haga esta crónica. No pretendo que sea tal sino un agradecimiento profundo a todos cuantos han hecho posible este encuentro de culturas, de cuentistas de todo el mundo hispano que jamás soñamos con ver nuestras letras impresas bajo el madrinazgo de una Premio Nacional de las Letras.

Este texto, aunque vaya con mi nombre, está firmado por Maru San Martín, que dejó su espléndido cuento fuera de concurso para ser la antóloga, Ana Cecilia Wadsworth  (peruana), Andrea Centeno (argentina), Arancha Naranjo (palentina), Carmela Climent  (valenciana), Carmen Martagón (onubense), Chantal Mas (mexicana), Charo Martínez (madrileña), Claudia Moreno (colombiana), Conchi Vacas (madrileña), Cristina Gutiérrez Mar (mexicana), Malú Avellana (peruana), Elena Fuertes (valenciana), Eva Hinojosa (zaragozana), Eva Pérez (gallega), Fernando Villar (madrileño), Gema Blasco  (valenciana), Mari Carmen Fernández (jerezana), María Eva Ferrold (madrileña), María Fernández (gallega), Marina Limiñana (alicantina), Patricia Bermúdez (mexicana), Pilar F. Bravo (cacereña), Pilar Uruñuela (logroñesa), Purificación García (malagueña), Rosa Vázquez (mexicana), Rosely Daltério( brasileña), Roxana Mercado (boliviana), Thais Gamaza (gaditana), Valeria Villa (argentina) y la que suscribe:
Dela Uvedoble (malagueña)

*‘Labios rojos, chocolate y una rosa’ está disponible en la plataforma: www.todostuslibros.com